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Maquiavelo: Política y Legado

La política de nuestros días a nivel global parece haberse distanciado extremadamente de los cánones éticos y morales que están llamados a preservar la dignidad humana, y contrarrestar visiones cosificadas de la persona humana

  • DYLAN J. PEREIRA

02/11/2024 05:00 am

El Renacimiento, época caracterizada por el florecimiento de las artes, el comercio, y el pensamiento, fuertemente influenciada por corrientes como el mercantilismo, fue el telón de fondo y el caldo de cultivo para que Nicolás Maquiavelo redefiniera el lenguaje y concepto de la política, y de las formas de gobierno.

Nicolás Maquiavelo nace en Florencia en 1469, y muere en la misma ciudad en 1527. Fue un filósofo político, diplomático, y escritor italiano, considerado padre de la ciencia política moderna, precursor de la realpolitik y un gran estadista florentino. Vivió en la Florencia de los Médicis, en tiempos de Lorenzo el Magnífico y Pedro II de Médicis, en un momento crítico de la edad moderna.

Tras la caída de Girolamo Savonarola (1498) fue nombrado secretario de la Segunda Cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que le llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I de Habsburgo y César Borgia, entre otros.

Maquiavelo como pensador fundamental de la Razón de Estado o el republicanismo, delineó e influenció el pensamiento occidental universal en general y en especial del Estado moderno, como lo acreditan el reconocimiento de varios autores, filósofos y pensadores occidentales de transcendencia como J.J Rousseau o Thomas Hobbes.

Jürgen Habermas, filósofo y sociólogo alemán, afirma que frente la visión aristotélica de la política, entendida como “la doctrina de la vida buena y justa”, donde no solo está correlacionado, sino que es dependiente de la ética, la visión moderna de la política se ofrece a través de Maquiavelo, como una noción realista de la técnica del poder y sus relaciones, donde las relaciones de poder están separadas de la ética; Hobbes afirma que el fundamento para Maquiavelo de la razón de Estado y la política es precisamente esta relación entre ética y política, ofreciendo una postura realista. A partir de Maquiavelo, y como lo concibe más tarde Antonio Gramsci, la realidad política y social es praxis, en el sentido moderno (marxista), alejándose de la teoría conceptualista, a veces utópica.

Una faceta fascinante de Maquiavelo fue en la diplomacia. Las Relaciones Internacionales tienen sus raíces en concepciones y paradigmas medievales, que son retomados en la Edad Moderna, para configurar con el carácter científico de la nueva institución de las Relaciones Internacionales. La experiencia de Maquiavelo en las Cortes extranjeras le permitió percibir la importancia que para un Estado tenía el que se gestionaran sus asuntos en los diversos foros extranjeros. A lo largo de su obra se pueden encontrar rastros de la impronta que dejó la experiencia diplomática de Maquiavelo en su pensamiento, y, sobre todo, como perfiló a través de sus ideas, escritos y acciones la teoría y praxis de las relaciones internacionales en la Edad Moderna, cuyos rasgos son aún tangibles hoy.

Si bien es factible concordar que ningún período histórico supone una fractura radical con su precedente, fenómeno al que el Renacimiento no es ajeno, en el ámbito de la diplomacia y las relaciones internacionales, el Siglo XV supuso una regeneración total en el ordenamiento de este campo, inscrito por supuesto en la evolución radical de la ciencia política, donde Nicolás Maquiavelo fue un actor central. Al respecto el reconocido profesor Rafel Calduch (1993) explica que, “Desde el siglo XV hasta la actualidad, la diplomacia se convirtió en permanente. (…) Ello era una consecuencia directa de la concurrencia de nuevos factores internacionales entre los que destacan: la emergencia de los modernos Estados europeos, el nacimiento de un nuevo sistema de relaciones económicas capitalistas y la expansión ultramarina, que puso en contacto a las principales potencias europeas con los grandes imperios de Extremo Oriente y del continente americano. Estas nuevas condiciones políticas y económicas del mundo internacional exigían una básica institucionalización de la acción exterior de las monarquías, que necesitaban unos órganos permanentes de representación y unos canales oficiales de comunicación e información ante las autoridades de terceros países.” (p.1-2)

Maquiavelo consolida la tradición de los informes diplomáticos, de contenido confidencial y destaca el valor de ellos, ya que los reconoce como documentos fundamentales de referencia para la toma de decisiones, en este caso de Florencia, de su política exterior hacia la otra ciudad, reino, o Estado.

En Epistolario 1512-1527, una colección de cartas públicas y privadas Maquiavelo narra algunas vivencias experimentadas durante sus misiones como representante diplomático de Florencia. Su principal objetivo político fue preservar la soberanía de Florencia. Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de Francia y el Papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1512).

Según el profesor Sebastián Cote (2011) Maquiavelo señala una y otra vez la importancia de las embajadas y la variable de información y proyección política que aporta un funcionario en el exterior: “El papel más importante que se le encomienda a un legado que está fuera de su país al servicio de un príncipe o de una república es el de hacer conjeturas acertadas sobre lo que puede suceder en el futuro, tanto respecto a las negociaciones como a los acontecimientos, porque el que conjetura con tino e informa a su superior como conviene, le brinda la ocasión para que éste pueda prever las situaciones y prepararse con el debido tiempo.”

Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra maestra, El príncipe (Il principe), obra inspirada en César Borgia, que Maquiavelo terminaría en 1513 y dedicó a Lorenzo de Médicis (a pesar de ello, sólo sería publicada después de su muerte).

La política de nuestros días a nivel global parece haberse distanciado extremadamente de los cánones éticos y morales que están llamados a preservar la dignidad humana, y contrarrestar visiones cosificadas de la persona humana. Pero, es fundamental comprender y ser conscientes del pragmatismo interesado, y muchas veces deshumanizado de la política contemporánea para construir desde allí vías que nos permitan el retorno a un Política virtuosa.

Dylanjpereira01@gmail.com 
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