Cecilio Acosta nació en 1818 en San Diego de Los Altos, un pueblito del actual estado Miranda, por lo que su visión como escritor y filósofo, además de abogado, estuvo marcada por la educación en el Seminario Santa Rosa de Caracas donde, como muchos de su tiempo, aspiró –originalmente- a ser presbítero del clero capitalino.
Por sus gustos y formación no se acercó al mundo político de esos años. En 1856 escribe: Cosas sabidas y cosas por saberse, un excelente ensayo sobre educación.
Por sus gustos y formación no se acercó al mundo político de esos años. En 1856 escribe: Cosas sabidas y cosas por saberse, un excelente ensayo sobre educación.
Escribió ensayos en periódicos de su tiempo dentro de una línea del pensamiento humanista y liberal. Se centra en temas como: industria, propiedad, inmigración, imprenta, electricidad, el uso del vapor, así como el telégrafo.
Sus ensayos marcaban una recapitulación histórica y de madurez jurídica que debía tomar la República para, con una instrucción adecuada, lograr un país mejor y más justo.
En 1881, nos dejó este precursor de los ensayos nacionales quien observaba a Venezuela dentro de un conjunto de posibilidades que la harían indudablemente, distinta de aquella tierra rural y de montoneras que se movía en su tiempo.
¿Cuántos Cecilio Acosta requerimos en este siglo XXI? Si hubo uno en el pasado, quizá lo haya entre nuestras actuales generaciones.
@RafaelMartinezN
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