El filántropo Gualdrón
MIGUEL AZPÚRUA. El 22 de diciembre de 1934 falleció el doctor Gualdrón, cerca del mediodía, asistido por un sacerdote, con tranquilidad en su rostro, recibiendo la comunión final; se marchó en paz...
Un personaje de gran trascendencia y significación en la historia moderna del estado Lara, fue sin duda alguna el doctor Ramón Esteban de los Ángeles Gualdrón, nacido en la Barquisimeto bucólica de la segunda mitad del siglo XIX, el 1º de agosto de 1865; hijo natural del rico hacendado cafetalero falconiano Basilio Morales y de la modesta dama Eugenia Gualdrón, quien se encontraba a su servicio doméstico; y quien lo trajo al mundo, mientras su vida se extinguía, convirtiéndose en huérfano desde el momento de su nacimiento. Pues bien, su tía materna, doña Francisca Gualdrón de Ponce, se hace cargo del párvulo supliendo con eficiencia los deberes de su extinta hermana y le dedica especial cuido y formación en un hogar notoriamente cristiano, cuya casa colonial está ubicada -reconstruida- en la actual carrera 18, entre las calles 23 y 24; y apenas con dos meses de nacido -2 de octubre de 1865-, recibe los santos óleos del bautismo de parte del sacerdote José María Raldíriz, siendo sus padrinos doña Josefa Benita Salas y don Clodomiro Anzola.
Y aunque muy poco relativamente se conoce de su niñez, es de destacarse que a los 10 años, ingresa en el colegio particular del presbítero doctor Nicolás Centeno, para cursar filosofía, teniendo como condiscípulos a Juan Alberto Olivares, Antonio Inchauspe, Carlos Olivares, Demetrio Casa Mayor, Eduardo Manzanares y Francisco de Paula Vásquez. Su discípulo, doctor Antonio Álamo, testimonia con estas palabras al doctor Gualdrón:
“-Fue una especie de obrero, resaltando su condición de esforzado, sin dinero ni títulos que lo favorecieran en su infancia, se abría paso por sí mismo en una existencia llena de dificultades, esfuerzos y méritos”. El propio doctor Gualdrón plasmó en sus “Reminiscencias”, las siguientes acotaciones: “-Era mi edad feliz, en que jugaba entre ilusiones mil, como el ave en el boscaje umbrío, lejos, muy lejos, del cazador aleve”; y a sí mismo se define como un estudiante enamorado, embebido entre libros, y entusiasmado de la misma manera por una jovencita a quien amó toda su vida, casándose con ella en 1892, y formando un hermoso hogar, con doña Atilia Bastidas de Gualdrón, del cual nacieron sus hijas, Rafaela y Dolores Mercedes.
Y aunque nos adelantamos un poco en la trascendencia de su notable vida, es muy importante señalar que Ramón Gualdrón obtiene a los 20 años su título de Maestro en Instrucción Primaria, en la Escuela Normal Nº 5, dirigida por el educador colombiano Ananías Cote; grado firmado por los profesores Manuel Pimentel y José Macías Inchauspe, en Caracas, el 21 de enero de 1885. El Colegio Federal de Primera Categoría le expide el título de “Bachiller en Ciencias Médicas y Cirugía”, el 31 de agosto de 1894; preámbulo de su título de Doctor en Medicina, con la mención de sobresaliente, certificado por el doctor Simón Wohnsiedler, con la firma del rector, doctor Eliodoro Pineda, de fecha 30 de agosto de 1896. Poco después inicia sus estudios de Derecho, en la misma institución, siendo coartados en 1900, en su 4º año de carrera jurídica, por disposición del entonces Presidente de la nación venezolana, general Cipriano Castro, eliminando los cursos superiores de estos colegios profesionales, limitándolos al grado de bachiller.
Gualdrón fue un educador esforzado, las materias de su empeño y dedicación, fueron principalmente: Historia Natural, Formación Cívica, Gramática castellana, Francés, Geografía de Venezuela, Filosofía y Trigonometría; destacándose también como escritor y publicador de textos, con temas de Higiene, Moral, Cívica y Urbanidad. Como periodista dejó también una huella imborrable, dirigiendo las publicaciones: “La libertad propagandista”, “El Laurel”, “El Parlamento”, “La Democracia”, “Ciencia y Letras”, “La Violeta”, “El Eco de Minerva”, “El Verbo” y “La Caridad”; donde interactuaba lo moral y civil, con lo religioso y lo político. No obstante su labor como filántropo y altruista, alcanza su mayor dimensión al promover y fundar el “Asilo de huérfanos”, en 1917; donde sus dones de venezolano inmenso se palpan con esta dedicación por la orfandad y en su fuero interno, no escapa el recuerdo de su propio nacimiento y su condición social.
El 22 de diciembre de 1934 falleció el doctor Gualdrón, cerca del mediodía, asistido por un sacerdote, con tranquilidad en su rostro -según sus allegados presentes-, recibiendo la comunión final; se marchó en paz con sus semejantes y consigo mismo, de un ser tan comedido y religioso, no se podía espera algo menos. Su esposa doña Atilia le siguió en el camino final, el 15 de noviembre de 1947; su hija Rafaela abandonó este mundo el 25 de septiembre de 1968, Dolores Mercedes, quien ingresó a la congregación “Siervas del Santísimo Sacramento”, desde los 24 años, como Hermana María Celina, teniendo a su cargo la “Casa Hogar Doctor Gualdrón”, falleció en la iglesia “La Paz”, de Barquisimeto, el 11 de diciembre de 1990.
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