Saber donar
El juicio de que altruismo y egoísmo son las dos alternativas disponibles, parece falso. Hace falta ver con más serenidad y profundidad el tema de la donación, para llegar a soluciones prácticas y factibles
“Si un grupo desarrolla la donación como norma, los miembros del mismo respetarán esa norma y donarán, aun teniendo más tendencia a actuar como receptores o equilibradores en otros entornos. Esto reduce el riesgo de la donación: cuando todo el mundo contribuye, el pastel es más grande y los donantes ya no se ven obligados a contribuir mucho más de lo que reciben.” (Adam Grant)
El altruismo puede ser la forma más admirable de promover la donación. Sin embargo, con la experiencia de tantas iniciativas y propuestas, que procuran favorecer la donación, no parece ser la más efectiva. Los autores que han investigado en profundidad este aspecto de la conducta humana, introducen otro móvil para la donación: el “otrismo”. Una posible alternativa al altruismo que merece ser estudiada, tomando en cuenta la evidencia acumulada en diversas investigaciones.
El juicio de que altruismo y egoísmo son las dos alternativas disponibles, parece falso. Hace falta ver con más serenidad y profundidad el tema de la donación, para llegar a soluciones prácticas y factibles. Especialmente cuando lo que no tiene alternativa, es la donación misma. Es decir, cuando la donación es indispensable. Un caso que nos es cercano y sensible, es el de la donación voluntaria de sangre. Una realidad que afecta a muchos países donde la donación de sangre no puede ser remunerada. Es el caso de Venezuela, donde por ley, la donación es un acto libre que no tiene ninguna contrapartida económica.
Teniendo en cuenta que el próximo 14 de junio, se celebra a nivel mundial el día del donante voluntario de sangre. Vale la pena considerar algunas ideas que puedan servir como guía, para promover la donación de sangre a gran escala. Especialmente cuando después de la reciente pandemia del Covid 19, esta muestra de generosidad y solidaridad, se vio afectada por múltiples factores que la impactaron de forma negativa. Es sensato pensar en maneras renovadas y efectivas, para contar en los bancos de sangre, con la disponibilidad suficiente y adecuada de este vital líquido.
Para enseñar a donar se hace necesario dedicar más tiempo y atención a los donantes actuales y potenciales. Saber que los mejores donantes son aquellos que se generan con decisiones repetidas y cotidianas. Reconociendo que no existe un único tipo de reciprocidad. Fomentando asertivamente formas de establecer compromisos y sembrar convicciones, que hagan del acto de donar una actitud estable. Capaz de repetirse por una inclinación interior que da valor y brillo al compartir aquello que, también corporalmente, es un bien que no tiene precio.
“La mayoría de las veces que donamos, lo hacemos basándonos en un cóctel de diversos motivos que benefician tanto a los demás como a nosotros. Receptores y equilibradores presentan más probabilidades de donar cuando intuyen que su acción beneficia los intereses de los demás y también los suyos. Tal y como el primatólogo Frans de Waal escribe en La edad de la empatía: «La división entre egoísmo y altruismo podría ser una pista falsa. ” (Adam Grant)
José Antonio Gámez E.
jagamez@gmail.com
@vida.vibra
El altruismo puede ser la forma más admirable de promover la donación. Sin embargo, con la experiencia de tantas iniciativas y propuestas, que procuran favorecer la donación, no parece ser la más efectiva. Los autores que han investigado en profundidad este aspecto de la conducta humana, introducen otro móvil para la donación: el “otrismo”. Una posible alternativa al altruismo que merece ser estudiada, tomando en cuenta la evidencia acumulada en diversas investigaciones.
El juicio de que altruismo y egoísmo son las dos alternativas disponibles, parece falso. Hace falta ver con más serenidad y profundidad el tema de la donación, para llegar a soluciones prácticas y factibles. Especialmente cuando lo que no tiene alternativa, es la donación misma. Es decir, cuando la donación es indispensable. Un caso que nos es cercano y sensible, es el de la donación voluntaria de sangre. Una realidad que afecta a muchos países donde la donación de sangre no puede ser remunerada. Es el caso de Venezuela, donde por ley, la donación es un acto libre que no tiene ninguna contrapartida económica.
Teniendo en cuenta que el próximo 14 de junio, se celebra a nivel mundial el día del donante voluntario de sangre. Vale la pena considerar algunas ideas que puedan servir como guía, para promover la donación de sangre a gran escala. Especialmente cuando después de la reciente pandemia del Covid 19, esta muestra de generosidad y solidaridad, se vio afectada por múltiples factores que la impactaron de forma negativa. Es sensato pensar en maneras renovadas y efectivas, para contar en los bancos de sangre, con la disponibilidad suficiente y adecuada de este vital líquido.
Para enseñar a donar se hace necesario dedicar más tiempo y atención a los donantes actuales y potenciales. Saber que los mejores donantes son aquellos que se generan con decisiones repetidas y cotidianas. Reconociendo que no existe un único tipo de reciprocidad. Fomentando asertivamente formas de establecer compromisos y sembrar convicciones, que hagan del acto de donar una actitud estable. Capaz de repetirse por una inclinación interior que da valor y brillo al compartir aquello que, también corporalmente, es un bien que no tiene precio.
“La mayoría de las veces que donamos, lo hacemos basándonos en un cóctel de diversos motivos que benefician tanto a los demás como a nosotros. Receptores y equilibradores presentan más probabilidades de donar cuando intuyen que su acción beneficia los intereses de los demás y también los suyos. Tal y como el primatólogo Frans de Waal escribe en La edad de la empatía: «La división entre egoísmo y altruismo podría ser una pista falsa. ” (Adam Grant)
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