Los grandes cambios sociales, políticos, económicos y culturales de hoy, la desorientación y las distintas percepciones que tenemos de nosotros mismos y nuestro entorno, generan situaciones de incertidumbre, descontento y por lo tanto situaciones de conflicto.

Vivimos actualmente en la era de la digitalización, donde las redes sociales juegan un papel decisivo en la comunicación global, donde la interculturalidad y diversidad se encuentran frente a frente. La tecnología, los avances innovadores y el emprendimiento son las tres palabras claves de nuestra época. Pero, qué hay de los valores, de la empatía, del trabajo en comunidad y de la colaboración. Se debe empoderar al individuo con habilidades de cooperación, de toma de decisiones bajo estrés, de resolución de conflictos y de dilemas éticos, de pensamientos estratégicos y morales. La tecnología enseña contenidos, pero el hombre debe aprender de los valores, desde su entorno, desde su familia, desde la escuela y desde la comunidad a la que pertenece.

Valores como la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la libertad de expresión, la responsabilidad para con el prójimo, la capacidad para aceptar la crítica, la capacidad para poder pedir perdón, el poder reconocer errores, el no atentar en contra de la dignidad de las personas y de fortalecer la capacidad de diálogo y empatía. Todos ellos nos llevan a aprender a vivir en paz. No por el hecho de haber nacido, sabemos vivir en un ambiente de paz. “Se aprende a vivir en paz”.

Las máquinas no poseen la capacidad humana de preocuparse por los demás, comprender a cada persona de manera individual enfatizando sus esfuerzos y pasiones. Se debe trabajar sobre la conexión emocional, la cual nos llevará a comprender a las personas.

Aprender a vivir en paz es evitar que se recurra en excesos, en relativismo moral, en permisividad y en todo aquello que nos lleve a no respetar las libertades y derechos de los demás. El vivir como ser social, implica saber relacionarnos con nuestros pares, respetar derechos y obligaciones, saber vivir en una convivencia democrática ciudadana con perspectiva y solidaridad, bajo un pensamiento crítico y, ante todo, saber vivir en sociedad implica saber vivir en paz.

Hay que saber vivir en comunidad, enfrentando retos y necesidades de la vida real, actividades realizadas con un claro sentido grupal, fortaleciendo el aprendizaje cooperativo, dándonos oportunidad de reflexionar, nunca olvidando el compromiso moral que se tiene por el sólo hecho de vivir en sociedad.

La experiencia y el devenir de los eventos históricos ayudan a conformar la identidad de las personas y, por lo tanto, se desarrolla un sentido de responsabilidad y cuidado hacia los demás.

Debemos optar por una sociedad de continuo aprendizaje, basada en nuevas experiencias y desarrollando habilidades de empoderamiento para seguir creciendo, un crecimiento basado en el humanismo que nos lleve a relacionarnos con el prójimo de una manera armoniosa, así como a relacionarnos con el entorno y ser fuente de inspiración para otros, encontrando un propósito en la vida que la llene de entusiasmo, razón de ser y felicidad.

En fin, el mantenimiento de la paz es una responsabilidad compartida, y nuestro rol es promoverla. La convivencia pacífica es un pilar fundamental de la vida para el desarrollo sostenible y una condición para garantizar la dignidad de las personas. Después de todo, todos tenemos que aprender a vivir en paz. 

Eccio León R 

@el54r