Espacio publicitario

Edmundo: de “tapa” a candidato sorpresa

Es la primacía de la estrategia sobre la táctica, en el sentido de decidir más por las consecuencias que por las causas o las conveniencias. MCM, Rosales y Edmundo lo han hecho

  • DANIEL ASUAJE

24/04/2024 05:00 am

Edmundo González Urrutia es uno de los tres diplomáticos venezolanos que les llegó de modo sobrevenido ser candidato opción real de ser presidentes. El primero Diógenes Escalante en el siglo pasado, su odisea está magistralmente narrada por Francisco Suniaga en su novela “El pasajero de Truman”. Escalante no llegó a ser electo, sus problemas mentales se lo impidieron y con esto se selló en su momento el destino turbulento venezolano. El segundo fue N. Maduro. Escalante fue candidato de consenso entre el ala gubernamental y la opositora venezolanas, Maduro fue designado por el arbitrio del todopoderoso H. Chávez. El tercero es Edmundo González, quien por la terquedad gubernamental en aceptar la postulación de MCM, la preferida sentimental de la abrumadora mayoría nacional, generó el consenso de la oposición para ser nombrado candidato contra Maduro en las venideras elecciones. De su potencial electoral es un indicador los escasos seguidores que tenía en X, antes twitter, el pasado viernes, los 31.000 el día sábado, 40.000 el domingo y 61.000 en la mañana de lunes. Apenas el sábado ya se voceaban slogans espontáneos, reseñas biográficas, chistes y memes en las redes y hasta tres canciones en franca difusión: una en ritmo salsa, otra tecno y otra con arpa, cuatro y maracas.

Edmundo es hoy un sentimiento nacional en crecimiento y la mayor pesadilla del gobierno en estos momentos. No era previsible su nominación, pues él había dicho que era tan solo un candidato “tapa”: alguien para guardar el puesto a quien resultara designado por la oposición. No pudo ser Corina Yoris, ni tampoco M. Rosales por razones distintas, de modo que contra toda expectativa quien guardaba el puesto se quedó con él por voluntad unánime de la Plataforma Unitaria.

La situación actual es consecuencia de lo hecho por cada quien en su momento, pero el resultado no es el deseado para ninguno. MCM, a pesar de sus esfuerzos no logró ser aceptada, ni tampoco su designada. E. González es candidato en contra de sus deseos iniciales, Maduro no logró dividir a la oposición, dejarla sin candidato ni que MCM abandonara la ruta electoral, ni conjurar la anunciada derrota madurista. Tampoco la comunidad internacional logró unas condiciones electorales competitivas y EEUU tuvo que hacer un amago de sanciones surfeando entre la necesidad de lavar su cara con un gesto de respuesta a los desaires maduristas a sus reclamos, pero sin que por ello el régimen tenga más argumentos ni muchos menos estimular mediante un apriete de tuercas la migración de más de venezolanos quienes cuatro de cada diez ve en ello la solución a sus problemas. Tampoco Petro ni Lula tuvieron éxito en sus peticiones de flexibilización del régimen. En términos prácticos esto significa que todos los actores han de moverse en escenarios indeseados y las perspectivas es que las atractrices principales de sus dinámicas sean forjadoras de situaciones todavía más incómodas.

Maduro debe elegir ahora cuál es su mal menor: ir a elecciones y perderlas, hacerlas y desconocer el resultado sino logra ganarlas “como sea” vs sacar a su principal contendor del juego electoral o, suspenderlas. Sus costos de hacerlas parecen tan altos como los de no realizarlas o hechas de modo arreglado. Mantenerse en el poder será sumamente costoso para el régimen, pero el precio sigue siendo menor, o cuando mucho igual, a los de su salida, por lo que su elección del camino a seguir parece obvia para el régimen. En un intento de bajarlos Petro propuso un referéndum para garantizar la vida y derechos políticos del perdedor.

Si el margen de la derrota electoral es tal que sea inocultable, y todo indica que así sería por la concurrencia de electores y más aún si se asegura la presencia de testigos y logística necesaria –asunto nada fácil- este suceso podría, insistimos: podría, fracturar la cúpula gobernante. Diversos estudios ponen de manifiesto que las emociones dominantes en los venezolanos hoy día son la rabia y la tristeza. MCM y ahora Edmundo González son catalizadores de la esperanza y la alegría. El costo de una frustración colectiva forzada por el gobierno podría ser de consecuencias preferiblemente no pensables. Maduro no la tiene fácil y tal vez una opción que maneje sea postergar las elecciones hasta diciembre para desgastar a Edmundo, pero también le daría a su candidatura la posibilidad de aceitar mejor su maquinaria y más tiempo de maniobra a la comunidad internacional, Petro y Lula incluidos. La otra opción es mantener la fecha de las elecciones y llegar todos “hasta el final”. Cambiar de candidato sería un cisne negro.

Las camisas de fuerza de la realidad actual conducen a tener como criterio principal de decisión hacer lo que se pueda y no (todo) lo que queremos. Es la primacía de la estrategia sobre la táctica, en el sentido de decidir más por las consecuencias que por las causas o las conveniencias. MCM, Rosales y Edmundo lo han hecho. Veremos qué hace el resto.

@AsuajeGuedez
asuajeguedezd@gmail.com
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario