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El productor del campo

Y aunque golpeado por tanto hostigamiento, el productor del campo venezolano persevera labrando la tierra y criando el ganado. No es pesimista, solo objetivo. Sabe como pocos que así como llueve, escampa; que todo tiene su tiempo y que el suyo llegará

  • PEDRO E. PIÑATE B.

18/04/2024 05:02 am

Sobre el productor del campo venezolano, precisamos que ejerce la actividad económica y social más injustamente relegada en el otrora rico país petrolero hoy venido a menos en que vivimos: la agricultura. Esto aun cuando sin él, no serían posibles la seguridad alimentaria, el desarrollo rural y fronterizo, y la conservación del ambiente. En este entorno la producción nacional de alimentos y materias primas de origen animal y vegetal, es quizás la más conocida de sus misiones, ignorando muchos, que es el productor del campo venezolano con su familia y trabajadores, quienes habitan y desarrollan con su inversión y trabajo, ese inmenso espacio que es el campo, el cual se extiende entre la ciudad hasta el más último confín de la frontera.

Sembrando la tierra y criando el ganado, es como el productor del campo hace patria, asumiendo además la conservación del ambiente para su mejor legado a las futuras generaciones de venezolanos. Al igual que en otros países, y según sea su escala, nuestro productor puede ser pequeño, mediano o grande. Desde el que subsiste produciendo la cantidad mínima áe alimentos para cubrir sus necesidades, hasta el productor empresarial que abastece de alimentos y materias primas a los distantes mercados de las ciudades.

Interesantemente, cualquiera sea su tamaño, tiene el productor del campo venezolano el brío necesario para acometer sin falta cada año las siembras y sus cosechas en medio de todas la dificultades posibles. Desde las habituales de causa financieras, climáticas, o físicas por la vialidad inservible, pasando por la escasez de combustibles y electricidad rural que motorizan el campo, hasta los problemas de mercado e incertidumbre de precios y de pago oportuno de las cosechas, además del chantaje obligado por su traslado en los múltiples peajes y alcabalas. Sin embargo su intrepidez llega al límite ante la inseguridad rural y la pérdidas de garantías a la propiedad e inversión privada en el campo. También por el prolongado cerco económico de los controles, mientras los puertos se abren libres a las cosechas extranjeras.

Y aunque golpeado por tanto hostigamiento, el productor del campo venezolano persevera labrando la tierra y criando el ganado. No es pesimista, solo objetivo. Sabe como pocos que así como llueve, escampa; que todo tiene su tiempo y que el suyo llegará.

ppinate@gmail.com
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