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La BVC y la construcción sociocultural de Venezuela

La estrategia de la directiva de la Bolsa de Valores en este experimento de “acción colectiva” público-privada tiene algunas oportunidades si logra crear “alguna condición que haga que diversos sectores actúen a favor de un interés común”

  • JOSÉ ANTONIO GIL YEPES

18/04/2024 05:03 am

La Bolsa de Valores de Caracas realizó su Asamblea de Accionistas. En la presentación de Horacio Velutini, su nuevo presidente, se destacó que el plan de la nueva junta está fundamentado en la coordinación de las instituciones relacionadas con la recuperación del financiamiento en Venezuela: Banco Central, Superintendencia de Valores, Ministerio de Finanzas, la Asociación Bancaria, CONAPRI (el Consejo de Promoción de Inversiones), la Caja Venezolana de Valores, CANEVAL y CANIMEV. Poner de primero en el plan el reto del entendimiento entre sectores no es cualquier cosa en un país caracterizado, desde su fundación como república, por la descoordinación en sus relaciones intersectoriales.
 
La mayoría cree que nuestro primer problema es económico. Pero este problema se debe a cuestiones políticas. Nos sobran recursos naturales, hemos tenido profesionales capacitados y excelentes empresas. Lo que nos ha sujetado a la pobreza es el manejo politizado de la economía. Muchos juran que “esto se arregla cuando cambie el gobierno” y que “éramos felices y no lo sabíamos”. ¡Falso! El grupo que gobierna ofreció una revolución porque los anteriores no lograron incorporar al bienestar al 60% de la población. Lo cual explica que se cansaran de votar por los partidos del estatus y terminaron votando por Hugo Chávez.

¿Cómo se nos ha escapado de las manos, por 65 años, reducir la pobreza?”

En mi primer libro, El Reto de las Élites, (1978), concluí que el modelo anterior se caería si no le estaba respuesta a las expectativas económicas de las mayorías y que eso se debía a que las élites del país no estábamos respondiendo al reto de ponernos de acuerdo en las instituciones que necesitábamos para minimizar la pobreza. Parecía que éramos un país democrático y capitalista. Pero ambas instituciones estaban enfermas
de “Partidocracia” o gobierno en el cual los partidos se reservaron una cuota extra de poder en la toma de decisiones en políticas públicas. La concentración del poder empobrece porque inhibe y, a veces, castiga el éxito de los sectores que no son gobierno. Si, durante el chavismo, la pobreza ha crecido, ello se debe a qué sus gobiernos han concentrado más poder bajo una revolución que iba a reivindicar a los pobres quitándole a los ricos; autocalificada por el oxímoron “democracia hegemónica”.

La idea central de los dos regímenes aludidos ha sido evitar el crecimiento del poder de los empresarios y trabajadores y mantener a raya el poder de cualquier otro sector para que no se conviertan en un reto al poder del sector político-gubernamental. En el caso del binomio empresarios-trabajadores, ese freno lo aplicaron a través de decenas de políticas económicamente absurdas, estatistas y de controles exagerados, pero políticamente lógicas porque su objetivo no era crear riqueza ni salvar a los pobres, sino concentrar el poder, a pesar de llamarse “democracias”.

Por lo tanto, detrás de la explicación política de la pobreza se encuentra lo social o desencuentro entre sectores que no se comunican ni negocian para ponerse de acuerdo para compartir esfuerzos. Esto recuerda al sociólogo Mancur Olson, quien, en su libro The Logic of Collective Action, señala que …"Si los miembros de un grupo tienen un interés común, se supone que el grupo actuará lógica y racionalmente para alcanzarlo.” Pero, el mismo Olson cuestiona esta premisa diciendo que…“…a menos que el número de individuos sea muy pequeño, de que haya coerción o alguna otra condición que haga que los individuos actuen en pos de su interés común, individuos racionales e interesados no actuarán mancomunadamente para alcanzarlos.”

Esta bomba nos lleva a pensar que, más allá de lo social, existe un trasfondo de cultura y personalidad que nos conduce a no cooperar. De allí la cultura de la desconfianza intersectorial que reporté en El Reto de las Élites como explicación de nuestra mediocridad. La desconfianza induce y sirve para justificar el desencuentro social y luego político entre dichas élites y, por ende, nuestra pobreza económica.

La estrategia de la directiva de la Bolsa de Valores en este experimento de “acción colectiva” público-privada tiene algunas oportunidades si logra crear “alguna condición que haga que diversos sectores actúen a favor de un interés común.” Este reto me recuerda la experiencia de un juego de negociación que forma parte de mis talleres de Inteligencia Emocional y Liderazgo Eficaz: El juego “Rojo o Negro” consiste en maximizar la ganancia. La definición de “ganancia” la pone cada jugador. La regla básica es que, si todos los grupos escogen “rojo”, todos ganan un punto. Pero, si alguno de los grupos escoge “negro”, ese grupo gana un punto, y los que trataron de cooperar, escogiendo “rojo”, pierden un punto. Hicimos un experimento, dividimos a los participantes en dos subgrupos. A uno de ellos, le dimos información, en cada una de las 10 rondas de negociación, sobre el valor total acumulado por esa mini sociedad; una especie de PIB nacional. Al otro grupo no le dimos esa información. El subgrupo con información logró entender la lógica del juego y una mucho mejor puntuación cooperando; mientras que, en el otro, el resultado fue muy inferior y cada ronda de negociación fue un caos por traiciones a lo acordado.

Espero que la BVC y las otras instituciones que aspiran articular aprendan a crear las condiciones necesarias para cooperar abriendo trocha en una ruta psicológica, cultural, social, política y económica insuficientemente transitada por nosotros.

@joseagilyepes
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