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Estrenando moneda

DAVID UZCATEGUI. El llamado bolívar fuerte, está pulverizado. No entremos a analizar las razones, pero su poder adquisitivo es, al instante actual, sencillamente microscópico

  • DAVID UZCÁTEGUI

17/08/2018 05:00 am

La expectativa nacional en estos días gira en torno a lo que se ha bautizado como “reconversión monetaria”. Y es que parece ser la anhelada solución –o al menos un paliativo– a la compleja situación económica que Venezuela atraviesa al día de hoy.

Pero, ¿lo será realmente? Los venezolanos hemos perdido la capacidad de asombro y somos cada vez más incrédulos. Y no se trata de pesimismo crónico, sino más bien de observar una cadena de desaciertos que parece no terminar. 

Primero, lo primero. El llamado bolívar fuerte, está pulverizado. No entremos en este momento a analizar las razones, pero su poder adquisitivo es, al instante actual, sencillamente microscópico. 

Bien sabemos que necesitamos grandes cantidades de billetes para comprar el más elemental de los bienes de consumo. Eso, para no mencionar que las monedas pasaron a ser francamente inútiles desde hace años. 

Ciertamente, cuando la masa monetaria de una nación se ve puesta al límite por episodios de alta inflación, no queda otro remedio. De entrada, la reconversión monetaria es absolutamente urgente. 

Sin embargo –y lo que nos preocupa– es que, si no se corrigen los numerosos vicios del manejo de la economía que desembocaron en esta situación, dentro de poco tiempo nos encontraremos en el mismo sitio. Es un círculo vicioso.

Recordemos que, el 22 de marzo de este año, fuimos sorprendidos por el anuncio oficialista de una reconversión monetaria, enmarcada en el Decreto N° 3.239 de Estado Excepción y de Emergencia Económica, en donde la nueva moneda se denominaría bolívar soberano y su tasa de conversión para ese momento, sería de mil bolívares fuertes a un bolívar soberano.

Estaba previsto que este nuevo cono monetario entrara en circulación el 4 de junio. Sin embargo, el Poder Ejecutivo, reunido con la Asociación Bancaria y a petición de esta última, acordó prorrogar por sesenta días la entrada en vigencia, por lo que la nueva fecha quedó programada para el día 4 de agosto. 

El pasado 25 de julio, se pospuso nuevamente la aplicación de la reconversión monetaria para el 20 de este mes, con la novedad de que ahora la reducción sería de cinco ceros, es decir, 100 mil bolívares fuertes serán equivalentes a 1 bolívar soberano, quedando además la nueva moneda anclada a la criptomoneda petro. Otro cambio que sorprendió en este nuevo giro del proceso de reconversión monetaria. 

Vale recordar que el bolívar, unidad monetaria oficial de nuestro país, fue establecida en 1879 por el presidente Antonio Guzmán Blanco y permaneció durante todo el siglo XX y los primeros años del XXI hasta 2007, cuando bajo el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez se produjo la primera reconversión monetaria. Once años después, nos vemos en la necesidad de volver a atravesar por el mismo proceso. 

Y con esto retomamos lo que comentamos más arriba: si no se corrigen las causas, el bolívar soberano no solamente podría tener corta vida, sino además llevarnos a una situación similar a la actual en relativamente poco tiempo. 

Desde nuestro punto de vista, el asunto es extremadamente complicado. 

El mismo gobierno sabe esto y por ello se ha anunciado, junto a la reconversión monetaria, un programa de recuperación económica. Sin embargo, luce bastante etéreo e impreciso, de cara a la complejidad de lo que sucede. 

El anclaje a la criptomoneda petro no logra concitar la confianza de los actores financieros, ya que es la primera vez que el gobierno de un país lanza un instrumento de este tipo, que debe estar regido por las reglas del libre mercado y no por parcialidades, intereses políticos o de particulares, lo cual ha generado muchas suspicacias. 

Por otro lado, se sigue hablando de subsidios, cuando nuestras fuentes de ingresos están exhaustas y adicionalmente, se vuelve a confiar una vez más en el petróleo para sanear los números del Banco Central de Venezuela. 

El eterno error se continúa prolongando. Se trata de ser productivos y de diversificar la economía, no de reincidir en desatinos que nos han convertido en una nación débil y vulnerable en lo financiero. Debilidad y vulnerabilidad que va a sentirse, finalmente, en los bolsillos de la gente. 

Los elevados precios del petróleo trajeron toda una serie de malas prácticas en el manejo de las finanzas nacionales, las cuales no pueden ser resistidas por economía alguna. 

Al caer dichos precios, la cruel realidad nos explotó en la cara y demandaba correctivos inmediatos, que al día de hoy no se han tomado. 

Hablamos de orden, de disciplina fiscal, de productividad, y sobre todo, de entender que la iniciativa particular es la verdadera médula de un país. No se puede recargar todo el funcionamiento de la economía de una nación en los hombros del Estado, y menos aún contando con un recurso tan volátil como lo es el petróleo. 

duzcategui06@gmail.com
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