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En la mera encrucijada

Ciertamente siendo repetitivo, en el más alto interés de la nación, es tiempo ya de cambiar y de corregir todo esto. Para ello hay que hacer, hay que construir ese futuro mejor que los venezolanos anhelamos

  • PEDRO E. PIÑATE B.

28/03/2024 05:01 am

“Venezuela y los venezolanos nos encontramos hoy en la mera encrucijada” escribí en estas páginas de El Universal en 2015. Y añadí: “Si se sigue como vamos retrocedemos más y perdemos. Si cambiamos, enderezamos y mantenemos sin distracciones el rumbo hacia el bienestar y progreso, la potencialidad del país y su gente trabajadora, permitirá entrar rápidamente al mundo en desarrollo. Y es que Venezuela lo tiene todo para prosperar excepto el liderazgo adecuado del progreso. Sin visión del país desarrollado que podemos tener, no se termina de comprender que el mundo gira en positivo, no en negativo. Que construir el país no es posible destruyéndolo, deformando y desvirtuando los valores esenciales del trabajo, el respeto, la propiedad, la familia, la religión, la moral ciudadana. Por sobre todo sin querencia, solo desdén, conduciendo el país y a los venezolanos a ninguna parte, manteniéndonos secuestrados del mundo global que en cada vuelta progresa y logra más bienestar, ahorrando, invirtiendo y trabajando, no lo contrario como aquí.”

Ciertamente siendo repetitivo, en el más alto interés de la nación, es tiempo ya de cambiar y de corregir todo esto. Para ello hay que hacer, hay que construir ese futuro mejor que los venezolanos anhelamos. Su requisito primero y urgente, pasa por restituir a plenitud, la democracia, la libertad y el estado de derecho. Solo así podremos detener el doloroso éxodo que del país en desgracia, silencioso continúa, y ya ha alejado 8 millones de nuestros compatriotas.

En cuanto a cómo se construye ese futuro mejor, buena luz da el filósofo y académico argentino Santiago Kovadloff quién plantea que “hay que repensarlo todo”, y en una conferencia magistral en 2021 en Buenos Aires expuso:

“Podemos decir que el futuro ya está adelante nuestro: es una realidad venidera con la que ya contamos. Aunque la concepción natural del futuro es esta certeza de que el tiempo venidero nos aguarda, es conveniente contraponerle otra idea: el futuro es una construcción, en la medida en que le infundimos un contenido desde el presente; es decir que ese futuro es lo que de él hacemos desde ya. Tendremos el futuro que sepamos construir, con las características del esfuerzo, del empeño y de la tenacidad que pongamos al infundirle un contenido. Para que haya futuro es preciso construir sentido, de tal manera que el verdadero contenido del presente está dado por lo que el pasado ha hecho de nosotros, por lo que nosotros podemos hacer con el pasado, y por lo que hacemos con el porvenir que queremos como ideal”.

ppinate@gmail.com
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