Ella sabe
Con el pueblo llano es otra cosa. Como suele suceder cada cierto tiempo, la gente sencilla sabe reconocer con facilidad a quien representa sus inquietudes más sentidas. Es una conexión de otro orden. Supera lo simplemente racional
“Abierta está mi alma; De cara al sol que alumbra; Su voz que me desarma La tengo bien guardada en el menguante de la luna; La encuentro en cada verso; De un libro de Neruda; Y todo el universo (…) Sonríe y canta todas las mañanas Saluda con dulzura y elegancia Es que eh-eh-ella; Eh-eh-ella Me llena cada día De amor y de esperanza Es que eh-eh-ella Eh-eh-ella.” (Jorge Luis Chacín)
Desde antes de ser elegida como candidata había demostrado temple y buen juicio para la lucha política. Eso aunado a un sentido de la coherencia y honestidad, que ha resistido la confusa tentación del poder. Estas cualidades han hecho que los más analíticos y críticos, entiendan que es la persona elegida para liderar a la mayoría de los venezolanos. Elegida en elecciones libres y directas. La capacidad de adelantarse sin precipitarse denota un carácter, que va más allá del simple carisma publicitario. Sin embargo, no es fácil saber a dónde se dirige. Allí es donde el ciudadano de a píe quiere pensar que simplemente: “ella sabe”.
Con el pueblo llano es otra cosa. Como suele suceder cada cierto tiempo, la gente sencilla sabe reconocer con facilidad a quien representa sus inquietudes más sentidas. Es una conexión de otro orden. Supera lo simplemente racional. Tampoco se puede calificar únicamente como emocional. Es un tipo de empatía que se puede enmarcar dentro de lo vivencial. Es decir, la conexión que se establece entre aquellos que sienten lo mismo, porque viven lo mismo. En nuestro caso porque han padecido de igual forma. Padecer la ausencia de los más queridos. De aquellos que de una manera o de otra, nos han abandonado.
El hecho de que sea una mujer la que tenga sobre su cabeza el destino de un pueblo, es algo nuevo dentro de nuestra atropellada historia republicana. Mucho más si tomamos en cuenta, que los cultores del resentimiento y el odio se han caracterizado por manifestar abiertamente sus raíces sexistas y por supuesto machistas. De cualquier forma, no podemos dudar de las condiciones humanas de esta mujer. Especialmente de su conciencia de hija y de madre. Posiblemente una de las cualidades que más entra en sintonía, con ese gran colectivo que representan las mujeres venezolanas. Grande no solo por su número, sino sobre todo por su influencia.
Podemos concluir nuevamente: “ella sabe”. Por lo menos sabe algo, que la mayoría no sabemos. Muchas veces con dificultad podemos intuir. Qué duda cabe de que el personal femenino nos superó y en mucho, con eso que llaman intuición. Esta conclusión nos permite descansar en la confianza. La confianza y el deseo de una Venezuela mejor. No se trata simplemente de un cambio. Requerimos una mejora. En la calidad intelectual y moral de nuestros gobernantes. A los aliados foráneos solo pedimos que mantengan a raya a los invasores. Al igual que nosotros, esperamos comprobar con el devenir y las decisiones: “ella sabe”.
José Antonio Gámez E.
jagamez@gmail.com
@vida.vibra
Desde antes de ser elegida como candidata había demostrado temple y buen juicio para la lucha política. Eso aunado a un sentido de la coherencia y honestidad, que ha resistido la confusa tentación del poder. Estas cualidades han hecho que los más analíticos y críticos, entiendan que es la persona elegida para liderar a la mayoría de los venezolanos. Elegida en elecciones libres y directas. La capacidad de adelantarse sin precipitarse denota un carácter, que va más allá del simple carisma publicitario. Sin embargo, no es fácil saber a dónde se dirige. Allí es donde el ciudadano de a píe quiere pensar que simplemente: “ella sabe”.
Con el pueblo llano es otra cosa. Como suele suceder cada cierto tiempo, la gente sencilla sabe reconocer con facilidad a quien representa sus inquietudes más sentidas. Es una conexión de otro orden. Supera lo simplemente racional. Tampoco se puede calificar únicamente como emocional. Es un tipo de empatía que se puede enmarcar dentro de lo vivencial. Es decir, la conexión que se establece entre aquellos que sienten lo mismo, porque viven lo mismo. En nuestro caso porque han padecido de igual forma. Padecer la ausencia de los más queridos. De aquellos que de una manera o de otra, nos han abandonado.
El hecho de que sea una mujer la que tenga sobre su cabeza el destino de un pueblo, es algo nuevo dentro de nuestra atropellada historia republicana. Mucho más si tomamos en cuenta, que los cultores del resentimiento y el odio se han caracterizado por manifestar abiertamente sus raíces sexistas y por supuesto machistas. De cualquier forma, no podemos dudar de las condiciones humanas de esta mujer. Especialmente de su conciencia de hija y de madre. Posiblemente una de las cualidades que más entra en sintonía, con ese gran colectivo que representan las mujeres venezolanas. Grande no solo por su número, sino sobre todo por su influencia.
Podemos concluir nuevamente: “ella sabe”. Por lo menos sabe algo, que la mayoría no sabemos. Muchas veces con dificultad podemos intuir. Qué duda cabe de que el personal femenino nos superó y en mucho, con eso que llaman intuición. Esta conclusión nos permite descansar en la confianza. La confianza y el deseo de una Venezuela mejor. No se trata simplemente de un cambio. Requerimos una mejora. En la calidad intelectual y moral de nuestros gobernantes. A los aliados foráneos solo pedimos que mantengan a raya a los invasores. Al igual que nosotros, esperamos comprobar con el devenir y las decisiones: “ella sabe”.
José Antonio Gámez E.
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