La reciente ley básica que reafirma a Israel como Estado-Nación del pueblo judío ha generado serias discusiones. Al fin y al cabo, se trata de un país genuinamente democrático, en el que se respeta la libertad de pensamiento, expresión y acción. Cabe aclarar que dicha ley fundamental no se refiere al judaísmo sólo como religión, va más allá, incluye historia, cultura, tradición, es decir, al pueblo judío.
Esa ley básica debió ser de las primeras en promulgarse, pues formaliza la letra del Acta de Independencia; de hecho, no tiene nada de novedoso, legisla sobre lo que es Israel: un Estado judío, el único. En 1922, la Liga de las Naciones reconoció “la conexión histórica del pueblo judío con la región de Palestina”, como “la base para reconstruir su hogar nacional”. En 1947, la ONU votó la partición a fin de establecer un estado judío y otro árabe. Esa ley es necesaria para desactivar las campañas judeofobas que intentan ilegitimar a Israel; por citar un caso, el de la Unesco que, en discrepancia con la realidad histórica, ha emitido resoluciones que borran el milenario vínculo del judaísmo con la tierra de Israel.
Desde su renacimiento, las minorías en Israel disfrutan de idénticos derechos que la mayoría judía y esta ley no dice lo opuesto. En 1992 se aprobó la Ley Fundamental: Dignidad humana y libertad, por ello, los diputados no contemplaron redundar en algo ya legislado.
En la práctica, la libertad y la igualdad son un sello de la cotidianidad israelí. Es común ver a árabes, drusos y de otras minorías ocupando cargos institucionales, a los cuales llegaron por sus méritos. Cada ciudadano tiene acceso a la educación, salud, justicia, seguridad, sin ningún distingo. A modo de ilustración, una joven piloto israelí es la primera mujer de la Fuerza Aérea en comandar un escuadrón de vuelo. Al mismo tiempo, en Arabia Saudita, por primera vez, las mujeres pueden sacar licencias para conducir autos, pero se ven obligadas a sortear obstáculos. Resulta pertinente comparar el trato a la mujer en los países árabes e islámicos.
Las polémicas desatadas por esta nueva ley básica muestran la necesidad de enmienda para no dejar vacíos que se presten a dudas. Probablemente, dada la protesta de la ciudadanía israelí en general, ello ocurrirá muy pronto.
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