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Un preso llamado Juan Requesens

DANIEL ASUAJE. Durante la semana pasada fuimos testigos de un evento muy oscuro acaecido en la Av. Bolívar y por el que declararon culpables sin fórmula de juicio a Julio Borges y a Juan Requesens

  • DANIEL ASUAJE

15/08/2018 05:00 am

Durante la semana pasada fuimos testigos de un evento muy oscuro acaecido en la Av. Bolívar y por el que declararon culpables sin fórmula de juicio a Julio Borges y a Juan Requesens, se hizo público un video con imágenes del maltrato dado al segundo de los nombrados y se hizo viral la filmación hecha de la carrera pegada por los militares en la parada militar en dicha avenida. También se anunció el inicio de un procedimiento contra Citgo, se inundaron poblaciones en el sur del país, Maracaibo estuvo condenada a padecer por horas continuas la carencia de agua y luz, se multiplicaron las protestas sociales en muchas ciudades reclamando mejores servicios y mataron a dos dirigentes del PSUV que denunciaban la corrupción en el Arco Minero. Estos sucesos son lo “nuevo” dentro de una cotidianidad signada por la continua subida de precios, la masiva salida diaria de venezolanos hacia el exterior, las noticias sobre lo que les pasa o hacen venezolanos fuera del país como las reseñas de quienes se dirigen hacia el sur del continente caminando, las noticias del robo frustrado de miembros del Tren de Aragua en Lima, la salvación de una comensal en un restaurant gracias a la maniobra oportuna de un mesonero venezolano y pare de contar: Somos y hacemos noticias de las que nosotros mismos a veces somos sus héroes, villanos o víctimas. 

Me quedo corto con el recuento, pero el anterior es suficiente para mencionar un diario acaecer que nos inunda de información con tantas aristas de causas, consecuencias, afectados e imputados, en medio de una comunidad nacional que vocifera sus quejas cancelando mutuamente los reclamos, inmersos en una agenda informativa que sepulta una tragedia con un escándalo u otra tragedia u otro escándalo. El resultado neto dentro de este alud de sucesos corre parejo con una tremenda desinformación general acerca de lo que está pasando y cómo debemos reaccionar. La disparidad de opiniones sobre qué es prioritario, qué debe hacerse y a quién o a qué prestar la mayor atención se traduce en un cuadro de fragmentación informativa, discordancia de opiniones y disolución de la acción política. La sucesión es tan abrumadora que se torna muy difícil estar al corriente de todo lo que pasa. Se percibe a todo un país disparando reclamos en todas las direcciones, sumidos en un gran desconcierto a causa de la percepción de un deterioro situacional indetenible que parece un caos autopropulsado y sin fin que da una sensación de que el país entero se disuelve en medio de un gobierno que solo es efectivo represiva y delincuencialmente. No hay ni focalización en la matriz de opinión ni hay liderazgo que la modele. 

La desinformación es tan grande que, por ejemplo, un gran luchador y acucioso buscador de datos como lo es Rafael Uzcátegui de Provea, tuiteó que ante la pregunta de un grupo de señoras sobre si los diputados se estaban movilizando en defensa de Juan Requesens no supo qué responder. Inmediatamente los destructores de oficio retuitearon y retuitearon ese tuit queriendo significar que el desconocimiento de Uzcátegui era prueba de la inacción y abandono a Requesens dejando de lado los innumerables retuits que el mismo Uzcátegui daba después, al ponerse al corriente de los hechos, a las acciones de D. Solórzano, entre otros diputados y no diputados, en defensa del joven luchador. 

De todos estos sucesos, quiero detenerme en lo perpetrado sobre Juan Requesens. El trato degradante, la tortura física y mental dado a él pone al desnudo en toda su impudicia el carácter cruel de un régimen que ha venido perfeccionando su maldad con Afiuni, Baduel, Ledezma, Simonovis y un sin fin de otros presos, muchos de los cuales son víctimas desconocidas para el grueso de nosotros. 

¿Quién es Requesens? Requesens es Simonovis, L. López, Lorent Saleh, lo era Da Costa y los cerca de 700 venezolanos muertos durante las protestas durante el gobierno de Maduro. Lo son los venezolanos desconocidos que diariamente pueblan las calles protestando por las fallas gubernamentales, pero sobre todo Requesens representa a una nueva generación de venezolanos que reclama no solo el derecho a disentir, sino el derecho a conformar la realidad venezolana actual de acuerdo con su joven visión de país. En este sentido Requesens somos todos quienes tenemos esperanza y por esta identidad se nos soliviantaron todas las fibras del cuerpo cuando lo vimos expuesto en toda su inmensa desolación pero también con toda su dignidad. Olga Krnjajsky lo dijo de un modo insuperable en un tuit: Nunca nadie con tan breve prenda de vestir como Requesens fue más grande a mis ojos. Nunca el encorbatado con camisa fina y flux de marca que en la exhibición quiso vejarlo, estuvo más desnudo ni expuestas todas sus miserias

El preso Juan Requesens lucha porque no haya más Requesens en las cárceles, sino venezolanos libres sin temores en nuestras calles y sin angustias en sus casas. Desde estas líneas le rindo mi modesto reconocimiento. 

dh.asuaje@gmail.com
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