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Reír

La risa activa la zona prefrontal izquierda y allí se encuentra la sede anatómica de las emociones positivas y, al lograr entrenar este espacio, se gestionan mejor los miedos y la desesperanza

  • LEONARDO ZURITA

31/01/2024 05:01 am

Reír es un síntoma de alegría y bienestar, pero también es una acción esperanzadora que nutre las emociones y el cuerpo mientras alivia las penas y el estrés.

La risa siempre está vinculada a lo bueno, pero en situaciones apremiantes el reír es un ejercicio de liberación, un espacio tomado a la fuerza para sentirse y estar mejor.

Más en profundidad, la risa es una forma de contrarrestar los males, por lo que en los actuales momentos es un acto de emancipación.

En días recientes leí una entrevista que hizo el diario Últimas Noticias a Juan Carlos Monedero y, más allá de las apreciaciones manifestadas en el texto, me atrajo profundamente el titular: Yo aprendí aquí en Venezuela que la risa es revolucionaria.

Sin detenerme a realizar una revisión de lo expresado por aquel entrevistado, inmediatamente el título me condujo a analizar la risa como un fenómeno individual, que en el caso de nuestro país es un hecho colectivo exteriorizado cotidianamente. La alegría en Venezuela es un sentimiento nacional y una práctica extendida, una marca de origen que construye al gentilicio.

Aunque la risa está definida como un gesto con sonido que es el producto de la reacción de una persona ante un estímulo con gracia que le produce felicidad, es en sí misma la forma de percibir y presentarse ante la vida, con una visión de ser particular.

La risa activa la zona prefrontal izquierda y allí se encuentra la sede anatómica de las emociones positivas y, al lograr entrenar este espacio, se gestionan mejor los miedos y la desesperanza.

Ante las adversidades y lo complejo de la vida de hoy, la risa es sin lugar a dudas una herramienta necesaria de sobrevivencia y se convierte en un acto disruptivo y revolucionario de cada sujeto para enfrentar con mejor ánimo a la lacerante cotidianidad.

La risa activa los neurotransmisores que alteran la química del cerebro, entre ellos la endorfina, que fortalece el sistema inmune y reduce el dolor físico. Además, combate la ansiedad y la depresión.

La endorfina se produce en el hipotálamo y la glándula pituitaria, que al activar los centros de placer ayuda a mejorar los malestares.

Reír también estimula que el hipotálamo produzca oxitocina, lo que genera un aumento en la confianza y empatía, ayuda a reducir la presión arterial, la frecuencia cardiaca y el estrés. Su aparición sucede ante los estímulos que ayudan a alcanzar el placer.

Más allá de las mejoras biológicas, químicas y físicas de la risa, donde destaca un cuerpo relajado y el fin de la tensión muscular, se debe resaltar que como beneficio adicional mejora el carácter y genera buen ánimo.

Todo esto conduce a un mejor estado creativo y a impulsar la productividad. Adicionalmente mejora sustancialmente las relaciones sociales.

Pero la risa en sí misma es un acto liberador, un mecanismo de defensa y resistencia ante los avatares y desmanes del día a día.

La risa puede producir en un acto creativo una acción de defensa contra la conformidad de vivir de manera automática, manipulada, predecible. Es sin dudas un acto disruptivo contra las formas de vida conservadoras.

Sonreír es una manera de ver y entender la vida, para reconstruirla, reconfigurarla y resignificarla. No es solo un mero momento de felicidad.

La risa es la gratificación real por el esfuerzo que permite alcanzar la meta, la compañía grata que alegra los momentos y la trascendencia del ir más allá de lo aparentemente correcto y zanjar un espacio que permita la felicidad.

La risa, como dice Monedero, y allí coincido, es un acto revolucionario, un ejercicio de emancipación personal para no sucumbir ante la cacofonía de lo cotidiano, el aburrimiento del espíritu y el envejecimiento de las ganas de vivir.

La risa es trascendental e irreverente y por ello, y todo lo anterior, debe ser un ejercicio reflexivo diario y profundo, porque detrás de cada carcajada, sonrisa, está presente la esencia misma de estar vivos, la alegría del logro y la felicidad de andar a gusto con uno mismo.

Analiza, evalúa y crea.

Leonardo Zurita
Comunicador Social UCV
Periodista por vocación y oficio
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