Mary Álvarez: de segundas oportunidades
Hasta ahora se han sumado 30 personas al taller, que participan de manera absolutamente voluntaria, al igual que Mary, que realiza la coordinación de las actividades sin percibir remuneración alguna
Hace poco la televisión española reseñaba una iniciativa que ha movilizado a un pueblo entero, Piedralaves, en la provincia de Ávila. Se trata de un particular taller de costura concebido por la venezolana Mary Álvarez.
De cara a su jubilación, Mary, que vivía en Madrid, había instalado en su propia casa un taller para reciclaje textil. Ya había experimentado antes con otros materiales y había incursionado en la restauración de muebles, pero un bolso hecho con la tela de un bluejean desechado tuvo tanto éxito que se vio obligada a seguir elaborando las piezas que sus amigos demandaban continuamente.
De cara a su jubilación, Mary, que vivía en Madrid, había instalado en su propia casa un taller para reciclaje textil. Ya había experimentado antes con otros materiales y había incursionado en la restauración de muebles, pero un bolso hecho con la tela de un bluejean desechado tuvo tanto éxito que se vio obligada a seguir elaborando las piezas que sus amigos demandaban continuamente.
Cuando finalmente se trasladó a Piedralaves, tras su retiro laboral, hace unos tres años, se incorporó a la “Estación del Arte Gredos”, una asociación empeñada en recuperar el trabajo manual y poner en valor la artesanía, organizando mercados a través de los cuales se da salida a los productos elaborados por las personas del pueblo.
El año pasado, los miembros de la asociación decidieron acopiar ropa y otros enseres que enviar a los damnificados por el terremoto de Turquía. Pidieron permiso al Ayuntamiento, que no solo autorizó la recogida, sino que les asignó un local para almacenar lo recibido. La respuesta tanto de los vecinos como de las autoridades le infundió a Mary la certeza de que era posible unir voluntades en torno a cualquier proyecto solidario. Fue así como planteó la posibilidad de acometer su taller de reciclado textil, que fue acogida con beneplácito. El Ayuntamiento le cedió un local, lo acondicionó, y entregó seis máquinas de coser, seis flexos, entretelas, hilos de colores, cuters, una mesa de corte, reglas y tablas. Además, muchas personas le donaron artículos textiles que ya no usaban, y que fueron descosidos en el taller para convertirlos en piezas de tela con las que confeccionar nuevos productos.
Hasta ahora se han sumado 30 personas al taller, que participan de manera absolutamente voluntaria, al igual que Mary, que realiza la coordinación de las actividades sin percibir remuneración alguna.
Ella señala que se trataba de hacer un taller de costura creativa, no un taller de confección de ropa. La idea era canalizar el potencial creativo de las personas y aprovechar las habilidades y destrezas que poseían, ofreciéndoles al mismo tiempo una alternativa para generar recursos.
Los productos del taller se ofrecen en los mercados artesanales, y los fondos que generan se emplean en proyectos sociales solidarios.
“Nos la pasamos muy bien. Nos divertimos muchísimo y aprendemos las unas de las otras”, explica Mary Álvarez, quien no improvisa: conceptos como resiliencia, empoderamiento o segundas oportunidades, que subyacen en este proyecto, hunden sus raíces en la experiencia de muchos años al frente de la Fundación Latino. Fue ella, de hecho, quien movilizó junto a Patxi Andrés las acciones destinadas a facilitar la transición de los trabajadores que iban a quedar sin empleo tras el cierre del Banco Latino hacia otras opciones laborales. Estas iniciativas sirvieron de modelo a diferentes instituciones que también se verían obligadas a cerrar. Y desde allí se rescató también, en el quincuagésimo aniversario de su inauguración, la Plaza O’Leary, en el marco del programa Un cariño para mi ciudad, impulsado por la entonces Primera Dama Alicia Pietri de Caldera.
Es así como esta mujer, noble y sabia, ha sabido poner al servicio de su país de acogida las experiencias cosechadas durante su vida como ejecutiva en Venezuela, logrando, como ella misma dice, “hacer cosas colectivas que van más allá que el mero hecho de coser”, con una actitud admirable e inspiradora.
linda.dambrosio@gmail.com
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