Espacio publicitario

Parlamentarismo o presidencialismo

En América Latina podríamos buscar nuevas formas constitucionales en relación con el poder del Estado y sus instituciones de justicia y libertad, revitalizando la separación de los poderes y controlando al Ejecutivo

  • JULIO CÉSAR PINEDA

25/01/2024 05:05 am

En todo proceso electoral, además de elegir personas para las diferentes estructuras de la gobernanza nacional e internacional, también se proponen proyectos ideológicos, políticos y económicos para un mejor funcionamiento del estado. En América Latina, diferentes analistas de la ciencia política han planteado la posibilidad de que las reformas constitucionales y los programas políticos, puedan orientarse hacia un nuevo sistema donde la institución fundamental sea el Parlamento, como expresión directa de la voluntad popular y más acorde con la dinámica de los procesos sociales y la representación de todos los sectores.

Tanto el Parlamentarismo como el Presidencialismo, son formas democráticas que están vigentes y presentes en todos los continentes. Los Sistemas Parlamentarios permiten una especial consonancia, entre los electores y los elegidos y una especial relación entre el ejecutivo y el legislativo, además del respeto a la independencia del Poder Judicial. El Parlamentarismo se fundamenta en partidos, ideológicos o pragmáticos, de masas o de cuadros con disciplina en el Congreso, donde las fuerzas políticas están obligadas a los necesarios consensos para que las instituciones dentro de la disciplina parlamentaria puedan funcionar, tomando como centro de referencia los derechos humanos, la justicia y la libertad.

El Presidencialismo con la continua concentración de todos los poderes en una sola persona y la prolongación de sus mandatos, son los ejemplos que vemos en América Latina tanto de gobiernos de derecha o izquierda, quienes llegan al poder tratan de mantenerse incluso modificando arbitrariamente las Constituciones para continuar el ejercicio del mismo, cómo ha ocurrido recientemente con Bukele en El Salvador y Ortega en Nicaragua. Podemos señalar intentos fallidos de expresidentes como Uribe en Colombia y Evo Morales en Bolivia.

El Presidencialismo latinoamericano ha originado los caudillos, que prefieren dejar de lado a las fuerzas políticas y al pluralismo que las mismas expresan para invadir las otras áreas del poder político. Siempre se alega la legitimidad de origen y se olvida lo más importante que es la ejecución del mandato y la legalidad del mismo.

En América Latina podríamos buscar nuevas formas constitucionales en relación con el poder del Estado y sus instituciones de justicia y libertad, revitalizando la separación de los poderes y controlando al Ejecutivo. La ventaja del Sistema Parlamentario es la conexión más directa que el mismo ofrece con el electorado y la representación popular. Originalmente fue una razón práctica la que condujo a la separación de poderes en las Monarquías Absolutas, donde el Rey controlaba el Poder Legislativo y el Ejecutivo, aceptando asambleas populares solo con Poder Consultivo y no permanente. Posteriormente se aceptaron derechos de petición y la participación de diferentes estratos sociales. Tuvieron tanto poder que en 1640 la revolución ejecutó al Rey Carlos I por oponerse a una petición del Parlamento en materia de impuestos. En 1689 Guillermo III prolongó los privilegios del Parlamento, además de elaborar las leyes, controlaba la ejecución de las mismas por el Rey. Cien años años después con la Revolución Francesa fue el Feudalismo quien limitaba el poder real oprimiendo a la burguesía, la cual aliada al poder real reforzó la monarquía. Por eso en el parlamento francés los Estados generales estaban divididos en tres niveles: Nobles, Clérigos y Tercer Estado. Francia pasó de la Monarquía Limitada a la Monarquía Absoluta, pero con la Revolución de 1789 se produjo la separación de los poderes y se perfiló el estado moderno.

Tomando los modelos europeos del Sistema Parlamentario, el Poder Ejecutivo o del Primer Ministro, encontramos fórmulas como la británica donde es él quien dirige el gobierno y tiene libertad para designar y destituir a ministros pero, dentro de las grandes formaciones políticas.

La India hoy es la democracia más numerosa del mundo con casi 200 millones de electores, a pesar de la ruptura con el Imperio Británico, mantuvo el sistema parlamentario que hasta ahora ha funcionado perfectamente, pero en los últimos años el Presidente Nakandra Modi pareciera inclinarse hacia el modelo presidencialista. Japón que signado por la ocupación estadounidense dejó de lado el Presidencialismo y se adaptó al Sistema Parlamentario, donde el Poder Ejecutivo lo ejerce un Gabinete responsables ante el parlamento compuesto por el Primer Ministro y Ministros de Estado.

En el Sistema Parlamentarismo a diferencia del Presidencialismo, donde puede haber una legitimidad de origen pero puede deslegitimarse en su ejercicio y hay fórmulas de corrección inmediata, no hay que esperar hasta el próximo proceso electoral fijado. Permite la alternabilidad necesaria en respuesta a las exigencias del electorado que lo respaldan. Por eso es muy difícil un golpe de estado en los regímenes parlamentarios, mientras que ha sido frecuente los régimen presidencialistas. Por lo general en el Parlamentarismo los militares solo están en función de la seguridad y defensa de la nación y respaldan las decisiones del factor político.

Un presidente está dentro de la rigidez del periodo para el cual fue electo y no puede ser separado hasta que no cumpla, mientras que un Primer Ministro de acuerdo a las propias fuerzas parlamentarias y a la situación política del país puede ser removido. La constitución y las leyes establecen procesos y la democracia continúa.

jcpineda01@gmail.com
@jcpinedap
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario