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Centenario de Las Uvas del Tiempo

En un solo instante de inspiración poética dejaba escritos en versos admirables una de sus más sensibles obras que denotan el amor familiar, la tradición española y la lejanía de su patria

  • JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ

07/01/2024 05:02 am

En una noche, la última del año 1923, en el invierno de Madrid, nuestro poeta Andrés Eloy Blanco, escribió una de sus más renombradas composiciones: “Las Uvas del Tiempo”.

En un solo instante de inspiración poética dejaba escritos en versos admirables una de sus más sensibles obras que denotan el amor familiar, la tradición española y la lejanía de su patria.

Estos versos nos hablan del poeta y sus afectos, su noble condición de buen hijo, su elevada dimensión como escritor, que ve como: “pequeña cosa”, ante la ausencia, la gloria que ciñó su frente y que fue a buscar a España que le homenajeaba, admirada de su calidad literaria, al premiar en simbólico acto su inmortal: “Canto a España”.

Describió desde allá entre los sentimientos más profundos los recuerdos de su infancia: “¡Mi casona oriental!, aquella casa/ con claustros coloniales, portón y enredaderas…”, en la que su poesía era libre y hermosa, cantada por su madre: “yo no sé si los dices o los rezas…”, orgullosa por el hijo bueno y del grande poeta que de ella nació.

La tradición hispánica de las doce uvas al despedirse el año, las comparaba Andrés Eloy con las nuestras y, en especial, aquella que dice a los que pasan o a los que están: “Feliz año, señores”, seguido del abrazo fraterno que no discrimina a nadie y que desea el bien de todos.

En contraste con los brindis en Madrid nos recuerda el poeta como los pueblos nuestros reciben un nuevo año con la: “efusión unánime” de afectos y cariños.

Si algún poeta ha recogido lo tradición venezolana y la ha elevado al rango superior de las letras, es Andrés Eloy Blanco. Nadie como él para cantarnos, nadie como él para enseñarnos. Sus versos los citan de memoria los venezolanos para quienes el poeta canta sus alegrías, canta sus esperanzas, canta nuestras tristezas.

La patria reconoce en él un bardo admirable y un civilista ejemplar. En las: “Las Uvas del Tiempo”, ya anticipaba, al margen de su lejanía entonces, que: “soy un hombre a solas que busca su camino”, y que supo encontrar en la angustia venezolana por las libertades democráticas, una causa por que se abnegó de manera singular dejando entre nosotros una lección imperecedera del servicio de un intelectual y de la dignidad de un hombre.

Su hijo Luis Felipe Blanco Iturbe, en ocasión a esta fecha centenaria, ha escrito un notable artículo titulado; “Un cuento de Hadas o Las Uvas del Tiempo”, un texto fundamental que debe conocerse y que ha sido publicada por News Fórum España: https://newsforumcommunications.com.es/ en su sección de Actualidad, Cultura y Diversidad.

Este distinguido médico, que ha seguido la tradición científica de su abuelo y la literaria de su padre, y a quien alguna vez llamó el poeta como su: “sabio taciturno”, nos presenta un relato anecdótico sobre las particularidades de la obra, su entorno y su trascendencia.

Recordar a Andrés Eloy Blanco y celebrarlo, representa un elevado compromiso de patriotismo sustancial que nos obliga a servirla con desinterés y abrirle caminos de libertad y dignidad para que alcancemos un destino de pueblo grande.

Qué iba a imaginar el poeta que en esa España de sus primeros lauros que un Rey le otorgaría, un día su busto estaría en el parque El Retiro de Madrid, y que su nombre quedaría inscrito entre los altos literatos de la hispanidad. Esa España: “la España en cuyo fondo nos miramos muy pocos” como lo señaló, le admira, le celebra y le tiene entre los grandes hombres de su tiempo y el nuestro.

jfd599@gmail.com
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