El concepto de Universidad Central y su origen en el proyecto liberal
La verdadera Universidad Bolivariana en Venezuela es nuestra Universidad Central de Venezuela, pues fue en ella donde Bolívar colocó su mano, su poder y su pensamiento, un pensamiento liberal de inspiración democrática y autonómica
La transformación de 1827 que convirtió a la antigua Real y Pontificia Universidad de Caracas en Universidad Central de Venezuela, fue resultado de un proceso de continuidad ya iniciado desde el siglo XVII, con la creación del Colegio Seminario de Santa Rosa en Caracas por el Obispo Antonio González de Acuña. Este Colegio fue elevado a Real Universidad de Caracas por la Real Cédula de Felipe V del 22 de diciembre de 1721, sus Estatutos Monárquicos funcionaron hasta 1827, cuando el Claustro Pleno de la Universidad aprobó los nuevos Estatutos Republicanos que, seguidamente, recibieron la aprobación del Libertador Simón Bolívar. Así como ocurrió antes con las Universidades de Salamanca y de Alcalá de Henares que fueron modelo central para los sistemas universitarios de España y de Hispanoamérica, también el concepto liberal de Universidad Central persiguió crear, desde principios del siglo XIX, un modelo de Universidad de Universidades y, allí, se encuentra la base originaria de lo que debía ser una Universidad Central.
Las ideas de Reforma Universitaria en España e Iberoamérica son bastante anteriores, ya desde tiempos de los reyes Carlos III (1716-1788) y Carlos IV (1748-1819) de España, se venía trabajando en esos cambios, pero desde la perspectiva de una Monarquía Ilustrada y centralizadora del poder, inclusive en los asuntos internos universitarios. El llamado Plan caballero de 1807 y el Plan Jovellanos de 1809, apuntaban cada vez más en esa dirección monárquica y relativamente liberalizadora del sistema universitario, que tendría como modelo a la antigua Universidad de Salamanca, pero ahora como un instituto renovado hacia los modernos avances de la ciencia y de los intereses del poder real centralizado. Pero, desafortunadamente o no, la invasión napoleónica a España detuvo aquellos procesos reformistas, la guerra de Independencia Española contra los franceses y la restauración del absolutismo de Fernando VIII (1784-1833), retrasaron hasta los años de 1820 toda posibilidad de cambios.
Pero también, desde el bando Liberal propiamente dicho, algunos autores y funcionarios españoles ilustrados y “afrancesados”, habían avanzado en el estudio y experimento de estas reformas educativas; tal fue el caso del profesor Manuel Narganes de Posada, seguidor de las ideas de Condorcet, reformador del Colegio de San Fulgencio de Madrid, después de 1789 profesor del colegio de Sorèze en Francia y finalmente desde 1810 Profesor en el Liceo de Lavapiés de Madrid. En su obra “Tres cartas sobre los vicios de la instrucción pública en España y Proyecto de un plan para su reforma” (1809), creó la idea de la llamada “Escuela de Perfección Central” base doctrinal para el posterior concepto de Universidad Central.
Paralelamente, al calor de la Constitución española de Cádiz de 1812, otra figura notable como el abogado y poeta Manuel José Quintana (1772-1857), desarrolló una carrera como abogado estudiado en la Universidad de Salamanca, discípulo del ilustrado Gaspar Jovellanos. Quintana fue un alto funcionario de la Junta Central, de la Regencia y de las Cortes de España durante la usurpación francesa. Pero, luego de la restauración del absolutismo por el infame Fernando VII desde 1814, Manual Quintana fue inquilino de la prisión por su colaboración con la Constitución Liberal de Cádiz. Sin embargo, más tarde con el pronunciamiento liberal del teniente coronel Rafael del Riego y la Revolución de 1820 España retomó temporalmente el camino constitucional por tres años (El Trienio Liberal) y Quintana llegó a presidir la Dirección de Estudios del gobierno constitucional, permitiéndole inaugurar la Universidad Central de Madrid el 7 de noviembre de 1822. Modelo central para el futuro sistema universitario español, con integración de las ciencias y las letras, libertad de Cátedra y supervisión suprema del Estado.
Para el caso de Venezuela, una vez terminada la guerra de Independencia, se retomó el proceso reformista de la Universidad pensado desde 1811, y para 1826, en el contexto de la Unión Colombiana, fue cuando se aprobó la Ley del 18 de marzo de 1826 en Bogotá, según la cual se crearon las Universidades Centrales de Quito, Bogotá y Caracas. Por todo ello, fue en la última estadía de Simón Bolívar en Venezuela en 1827, cuando pudo atender serios problemas de organización política del Departamento de Venezuela en el seno de la Unión Colombiana, entre ellos el dedicarse a conocer el proyecto de nuevos Estatutos Republicanos para la Universidad de Caracas, elaborados por el Claustro, discutir sus detalles con el Rector Dr. José María Vargas, hacerle sugerencias, aprobarlo como Presidente de la Unión y, finalmente, dotar a la Universidad caraqueña con suficientes bienes rentales que le apoyasen en cuanto a su autonomía académica y administrativa.
En suma, la verdadera Universidad Bolivariana en Venezuela es nuestra Universidad Central de Venezuela, pues fue en ella donde Bolívar colocó su mano, su poder y su pensamiento, un pensamiento liberal de inspiración democrática y autonómica, pese a las limitaciones y problemas de aquellos tiempos de caudillismo y militarismo heredados de la guerra.
ANB Cronista Oficial UCV.
Las ideas de Reforma Universitaria en España e Iberoamérica son bastante anteriores, ya desde tiempos de los reyes Carlos III (1716-1788) y Carlos IV (1748-1819) de España, se venía trabajando en esos cambios, pero desde la perspectiva de una Monarquía Ilustrada y centralizadora del poder, inclusive en los asuntos internos universitarios. El llamado Plan caballero de 1807 y el Plan Jovellanos de 1809, apuntaban cada vez más en esa dirección monárquica y relativamente liberalizadora del sistema universitario, que tendría como modelo a la antigua Universidad de Salamanca, pero ahora como un instituto renovado hacia los modernos avances de la ciencia y de los intereses del poder real centralizado. Pero, desafortunadamente o no, la invasión napoleónica a España detuvo aquellos procesos reformistas, la guerra de Independencia Española contra los franceses y la restauración del absolutismo de Fernando VIII (1784-1833), retrasaron hasta los años de 1820 toda posibilidad de cambios.
Pero también, desde el bando Liberal propiamente dicho, algunos autores y funcionarios españoles ilustrados y “afrancesados”, habían avanzado en el estudio y experimento de estas reformas educativas; tal fue el caso del profesor Manuel Narganes de Posada, seguidor de las ideas de Condorcet, reformador del Colegio de San Fulgencio de Madrid, después de 1789 profesor del colegio de Sorèze en Francia y finalmente desde 1810 Profesor en el Liceo de Lavapiés de Madrid. En su obra “Tres cartas sobre los vicios de la instrucción pública en España y Proyecto de un plan para su reforma” (1809), creó la idea de la llamada “Escuela de Perfección Central” base doctrinal para el posterior concepto de Universidad Central.
Paralelamente, al calor de la Constitución española de Cádiz de 1812, otra figura notable como el abogado y poeta Manuel José Quintana (1772-1857), desarrolló una carrera como abogado estudiado en la Universidad de Salamanca, discípulo del ilustrado Gaspar Jovellanos. Quintana fue un alto funcionario de la Junta Central, de la Regencia y de las Cortes de España durante la usurpación francesa. Pero, luego de la restauración del absolutismo por el infame Fernando VII desde 1814, Manual Quintana fue inquilino de la prisión por su colaboración con la Constitución Liberal de Cádiz. Sin embargo, más tarde con el pronunciamiento liberal del teniente coronel Rafael del Riego y la Revolución de 1820 España retomó temporalmente el camino constitucional por tres años (El Trienio Liberal) y Quintana llegó a presidir la Dirección de Estudios del gobierno constitucional, permitiéndole inaugurar la Universidad Central de Madrid el 7 de noviembre de 1822. Modelo central para el futuro sistema universitario español, con integración de las ciencias y las letras, libertad de Cátedra y supervisión suprema del Estado.
Para el caso de Venezuela, una vez terminada la guerra de Independencia, se retomó el proceso reformista de la Universidad pensado desde 1811, y para 1826, en el contexto de la Unión Colombiana, fue cuando se aprobó la Ley del 18 de marzo de 1826 en Bogotá, según la cual se crearon las Universidades Centrales de Quito, Bogotá y Caracas. Por todo ello, fue en la última estadía de Simón Bolívar en Venezuela en 1827, cuando pudo atender serios problemas de organización política del Departamento de Venezuela en el seno de la Unión Colombiana, entre ellos el dedicarse a conocer el proyecto de nuevos Estatutos Republicanos para la Universidad de Caracas, elaborados por el Claustro, discutir sus detalles con el Rector Dr. José María Vargas, hacerle sugerencias, aprobarlo como Presidente de la Unión y, finalmente, dotar a la Universidad caraqueña con suficientes bienes rentales que le apoyasen en cuanto a su autonomía académica y administrativa.
En suma, la verdadera Universidad Bolivariana en Venezuela es nuestra Universidad Central de Venezuela, pues fue en ella donde Bolívar colocó su mano, su poder y su pensamiento, un pensamiento liberal de inspiración democrática y autonómica, pese a las limitaciones y problemas de aquellos tiempos de caudillismo y militarismo heredados de la guerra.
ANB Cronista Oficial UCV.
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