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Hacerse responsable

Si perseguimos a la felicidad nunca la alcanzaremos… en cambio si vamos detrás de los demás tratando de hacerlos felices a ellos ¡la felicidad nos llegará a nosotros, nos perseguirá, nos alcanzará y nos hará felices!

  • AGUSTIN ALBORNOZ S.

22/10/2023 05:00 am

Pensaba en estos días en cómo influye nuestro estado de ánimo en lo que nos sucede. De hecho un mal estado de ánimo no se puede disimular más de lo que se puede uno bueno. Cuando uno se siente feliz, útil, servicial, es imposible ocultarlo ¡irradia a los demás la misma luz, la misma alegría! la gente al ver a esa persona piensa: ¡su rostro está lleno de luz, se le ve tan feliz! ¡Es algo que se irradia!

Nuestra felicidad depende de lo que pongamos de nuestra parte. En la práctica es una ley de Dios, tanto como lo puede ser la ley de gravedad: la felicidad no se consigue al buscarla para sí mismo, ni tratando de que otra persona haga feliz a uno ¡sino que la felicidad se consigue al querer dársela a los demás! Si perseguimos a la felicidad nunca la alcanzaremos… en cambio si vamos detrás de los demás tratando de hacerlos felices a ellos ¡la felicidad nos llegará a nosotros, nos perseguirá, nos alcanzará y nos hará felices!

Por otro lado lo que pasa con muchas personas es que le achacan todos sus problemas a alguien más, o a otros. Lo importante no es la manifestación, el síntoma no es la enfermedad ¡la raíz de la cuestión está en nosotros! Debemos dejar de echarle la culpa a alguien más. Si bien hay momentos en los que otras personas hacen algo que nos afecta de alguna forma, a veces mucho, en ese caso el problema principal es la manera en que reaccionamos ante ello, asimismo si nos vamos a disponer o no a aprender las lecciones que siempre se derivan de las situaciones que vivimos, en especial las crisis y dificultades que atravesamos. Y como nuestra reacción usualmente está supeditada a nuestra naturaleza egoísta, dicha reacción generalmente será una orgullosa y egoísta que no admitirá que el problema en realidad está en nosotros mismos, que en el fondo estamos esperando que los demás, o alguien en particular nos hagan felices, nos complazcan y hagan las cosas según nuestro parecer e interés. Es decir que nos resuelvan los problemas que en realidad son nuestra responsabilidad.

Amigos: apenas tomamos la decisión de hacernos más responsables por lo que sucede en nuestras vidas, comenzamos un proceso hacia nuestra madurez real, sin importar nuestra edad cronológica. Un proceso en el que no estaremos solos: Dios nos acompañará en él, siempre que se lo pidamos expresamente. Es cierto que a medida que pasa el tiempo viviremos más experiencias, pero estas no generarán automáticamente una mayor madurez y consciencia en nosotros. Dependerá de nuestra decisión que dichas experiencias nos llamen a la reflexión y nos muestren cuánto influimos con nuestras elecciones y actitudes en lo que nos sucede.

@viviendovalores
@agusal77
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