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Del líder, el gobernante y gobernar

JESÚS E. MAZZEI ALFONZO. El tema del buen gobernante o del ejercicio del Gobierno, abarca dos aspectos: el político y el administrativo. Debe tener un adecuado asesoramiento

  • JESÚS E. MAZZEI ALFONZO

26/07/2018 05:00 am

El gobernante es un líder, de una nación tiene el inmenso reto de gobernar no solo para una parcela del país, sino para todo el país. La cabeza del Estado, debe tomar decisiones, interactuar con los ministros, presidentes en fin con un entramado extenso de altos representantes de la administración pública que él designa, recibir cuenta de ministros, llevar a cabo reuniones de Consejo de Ministros, conducción y negociación al interno de los consejos de ministros, son a mí manera de ver elementos complejos de entender y comprender, reflexionar. Sobre ellos ha sido históricamente unos de los retos del estudio y reflexión de la teoría política, sobre todo desde los tiempos de Maquiavelo. El tema del buen gobernante o del ejercicio del Gobierno, abarca dos aspectos: el político y el administrativo. Debe tener un adecuado asesoramiento de las reflexiones para actuar y tomar decisiones. El político en funciones de liderazgo, es un hombre de acción, y por ello, requiere de adecuados instrumentos conceptuales para una mejor comprensión de los fenómenos políticos, debe tener una visión y perspectiva amplia de las cosas sobre las cuales se gobierna.

El buen líder, debe al menos cumplir con estas premisas para llevar a feliz término una gestión gubernamental que son a saber: identificar los problemas en forma adecuada. Clasificarlos en forma oportuna lo que se une a un claro sentido de prioridades. Luego determinar cuáles ameritan tratamiento inmediato y en forma eficaz y eficiente. Hay otras tres condiciones importantes que se une a sus cualidades cualitativas, por otra parte, saber cuándo disminuir las tensiones y procesos conflictuales de la sociedad que gobierna. Darle estabilidad a su equipo de gobierno y proporcionar un sentido dialogante con sus adversarios. Lo ideal es tener sociedades políticas, con conflictos no existenciales, sino de carácter agonal, no suma cero.

Se requiere, pues, a la hora de gobernar tacto político, capacidad de comunicación, persuasión y un timing especial, ver el margen de maniobra que dan las decisiones, para llevar cabo no solamente las tareas normales del día a día de gobierno, sino igualmente, negociar, conversar con los diversos actores con los que se convive y la posible influencia del entorno internacional que también repercute, porque hoy en día hay una porosidad manifiesta entre el ambiente interno y el externo. Por eso, las labores del gobernante deben converger y no diverger, deben engranarse, para mejorar las decisiones que al final de cuentas van al seno de las sociedades democráticas. Se trata armonizar más que el conflicto ó el dilema o las opciones entre decisiones democráticas a escala de cada nación y decisiones tecnocráticas a escala supranacional. El arte de dirigir y decidir, de un líder se basa en ocasiones en un cálculo muchas veces basado, en forma racional, incremental o burocrática de los costos y beneficios y el ejercicio, del equilibrio de una decisión sobre políticas públicas.

El político en funciones de gobierno debe conocer cuál es el margen y repito, el timing de maniobra que tiene para tomar decisiones. En las democracias gobernar se hace más intricado porque se debe gobernar bajo varias premisas como consulta, cooperación, negociación y coordinación, lograr que estas herramientas se utilicen armónicamente, en forma adecuada, requiere de conocimiento, pericia y sentido de Estado.

En este sentido, la interacción entre los agentes políticos (partidos, sindicatos grupos de interés y de presión, líderes, etcétera) y las decisiones de política es el objeto central de la teoría política contemporánea y el diseño de políticas públicas es uno de sus desafíos En esta interacción, las expectativas racionales de los agentes juegan un papel esencial en la acción política, lo cual debe tomarse en cuenta. La relación dialéctica entre sociedad política y civil, es un elemento que debe tomar en cuenta en quien ejerce funciones de gobierno, para ello se requiere una dosis amplia de conocimiento de la cultura, historia e idiosincrasia del país donde se gobierna. No es un problema que se arregla con buena gerencia, porque gobernar es esencialmente un problema político.

En suma, en la actividad política es difícil, pero el ejercicio del gobierno, del gobernar es más intricado, complejo, debido a que es optar entre opciones, es saber qué se quiere, saber qué se puede y qué no se puede hacer, saber cuándo hay que hacerlo y finalmente, cómo hay que hacerlo, y en sociedades postindustrales de carácter democrático, es más complicado, por los diversos intereses a incluir y satisfacer y sobre todo en un mundo donde lo interno y externo se vuelve más poroso, como consecuencia de la globalización. El político en funciones de gobierno debe tener pues, iniciativa estratégica, pero con un sentido de las proporciones.

Finalmente, el reconocido politólogo Yehezkel Dror, habla entre otras cosas de los factores que dan importancia a las decisiones de los gobernantes entre las cuales cabe mencionar: Las necesidades políticos-psicológicas, los medios de comunicación, las transacciones de poder, el carisma, políticas empresariales, interdepartamentalidad, administración de crisis, reuniones cumbre y conduciendo la sociedad.

jesusmazzei@gmail.com
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