De Martin Luther King conocemos sus iniciativas, pero poco se habla de sus buenos amigos, de los aliados. A veces la historia intenta pixelar a “gentes”, entonces no está mal recordar al rabino Abraham Joshua Heschel.

Este rabino, oriundo de Polonia, fue un aliado y estrecho confidente de Martin Luther King en toda su lucha. Se conocieron en Chicago en 1963, en un evento sobre la raza y la religión, por mera casualidad ambos citaron en sus discursos el mismo pasaje del profeta Amos, de allí se hicieron inseparables.

Esa estrecha relación está más que documentada, las coincidencias no eran solo en el ámbito intelectual y de las reivindicaciones, había un inmenso cariño que generaba una sinergia envidiable. El rabino fue una especie de hermano mayor que admiraba la pasión de King para luchar en favor de una minoría. Durante la lucha por los derechos civiles librada por el Dr. Martin Luther King, ningún sector de la sociedad norteamericana le dio tanto apoyo como los judíos.

Grandes logros de los negros se consiguieron gracias a la alianza con el mundo judío, uno de los libros que lo refleja se titula: “Shared dreams” o “Sueños compartidos”.

Luther King desde la cárcel no dejaba de citar al filósofo judío que era su referente, Martin Buber: “La segregación sustituye la relación YO y TÚ, por una relación YO – ELLO, y acaba relegando a las personas a la condición de cosas. Estoy seguro de que, si hubiera vivido en la Alemania Nazi, hubiese ayudado y consolado a mis hermanos judíos”. Martin Luther King apoyo siempre a Israel y al movimiento sionista.

Hoy lamentablemente se hace difícil conectar con los negros en Estados Unidos, que representan un 12% de la población; ellos por lo general no están unidos como otros grupos, unos pocos montaron el show de “Black Lives Matter”, hicieron algo de ruido, rompieron vitrinas, se beneficiaron y ya.

En la población negra de Estados Unidos existe una gran cantidad de profesionales y personas que aportan a la humanidad, la mayoría rechaza la violencia, no acepta vivir de las dádivas ni aspiran a privilegios. El reto está en no contribuir a la autoexclusión social de ellos. Este fenómeno es ajeno en América Latina, donde no existen complejos, el negro es parte de una sociedad abierta, se le dice negro y se toma como algo cariñoso, como una lisonja. Yo particularmente no dejaré de decirle negro a Cheo, ni tampoco a mi querida Gloria, porque si los nombro de otra manera no se voltean a mirarme.

Los judíos han dicho presente en esa lucha, ojo. También hay negros en su arcoíris como los judíos etíopes, así como hay ángeles negros, pero hoy toca volver a reencontrarse con ellos y seguir el legado de aquel rabino, porque tanto talento no podemos perderlo.

No sé qué hablarían el rabino Heschel y King en sus tertulias, pero seguramente hubo tanta ilusión como proyectos; su legado estará más vigente cuando todos compartamos la letra de la canción más judía de Leonard Cohen: “Hineni”. “Aquí estoy para ti”.

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