Ron DeSantis reúne una serie de cualidades que pudieran hacerlo presidente de Estados Unidos. Además de haber pasado por la Universidad de Yale y la escuela de Derecho de Harvard, ocupó puestos en la Cámara de Representantes.

Como militar estuvo alistado al grupo de comando de Guerra Especial en la Marina, pasó por Guantánamo y misiones en Irak, el hombre sabe de lo que va la cosa.

Su vida privada gira alrededor de un matrimonio estable y de una familia tradicional, además de ello DeSantis está alejado de todo tipo de polémicas que dan espacio al cotilleo y la prensa rosa.

Hay una serie de medidas asumidas por él que son valientes; la ley que limita el cambio de género a menores de edad. El freno a la agenda Woke en la educación que persigue el adoctrinamiento de menores y adolescentes. Ya está bueno que el personal escolar desde el jardín de infancia ejerza influencia en la orientación sexual o identidad de género de los niños.

Hoy en Florida los padres pueden determinar si hay algún contenido impropio en los textos de estudios.

En política exterior asumió duras posiciones en relación a Irán, con China ha expresado abiertamente sus reservas, y el peligro y riesgo que implica permitir que los chinos tengan acceso libremente dentro de Estados Unidos. ¡Esto me gusta!

Ahora bien, una ley antiinmigrantes que impone prisión de cinco años y excesivas multas a personas que den trabajo a ilegales, promulgada recientemente, intenta congraciarse, me imagino, con segregacionistas o supremacistas blancos. Es un error de cálculo, pues a pesar de que todavía hay una mayoría blanca en Estados Unidos, sólo un pequeño porcentaje comulgan con el supremacismo, además es importante destacar que la diversidad racial y étnica en Estados Unidos tiende a cambiar rápidamente.

DeSantis está limitando la compra de bienes inmuebles a ciertos extranjeros (venezolanos entre ellos) en algunas zonas, así como prohibiendo adquirir terrenos agrícolas. Según los expertos, estas normas y la del tema migratorio tocan competencias federales y posiblemente serían derogadas por su inconstitucionalidad.

Muchos votantes de DeSantis están decepcionados, piensan que su mente está más en la Casa Blanca que en la defensa de los intereses de su estado.

El norteamericano no quiere hacer trabajos de mesoneros, servicio doméstico, no quiere trabajar en el campo, la construcción, etc., los ilegales suman mucho al desarrollo de Florida, pero ahora huyen a Carolina del Norte y a otros estados. Por su parte, la policía de Miami Dade ha declarado que no va a apoyar esta ley ni va a detener indocumentados.

En favor del gobernador tengo que decir que el problema básico radica a nivel del Gobierno federal y su imposibilidad de parar el flujo ilegal. Entran miles de inmigrantes a quienes simplemente se les da una notificación para acudir a la corte dos años más tarde, esto genera un caos, porque no se les otorga un permiso de trabajo, esta pobre gente queda en manos de los explotadores laborales.

Ojo; el voto hispano es determinante y es solidario con los inmigrantes

DeSantis ¡busca mejores razones para que te quieran!


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