¿Embajadores?
Fray Marcos -dominico venezolano- mostró al mundo a través de un programa de alta sintonía global que los venezolanos somos hombres de Fe con mayúscula. Una Fe que va anexada a la virtuosa tríada teológica de la caridad y la sempiterna esperanza
A no ser que viajemos por el mundo constantemente, pocas veces sabemos quienes son nuestros embajadores, quienes nos representan como país, como identidad cultural, no como gobierno, sino como Estado.
Más conocemos a los embajadores del exterior como el caso de Nadal de Francia o don Ramón Santos y su activa esposa Olga Sinclair, de España o del Reino de los Países Bajos, Alemania o la encantadora representante de Polonia: Marzenna Adamczyk.
Más conocemos a los embajadores del exterior como el caso de Nadal de Francia o don Ramón Santos y su activa esposa Olga Sinclair, de España o del Reino de los Países Bajos, Alemania o la encantadora representante de Polonia: Marzenna Adamczyk.
No obstante, bien sabemos de los verdaderos embajadores del país, de nuestra civilidad, de la Venezuela civilizada, culta, de la mejor cara que debemos mostrar fuera de nuestras fronteras que no sean el ahora delta de las decadentes misses y misters, los carteles de soles y estrellas; trenes delincuenciales, tránsfugas de anacrónicas guerrillas, tráficos de drogas duras y blandas y un “pare de contar” entre silencios convertidos en mentiras y gritos desesperados de ídolos de barro.
El primer embajador de esta ilustre temporada es, sin lugar a duda, Rafael Cadenas con su premio Cervantes. La imagen del poeta mayor en el Paraninfo cisneriano de la universidad de Alcalá de Henares, abogando por el buen decir de la castellana palabra y del triunfo de la libertad sobre las censuras de las dictaduras frente a Felipe VI y la reina, producía un extraño escalofrío de emoción y lágrimas. Cadenas, como Cervantes, es el gran defensor de la libertad. Qué mejor embajador frente a la Madre patria pluricultural que decir con diáfana firmeza. “... estoy lleno de España”.
¿Algún otro embajador del régimen lo podría decir con tan alta y preclara libertad como la que expuso el poeta?
Otra embajada sin igual ha sido, por estos días, la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela (SNIV) en su gira por Suiza dentro del imponente Victoria Hall de Ginebra donde los 170 infantes mostraron, bajo la batuta de Andrés David Ascanio Abreu (y Lourdes Sánchez en los coros), que fueron y son la mejor carta de acreditación de nuestro país. Reitero: país. La mejor cara de nuestra nacionalidad que tuvo como clímax narrativo, la presentación en la capilla sixtina de la Unión Europea: la sala de los Derechos Humanos. Un concierto que tuvimos oportunidad de sentir y admirar en la sala Simón Bolívar antes de partir a su labor de mostrar que los venezolanos somos país.
Otro embajador, quizá un poco más mediático, de reciente data es Fray Marcos quien no sólo fue nuestro embajador en España sino, igual, de países hispanoparlantes y de los venezolanos del exilio regados por el mundo.
Fray Marcos -dominico venezolano- mostró al mundo a través de un programa de alta sintonía global que los venezolanos somos hombres de Fe con mayúscula. Una Fe que va anexada a la virtuosa tríada teológica de la caridad y la sempiterna esperanza. Fray Marcos fue y sigue siendo una bendición de un hombre de vocación. Nuevamente la palabra se impone a la mejor usanza de Cadenas cuando nos dejó dicho: “Donde esté radicado el talento, la inteligencia y el trabajo de los venezolanos, ahí queda Venezuela”.
javiervidalpradas@gmail.com
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