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Discriminadores pero discriminados

En España hay racismo a pesar de su negritud ancestral. El Gobierno español –éste y los precedentes– no entiende el gran desvalor de tan peligrosa conducta y no despliega campañas de educación al pueblo ni severo castigo a los perpetradores de tal crimen

  • ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

20/04/2023 05:00 am

En Madrid, en febrero de 2023 y antes del juego del Real Madrid contra el Elche, se guardó un minuto de silencio en conmovedor homenaje –regado de lágrimas– a las decenas de miles de víctimas del devastador y pavoroso terremoto que asoló a Turquía y Siria. Se honró así el cúmulo de cenizas de las víctimas habidas en tan terribles cuan dolorosas circunstancias de torva suerte e increíble saña. Aquel sobrecogedor acto en honor a los difuntos y roída de dolor el alma de los deudos y aun del público, fue en verdad sublime e inolvidable. Y también honró a España y a lo muy bueno y puro que hay en el alma de muchos españoles.

Empero, después de aquel hermoso homenaje aere perennius, contrastó el que uno de los asistentes bramó una muy fea y atroz injuria contra el mejor jugador de fútbol del mundo cuando a gritos lo llamó “mono”. La delictuosa y atroz injuria no rebajó en absoluto a Vinicius sino al delincuente que perpetró esa bestial vileza y cayó en la más honda sima de la bajeza ética. Insultar a Vinicius durante el momento o minuto de silencio es, por si fuere poco, una gran afrenta a Turquía y a Siria, así como a todos los sirios y turcos. El prodigioso delantero de raza negra ha sido víctima de insultos y odio por el público desde que llegó a España en 2018. Ha recibido insultos racistas durante los partidos y un muñeco con su imagen apareció colgado por el cuello en un puente de Madrid. Cuando por desprecio racial se insulta de modo tan canallesco a una persona con el solo fin de humillarlo, tal proceder es el más perfecto fermento de la putrefacción moral… El Estatuto de Roma, en su artículo 7, establece como Crímenes de Lesa Humanidad a la persecución y al apartheid, cuyo concepto se ha extendido –en el sentir de la comunidad internacional– a la discriminación racial en general.

Cualesquiera de las razas humanas merece todo respeto y consideración. En todas y cada una de ellas, la persona humana (hay personas jurídicas) tiene y siente la dignidad de ser hombre: esa dignidad debe ser profundamente respetada por la propia persona y por todas los demás. También toda persona debe respetar la dignidad de las demás personas. Por eso es que el respeto es la virtud socializadora por excelencia y es un concepto maravilloso para quien esté en capacidad mental, intelectual y espiritual de entenderlo, valorarlo y disfrutarlo. Por eso la palabra griega “Eleuthería” –al decir del muy ilustre Arturo Uslar Pietri– es la palabra más hermosa que existe porque su significación filosófica implica la manera más completa y profunda de existir, al respetarse no sólo a sí mismo sino también a los demás. Lo único que puede establecer diferencias en los seres humanos es su valor ético y su capacidad de trabajo. “Se ha querido blanquear a España negando la diversidad real”, aseveró Deborah Ekoka, gestora cultural y coordinadora de la librería United Minds. España no es, como pretende, solamente blanca. Los españoles siempre tienden a ocultar su pasado (sobre todo) y reciente en conexión con la negritud, para parecer más europeo; pero ha habido muchísimas personas afroespañolas desde hace siglos.

Nada más aborrecible que la crueldad. El notable intelectual español Fernando Díaz Plaja fulminó así: “La crueldad española es, probablemente, la característica más difundida en el extranjero”. No sé si lo de la difusión; pero lo que sí es verdad apodíctica es que en España ha habido y hay muchísima crueldad. Potísimas pruebas son la esclavitud, la “Santa” Inquisición española –muy cruel e irracional– y el toreo. La esclavitud e Inquisición fueron un gravísimo crimen contra la Humanidad. Würtenberger aseguró que lo “bestial” y “cruel” es “antípoda de humanitario”. Con hartura de razones, el genial filósofo e intelectual español Ortega y Gasset sentenció así: “Esta incapacidad de sentirse cada cual herido en la herida del prójimo, hace que todo sea posible en España”.

En realidad de verdad, esta repulsión por el tema de la crueldad sólo puede ser entendida y, más que entendida, sentida ––y acaso aquello por esto–– por quienes tengan sensibilidad humana. Pero una sensibilidad real y no simulada por diversas razones, que van desde las poses de hacer dengues incomprensibles hasta las afectaciones mercenarias que propicien el hacerse de un buen dinero so capa de labores humanitarias. Sensibilidad consistente en poder condolerse del sufrimiento de todos los seres y muy especialmente de los humanos. Sensibilidad que implica una capacidad de sentir el dolor ajeno y de tener compasión. Por todo ello copié la frase de Ortega y Gasset en el párrafo precedente. Tal es su idea rectora. Y explica la conducta de quienes no únicamente lamentan la situación inhumana por la que atraviesan los demás, sino que luchan para cambiar esa injusta situación y mitigar o aliviar al menos el dolor de sus congéneres muy especialmente, así como el de todos los seres.

La falta de compasión e insensibilidad general son de las características más salientes de los criminales. Porque se sabe que la agresividad es ingénita en los humanos; pero esto de gozar con el dolor de otros seres ya tiene otro calado y muy profundo en términos del mal: La afectividad es la reacción psíquica normal como por ejemplo la emoción de lástima por el dolor de otros seres. La frialdad afectiva es inmadurez emocional y hasta un síntoma psicopatológico. La carencia de afectividad causa la obsesión maligna de gozar al hacer el mal, a menudo con refinamiento. Hasta muchos, como Pinatel, caracterizan la personalidad criminal por la indiferencia afectiva. Al criminal nato se atribuyó falta de piedad por el dolor ajeno. El sadismo –aunque su acepción más conocida es la crueldad con el objeto o pareja sexual– también es la crueldad refinada para el goce de quien la ejecuta

La discriminación es de suyo repugnante porque el estar en la sima de la escala humana en términos de pequeñez, es deprimente tanto para quien es carcomido por su bajeza de ánimo cuanto para los que miran con repugnancia ese modo de sentir y aun lo sufren en sí mismos. La vileza de haber vomitado semejante injuria contra el mejor jugador de fútbol del mundo –chille quien chille– sólo parece expulsada de un albañal y del más inhumano odio.

El Diccionario de la lengua, de la Real Academia Española, en su vigesimotercera edición o Edición del Tricentenario, mantiene la definición del odio: “Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea”. El odio es la aversión y repulsión a otra u otras personas. Tal sentimiento, antítesis del amor, como lo llamó el gran criminalista de la Scuola, Enrico Altavilla, es de suyo muy malsano pues afecta lo salutífero en su doble vertiente física y moral. Es un trastorno anímico que enrarece la convivencia y aun desgasta a quien lo enfila contra otros y lo padece en sí propio.

Empero, el odio no es delito. Ni debe serlo. Así como es justa la libertad de amar, también lo es el derecho a odiar a otro u otros. No es lo ideal el sentir odio por el prójimo; pero puesto que en el mundo hay gente buena y gente mala, cuya conducta es detestable, nada más natural que antipatizar y hasta sentir aversión hacia personas de esa índole y su proceder. Muchas veces también se odia a otros no por razones de su maldad real o ficta, sino por gran antipatía –en ocasiones gratuita– de variados orientes o motivos, justificados o también injustos. Tal es lamentable; pero es la nuda realidad. Y mientras el odio se mantenga in péctore no interesa al Derecho Penal. Muy otra es la situación cuando ese odio o exacerbado estado pasional se desfoga, exterioriza y da pie a agresiones verbales y hasta físicas, lo que con frecuencia causa aun el matar personas. Por eso el odio es peligroso e incitarlo es mucho más grave y por supuesto delictuoso.

Se evidencia así, con máxima potencia lógica, lo extremadamente grave del odio y de la incitación al odio. Incitación que reviste su modalidad más siniestra al dirigirse y recaer en muchedumbres, cuya rápida e indetenible propensión a los crímenes más horrendos es harto estudiada y conocida en Derecho penal. La ignominiosa injuria contra Vinicius se profirió en medio de una multitud y fue sin duda una incitación al odio contra ese gran futbolista brasilero: por alaridos como ése principió la pavorosa tragedia de 1985 en la cultísima Bélgica, en la tragedia del estadio Heysel en Bruselas (Juventus contra Liverpool), cuando muchos italianos fueron lanzados a un piso bajo y hasta ensartados con astas de banderas y hasta mataron a gran cantidad de ellos: en total hubo treinta y nueve muertos, en una de las mayores tragedias de la historia del deporte en el mundo...

Muchos, roídos por el odio intolerante e impulsados por la furia sibilina del “Thanatos” o instinto agresivo de muerte (Freud), se entredevoran en el orbe. La iracundia crece en insania y muchos, en la vorágine de la cólera, acarician el ensueño de energúmenos de que las enemistades y hasta la guerra no los afectarán. Por todo eso está ahíta en sangre la siniestra figura de los “meneurs” o azuzadores o íncubos. En verdad es una abominación el incitar al odio.

Según el diccionario citado con anterioridad, “instigar” es “incitar, provocar o inducir a alguien a que haga algo”. E “incitar” es “mover o estimular a alguien para que ejecute algo”. El incurrir en tamaña abyección en relación con pocas personas (en petit comite) ya es de suyo muy negativo, peligroso y criminal; pero el hacerlo e incitar al odio a una multitud es gravísimo y criminal por lo inflamable que resulta el ambiente y por la gran propensión a la violencia del género humano en todo tiempo y lugar.

En la teoría freudiana del tánatos (instinto de muerte) guía el odio. Einstein llamaba a Freud el "gran conocedor de los instintos humanos" (es muy probable que fueron los dos más grandes sabios del siglo XX) y el 30 de julio de 1932 hízole su dolorida pregunta: “Querido profesor Freud: ¿Existe algún medio que permita al hombre librarse de la amenaza de la guerra? ¿Qué puede hacerse para evitar a los hombres el amargo destino de la guerra y protegerlos de sus estragos?”. Y Freud lo desengañó al responderle así: “Derecho y violencia son una antinomia. Resulta fácil demostrar que el primero deriva de la segunda. (...) Los conflictos de intereses que surgen entre los hombres se resuelven pues, en principio, por la violencia. (…) los impulsos primitivos, salvajes y malignos de la humanidad no han desaparecido en ninguno de sus individuos sino que persisten, aunque reprimidos, en el inconsciente, y esperan las ocasiones propicias para desarrollarse (resaltado mío).

España es discriminada por Europa: no la considera europea sino atrasada y africana. O para que no suene tan “durillo” –como dicen los españoles– no la tienen culturalmente por propiamente europea sino más como africana. Los consideran mucho menos avanzados en temas tecnológicos, económicos o políticos. Y los juzgan como país muy corrupto que llegó bastante tarde a la modernidad por su extremismo religioso.

Empero, la peor causa para esa discriminación cultivada por europeos o, también, para esa valoración negativa de muchos otros, es que en España se rinde culto al dolor y a la muerte. Apodíctica prueba es que es el único país del universo mundo en que la muerte orgiástica es una gran diversión ancestral y la fiesta nacional: El toreo. Al respecto y de súbito se viene a la mente que el principal o más conocido símbolo “cultural” o “diversión” predilecta de los españoles es el toreo, que no es arte ni es cultura y con el cual haré cuentas en el desarrollo de esta columna. Es lógico porque en Europa –y con excepción de España– se trata muy bien a los animales y condigno ejemplo es el del sabio francés Alexander Humboldt –quien se hizo muy amigo de Simón Bolívar– cuando sentenció: “La forma de tratar a los animales demuestra el grado de civilización de los pueblos”.

El toreo en verdad es algo sumamente cruel y degradante. Los bebedores de sangre han hecho supremo daño a España y a su reputación. No me refiero –aunque también lo son– a los criminales sino ajustaré con los aficionados al toreo: si Lombroso hubiera visto el feliz y delirante público taurino, ahíto en sangre y licor, en medio de una de las “fiestas” más chabacanas de que se tengan noticias, hubiera tenido una impresión muy fuerte y un inmejorable material de trabajo. El Nobel Kipling refiere un muy noble mandato de la Ley de la Selva, cumplido en su muy famoso "Jungle Book" y en la realidad fáctica de la jungla: “Nunca matar por gusto”. Exactamente en esto consiste el mal arte del toreo, al cual con ánimo sombrío llaman “fiesta”: así decía el crudelísimo español Boves, con monstruosa reiteración, en sus malignos y masivos degüellos: “¡Que siga la fiesta!”.

En torno a la perversión taurina llamada “la pica”, se dijo que con ella se protegió a los caballos de los “picadores” al dotarlos de petos para evitarles el ser corneados y que sus entrañas colgaran en un sangriento espectáculo que, acaso, debió llevar al éxtasis a los espectadores; pero en realidad lo que se planificó fue que el tal picador pudiera hundir su lanza en el toro a placer y a más no poder. Su deliciosa esencia festiva fue recreada por el más notable profesor de anatomía en los fastos médicos venezolanos y, con el debido respeto, aludo a José "Pepe" Izquierdo, quien expresó en su "Tratado de Tauromaquia": "La pica debe desaparecer... para privar a las corridas de su aspecto sanguinario... He ahí, en su sádica morbidez, el placer de la pica... Su cuerno penetrante en el pecho o el vientre del caballo: esos boquetes de donde la sangre mana como de una manguera o salen las tripas, que son amarradas para rellenar el boquete con estopa y coserlo y arrastrar al sacrificio al noble bruto". Agrega que algunos picadores sacan los ojos al caballo para que cuando sea corneado, no los arrastren; y concluye en que "De todos los asuntos de dinero que conozco, el más sucio es el toreo".

Además de semejantes exquisiteces, los toros, después de ser torturados con paulatinos destrozos, agonizan ahogados en sangre pues la espada perfora los pulmones y secciona bronquios y arterias con gran hemorragia por boca y nariz. Por eso los españoles tienen la fineza de hablar de que un toro está “amorcillado” cuando los ahoga su propia sangre: ¡linda fiesta! Y es que en España es obsesivo ese gusto hemofílico: cantan que “Granada es tierra ensangrentada en tarde de toros” y un chorizo (puesto yo a hablar de embutidos) o ladrón de los incrustados en el arca pública de esa gran nación para perpetrar colosal ladronicio, cometió esta otra asquerosidad según David Merino: “Granados, mientas yo estaba sentado, me colocó las vísceras del jabalí encima de mi cabeza” (diario español ABC, Pág. 19, del 30-10-14). Granada y Granados y los cazadores celebrando su “boda de sangre”, echándole al que abatiera la primera pieza las vísceras del animal…

La “crueldad innata de los españoles” (así la llama Díaz Plaja) proviene de antiguo, porque matar era tan bueno ––e incluso recomendable “para ganar el cielo”–– que a la guerra llamaron “santa”: En el medioevo y con la por ellos denominada “Guerra Santa”. La conjugación del verbo matar (no sé si su ejecución, aunque también es bastante) es muy trajinada en España y póngase por caso el que algunas madres –sin ninguna idea ni mucho menos intención de unir la acción a la palabra– al regañar a sus hijos les sueltan un “¡te voy a matar!”. Otro potísimo ejemplo es que algunas españolas, cuando disfrutan del goce primaveral y humano, a veces exclaman “¡¡me matáis!!”... El muy talentoso escritor español Fernando Díaz Plaja, en su bien interesante obra “el español y los siete pecados capitales”, expresó:

“En 1936 un periodista americano del Chicago Tribune, Jay Allen, entra en Badajoz unos días después de ser tomada la ciudad por las tropas nacionales: ‘Eran jóvenes, casi todos campesinos (…), a las cuatro de la mañana los llevan a la plaza de toros, donde les espera la ametralladora. Tras la primera noche se dice que la sangre tenía un palmo de profundidad al otro lado de la calle. No lo dudo. Mil ochocientos hombres cayeron en unas doce horas. Hay más sangre de lo que se cree en mil ochocientos cuerpos… La noche estaba calurosa y había un olor en el aire, un olor que yo no quiero ni puedo describir…” (Chicago Tribune, 30 de agosto de 1936)’”.

Muchos crueles españoles disfrutan desde la seguridad de las tribunas gritándole “mono” al formidable crack Vinicius. Esa atroz injuria –además de la canallada que representa en sí– reviste dos grandes peligros: a la educación del pueblo, muy en especial contra los niños, que tienen derecho a lograr su limpio y pleno desarrollo psíquico, moral y espiritual: tal desarrollo se pervierte si es influido por ejemplos de malignidad. El gran tratadista moderno Antolisei aseguró que “el ordenamiento jurídico actual (…) tiene también una misión educativa y tiende a reforzar el sentimiento de la solidaridad humana”. El derecho a la educación del pueblo, además, se empalma con el concepto de justicia social, en el cual está enraizado. El Estado permite el deporte pues no sólo tiene un fin salutífero sino educativo. (Algunos españoles también dicen que el toreo ––aparte de fiesta–– es un deporte). Este fin esencial se cumple solamente si el mensaje educativo es bueno y recuérdese el “aprendizaje social observacional” de Albert Bandura, famoso psicólogo y profesor de la universidad de Stanford: “Es difícil imaginar un proceso de socialización (…) sin la ayuda de modelos que ejemplifiquen los patrones culturales en su propia conducta”. Según el famoso Bandura, muchos estudios demuestran que la violencia observada en espectáculos es capaz de generar violencia. El insigne criminólogo hispano venezolano Fernando Pérez Llantada (S.J.) enseñó que uno de los “sustitutivos penales” es de “orden educativo”, como la abolición de “ciertos espectáculos civiles”. Por muy plúmbeos e irrebatibles argumentos jurídicos es lógico el acudir al Derecho penal para exigir protección al derecho a la educación de la sociedad y en especial de niños y adolescentes. El gran penalista moderno Antolisei aseguró que “el ordenamiento jurídico actual (…) tiene también una misión educativa”. Deben abolirse los espectáculos crueles como el toreo.

Si lombroso ––creador de la teoría del delincuente nato, al que hoy todos llaman “lombrosiano”–– hubiera visto el público taurino, ahíto en sangre y licor, en medio de una de las “fiestas” más chabacanas de que se tengan noticias, habría recibido una impresión muy fuerte y un inmejorable material de trabajo. Esas aberraciones, llamadas siniestramente “fiestas” (los españoles llaman al toreo “fiesta brava”) son estimuladas en ese país beato y clerical hasta por gobernantes y prominentes políticos, algunos de los cuales reniegan así de imperativos cristianos que abominan la impiedad contra “criaturas del señor”. En verdad, es nefasto que un pueblo disfrute de pedestres y crueles espectáculos y que éstos sean aupados por “líderes” y figurones. Los fanáticos de tales brutalidades revelan el summum de la torpeza y del cinismo cuando alegan que los toros serán comidos; y por eso será que les place que previamente se les martirice. Respecto a esta pose sanchezca, lo primero por aclarar es que no son “comidos vivos”; martirio que resultaría inferior al del toreo y que se trata ¡¡hasta en España!! por hacer menos doloroso y agónico ese sacrificio, curiosamente llamado “beneficio”. Y lo último y principal por aclarar es que resulta muy distinto matar a un animal para comerlo, sin mortificarlo con paulatinos destrozos, que torturándolo previamente. En realidad de verdad, el realzar tales bajezas es demostrativo de crasa ignorancia y maldad. No debe ser una fiesta la bestial vileza de atormentar animales.

Prosigue Díaz Plaja: “Cuando el enemigo nos molesta, o le matamos o va a la cárcel sin que le salve reputación artística o intelectual. La lista de expresidiarios españoles tiene nada menos que estos nombres entre otros: Arcipreste de Hita, fray Luis de León, Cervantes, Quevedo, Jovellanos, Maetzu, Buero Vallejo, García Lorca, Miguel Hernández (…) La violencia es tan moral en España que quien no la siente la finge. De la misma forma que hay quien sin interesarse demasiado por las mujeres simula entusiasmo ante ellas para no quedar mal en la tertulia (¡qué pensarían de él si no!), muchos emplean frases duras sin íntima convicción convicción. Por ejemplo el ‘Voy a partirle la boca’, el ‘¡Como le coja solo!, ‘Ya verá quién es el hijo de mi padre’, etc., etc.’”.

Hago una sola objeción a los párrafos del talentosísimo y muy conocido escritor e historiador Díaz Plaja, de muy buena pluma por lo demás: “De la misma forma que hay quien sin interesarse demasiado por las mujeres simula entusiasmo ante ellas para no quedar mal en la tertulia” (resaltado mío); pero “demasiado” se debe usar sólo para lo malo e “interesarse por las mujeres” o criaturas más hermosas de la Naturaleza es muy bueno.

Y termina el cultísimo Díaz Plaja: “Hay un edificio en Sevilla cuyo nombre era una muestra de crueldad. El edificio era conocido por Hospital de los Incurables… Vamos padre, madre, tía, te llevaremos al hospital, allí estarás bien… ¿A qué hospital, hijo? Al de los… incurables. La crueldad española es, probablemente, la característica más difundida en el extranjero”.

Larra, ya muy deprimido y en su lúgubre “El día de difuntos”, hasta expresó que “Aquí yace media España; murió de la otra media”. Blasco Ibañez. aseguró que “La verdadera fiera es la que que ruge en los tendidos y gradas”.

PACMA informó: “PACMA saca a la luz un vídeo que refleja la extrema crueldad y dolor que sufren los miles de becerros que son usados en las becerradas populares en España. Los investigadores de PACMA estamos tristemente acostumbrados a ver escenas de crueldad hacia los animales, pero lo que hemos presenciado en este festejo taurino no lo olvidaremos jamás. Pequeños becerros, sin apenas cuernos, no más grandes que un mastín, fueron lidiadas, pinchadas, estoqueadas y apuntilladas por los vecinos de la localidad manchega de Valmojado, causándoles un sufrimiento atroz, impensable para cualquiera de nosotros. Mirando el vídeo, os podéis imaginar lo que sufrieron estos pequeños becerros, de un año de edad, que son capaces de notar cuando se les posa una mosca y la ahuyentan”. (PACMA es el Partido Animalista Con el Medio Ambiente: único partido político en España que lucha por los derechos de todos los animales y por el medio ambiente).

Hay la bicoca de ciento veinticinco regiones o Municipios que abominan del toreo y no lo permiten: 1. Tossa de Mar (Girona, Cataluña, 1989); 2. Vilamacolum (Cataluña, 1991); 3. La Vajol (Cataluña, 1991); 4. Palafrugell (Cataluña 1991); 5. Calonge (Cataluña, 1997); 6. Barcelona (Cataluña, 2004); 7. Torelló (Barcelona, Cataluña 2004); 8. Calldetenes (Barcelona, Cataluña, 2004); 9. Olot (Girona, Cataluña, 2004); 10. Ripoll (Girona, Cataluña, 2004); 11. Tavertet (Barcelona, Cataluña, 2004); 12. Manlleu (Barcelona, Cataluña, 2004); 13. Granollers (Barcelona, Cataluña, 2004); 14. San Feliu del Llobregat (Barcelona, Cataluña 2004); 15. Valls (Tarragona, Cataluña, 2004); 16. Badía del Vallès (Cataluña, 2004); 17. Molins de Rei (Barcelona, Cataluña, 2004); 18. La Roca (Cataluña, diciembre 2004); 19. Sitges (Penedès, Cataluña, 2005); 20. Sant Cugat (Barcelona, Cataluña, 2005); 21. Bellpuig (Lleida, Cataluña, 2005); 22. Banyoles (Girona, Cataluña, 2005); 23. Coslada (Madrid, 2005); 24. Abrera (Barcelona, Cataluña, 2005); 25. Cerdanyola (Barcelona, Cataluña, 2006); 26. Sant Andreu de la Barca (Barcelona, Cataluña, 2006); 27. Mollet del Vallès (Barcelona, Cataluña, 2006); 28. Teià (Barcelona, Cataluña, mayo 2006); 29. Sant Quirze de Besora (Barcelona, Cataluña, mayo 2006); 30. Gironella (Barcelona, Cataluña, mayo 2006); 31. Biure de l'Alt Empordà (Girona, Cataluña, mayo 2006); 32. Cabrera de Mar (Barcelona, Cataluña, mayo 2006); 33. Cabanes de l'Alt Empordà (Girona, Cataluña, junio 2006); 34. Sant Iscle de Vallalta (Barcelona, Cataluña, junio 2006); 35. Guissona (Lleida, Cataluña, junio 2006); 36. Moià (Barcelona, Cataluña, septiembre 2006); 37. Artesa de Segre (Lleida, Cataluña, septiembre 2006); 38. Vilabertran (Girona, Cataluña, septiembre 2006); 39. Sanaüja (Lleida, Cataluña, octubre 2006); 40. Torrelavit (Penedès, Cataluña, octubre 2006); 41. Torrebesses (Cataluña, noviembre 2006); 42. Riudarenes (Girona, Cataluña, noviembre 2006); 43. Costitx (Islas Baleares, 2006); 44. Fornells de la Selva (Girona, Cataluña, febrero 2007); 45. Brunyola (Girona, Cataluña, marzo 2007); 46. La Fatarella (Tarragona, Cataluña, julio 2007); 47. Morera de Montsant (Tarragona, Cataluña, octubre 2007); 48. Calella (Costa Brava, Cataluña, octubre 2007); 49. Dels Pallerrols (Tarragona, Cataluña, noviembre 2007); 50. La Bisbal (Girona, Cataluña, diciembre 2007); 51. Basauri (País Vasco, junio 2008); 52. Castrillón (Asturias, julio 2008); 53. Sant Cebrià de Vallalta (Barcelona, Cataluña, octubre 2008); 54. Palamós (Girona, Cataluña, noviembre 2008); 55. Les Franqueses del Vallès (Barcelona, Cataluña, enero 2009); 56. Castellar del Vallés (Barcelona, Cataluña, enero 2009); 57. Tagamanent (Cataluña, marzo 2009); 58. Pallejà (Cataluña, marzo 2009); 59. Arenys de Munt (Cataluña, marzo 2009); 60. Caldes de Montbui (Cataluña, marzo 2009); 61. Hostalric (Cataluña, marzo 2009); 62. Vacarisses (Cataluña, marzo 2009);63. Santa Eulàlia de Ronçana (Cataluña, marzo 2009); 64. Aiguafreda (Barcelona, Cataluña, marzo 2009); 65. Sant Pere de Vilamajor (Cataluña, abril 2009); 66. Sabadell (Barcelona, Cataluña, abril 2009) ; 67. Vilassar de d'Alt (Barcelona, Cataluña, abril 2009); 68. Martorell (Barcelona, Cataluña, abril 2009); 69. Castellbisbal (Barcelona, Cataluña, abril 2009); 70. Vallgorgina (Barcelona, Cataluña, mayo 2009); 71. Sentmenat (Barcelona, Cataluña, mayo 2009); 72. Sopelana (País Vasco, mayo 2009); 73. Sant Esteve de Palautordera (Barcelona, Cataluña, junio 2009); 74. Arenys de Mar (Barcelona, Cataluña, octubre 2009); 75. Esportes (Islas Baleares, 2009); 76. Puigpunyent (Islas Baleares, 2009); 77. Cangas (Galicia, enero 2010); 78. Begues (Barcelona, Cataluña, enero 2010); 79. Vedra (Galicia, marzo 2010); 80. Dodro (Galicia, abril 2010); 81. Mutxamel (Valencia, abril 2010); 82. Pobra do Brollón (Galicia, julio 2010); 83. Teo (Galicia, julio 2010); 84. Sestao (País Vasco, agosto 2010); 85. Ares (Galicia, julio 2011); 86. Santurzi (País Vasco, octubre 2011); 87. Barakaldo (País Vasco, noviembre 2011); 88. Abanto-Zierbana (País Vasco, noviembre 2011); 89. Consell (Islas Baleares, 2011); 90. Donostia - San Sebastian (País Vasco, marzo 2013); 91. Olvera (Andalucía, febrero 2014); 91. Artà (Mallorca, junio 2014); 93. Sencelles (Mallorca, julio 2014); 94. Santa María del Camí (Mallorca, julio 2014); 95. Algaida (Mallorca, septiembre 2014); 96. Capdepera (Mallorca, septiembre 2014); 97. Lloseta (Mallorca, septiembre 2014); 98. Porreres (Mallorca, septiembre 2014); 99. Santa Margalida (Mallorca, septiembre 2014); 100. Manacor (Mallorca, octubre 2014); 101. Campanet (Mallorca, noviembre 2014); 102. Deia (Mallorca, noviembre 2014); 103. Sant Joan (Mallorca, noviembre 2014); 104. Ariany (Mallorca, enero 2015); 105. Mancor de la Vall (Mallorca, julio 2015); 106. A Coruña (Galicia, julio 2015); 107. Son Servera (Mallorca, julio 2015); 108. Palma de Mallorca (Mallorca, Islas Baleareas, julio 2015); 109. Valldemossa (Mallorca, Islas Baleares, septiembre 2015); 110. Alaró (Mallorca, Islas Baleares, septiembre 2015); 111. Búger (Mallorca, Islas Baleares, septiembre 2015); 112. Llucmajor (Mallorca, Islas Baleares, septiembre 2015); 113. Maria de la Salut (Mallorca, Islas Baleares, octubre 2015); 114. Orihuela (Alicante, octubre 2015); 115. Bunyola (Mallorca, Islas Baleares, octubre 2015); 116. Banyalbufar (Mallorca, Islas Baleares, octubre 2015); 117. Calvià (Mallorca, Islas Baleares, octubre 2015); 118. Binissalem (Mallorca, Islas Baleares, noviembre 2015); 119. Marraxtí (Mallorca, Islas Baleares, julio 2015); 120. Llubí (Mallorca, Islas Baleares, noviembre 2015); 121. Santanyí (Mallorca, Islas Baleares, diciembre 2015); 122. Sant Antoni de Portmany (Ibiza, Islas Baleares, enero 2016); 123. Sóller (Mallorca, Islas Baleares, febrero 2016); 124. Sa Pobla (Mallorca, Islas Baleares, junio 2016) y 125. Pontevedra (Galicia, julio 2018).

En España, como queda demostrado, hay repulsa al toreo y se asegura que al ochenta por ciento de los jóvenes no les gusta esa “fiesta”. Y brilló también allá la Tesis Doctoral "El pensamiento antitaurino en España, de la ilustración del XVIII hasta la actualidad", lo cual patentiza la realidad actual con la que en ese país se repudia esa bárbara recreación…

Alejandro Angulo Fontiveros
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