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Allá en mi rancho grande

Mene Grande, emergió como el más prominente enclave petrolero de los años 50 del siglo 20, dotado de los servicios indispensables, para la salud, educación y esparcimiento, un repleto comisariato, algo nunca visto hasta entonces en el país

  • EZEQUIEL QUERALES

31/03/2023 05:00 am

Hoy tuve ante mis ojos, todo el esplendor, del amplio, azul y vibrante horizonte de las sabanas del río Raya,

Una sublime mirada desde lo alto del cerro La Estrella, “allá en mi Mene Grande, allá donde vivía”, donde di mis primeros pasos de niño, y travieso zagaletón de volantines, perinolas, yoyos, trompos, metras, caucheras, y cotizas, bastó para atraer ese brillo.

Hermosa evocación de infancia que me regresó a mi casa No 16 de la segunda calle de campo Rancho Grande, mi terruño natal, otrora pujante campo petrolero de la Royal Dutch Shell, cuna del celebrado pozo petrolero Zumaque No 1.

Un cerro desde donde se encausó, la explotación comercial de la industria petrolera venezolana, iniciada a partir del 31 de julio de 1914, en tiempos de Juan Vicente Gómez.

Pero más allá del manantial de mene, que dio origen al nombre de Mene Grande, el cerro La Estrella, también cobró fama por ser el asiento de la urbanización de los “gringos” de la Shell y Caribbeam Petróleum, y el lugar donde 1 de enero de 1976, se estampó la firma para la nacionalización de nuestra primerísima industria petrolera nacional, hoy venida a menos.

A un lado del balancín, que aún sube y baja, para extraer entre15 o 18 barriles de crudo diarios, después de producir, hasta 2.500 b/d, está la placa conmemorativa del hallazgo del yacimiento y de la fecha del decreto 1.373, que oficializó la nacionalización de la industria petrolera, y declaró a Mene Grande, sede de Gobierno, por un día.

Fue la gloriosa época de la creación de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y sus filiales, Maraven, Lagoven, Meneven, Llanoven, Pequiven, en los albores democráticos, del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, y de tantas obras edificantes.

De la breve historia de Mene Grande, sabemos que antes del descubrimiento de la veta petrolera, existía un caserío de labriegos, llamado San Felipe, que obviamente, cobró vida con el levantamiento de las instalaciones para la Caribbean Petroleum, encargada de la explotación del yacimiento descubierto.

Y que poca distancias de La Estrella, funcionó el centro estratégico conocido como El Patio, de donde se impartió toda la logística para iniciar, lo que con el tiempo sería, la próspera industria petrolera nacional.

Se sabe, que allí llegaron hombres y mujeres de todas las regiones del país, e incluso, de Curazao y Trinidad, atraídos por el rumor del “boom petrolero” que se avecinaba.

Tras urbanizarse el campo, San Felipe quedó aislado como “Pueblo Aparte”. Con los años, fue bautizado Niquitao, nombre que hoy con conserva para orgullo de sus entusiastas habitantes.

Mene Grande, emergió como el más prominente enclave petrolero de los años 50 del siglo 20, dotado de los servicios indispensables, para la salud, educación y esparcimiento, un repleto comisariato, algo nunca visto hasta entonces en el país.

Son muchos recuerdos, desdibujados por el feroz trabajo del tiempo. Hermosa melancolía que se confunde con el fulgor de La Estrella que iluminara la siembra del Zumaque No1, y que aún titila, “Allá en mi Rancho Grande”. 

ezzevil34@gmail.com
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