La palabra “policrisis”, utilizada inicialmente por el historiador economista británico Adam Tooze, autor del libro “Crashed: how a decade of financial crises changed the World”, se ha difundido ampliamente en el comienzo de 2023, posterior al Foro Económico Mundial para describir la grave situación actual y las expectativas de la próxima década y ha sido definida como “el conjunto de crisis globales interrelacionadas que amenazan al planeta”. A este evento que se realiza anualmente en la localidad suiza de Davos, asisten líderes empresariales y políticos para discutir problemas importantes de impacto global, así como también algunos lineamientos de vías de soluciones propuestas. En el año 2022, se utilizó también otro neologismo, la palabra “permacrisis”, estrechamente relacionada con la policrisis y definida como “un período prolongado de inestabilidad e inseguridad, especialmente como resultado de una serie de eventos catastróficos”, lo cual genera una sensación de crisis permanente.

En el Foro de Davos, como producto de una consulta realizada a un grupo de 1200 personas, constituidas por expertos en riesgos, políticos y líderes empresariales, se generó una lista de riesgos para los próximos 2 años, que incluyó a la crisis del costo de vida, desastres naturales y fenómenos climáticos extremos, confrontación geoeconómica, falta de mitigación del cambio climático, falta de cohesión social y polarización, incidentes y daños ambientales a gran escala, fracaso de la adaptación al cambio climático, cibercrímen e inseguridad cibernética, crisis de recursos naturales y migración involuntaria a gran escala. La Directora del Foro Económico Mundial, Saadia Zahidi resumió la situación en los siguientes términos: “El mundo está en una situación frágil al afrontar una policrisis por la inseguridad alimentaria y energética, la inflación y las guerras geoeconómicas”.

Este escenario mundial repercute en regiones, países y organizaciones específicas, lo cual obliga a realizar un análisis adaptado a cada caso. En las instituciones de atención médica en particular, es fundamental incluir en su fórmula de análisis, la condición de calidad y universalidad del servicio, por la estrecha vinculación del derecho a la salud con el derecho a la vida. Sin pretender agotar el tema, por su extensión y complejidad, para Venezuela sólo se menciona en este artículo, la repercusión del alto costo de la vida y la migración involuntaria a gran escala.

El costo de la vida repercute tanto en los trabajadores del sector salud, como en la población general y en este sentido es fundamental desarrollar modelos de gestión que compatibilicen la mejor remuneración laboral posible con un buen salario emocional y al mismo tiempo la mayor accesibilidad, idealmente la totalidad de la población con participación gubernamental y no gubernamental que se potencien mediante alianzas sinérgicas.

La migración involuntaria a gran escala, tiene repercusión en atención médica en dos aspectos: Por una parte la disminución de personal profesional de la salud, difícil de reponer en forma rápida, sobre todo los especialistas en áreas específicas y por otra parte en la población general, en especial grupos etarios de personas mayores, cuyas proporciones suben en escala mundial, pero aún más a nivel nacional, con la particularidad de la soledad del anciano por la migración de familiares jóvenes y adicionalmente con la disminución de personal especializado en geriatría y gerontología. Todo esto obliga a desarrollar programas de atención y educación con el objetivo de solventar el déficit de personal entrenado.



Bartolomé Finizola Celli

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