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Sucre vigente

Sigo creyendo y esperando, como muchos, en medio de los antivalores existentes, el rescate de la dignidad de Venezuela no perdida para siempre

  • JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ

26/03/2023 05:02 am

Sí América Latina, sí su patria en particular quisiera recuperar y sostener su estatura moral, ética, cívica, perdida en estos años de descrédito, de contradicciones y de faltas en los cuales se ha puesto tanta sordina a la verdad, al deber, a la honestidad, al respeto que los pueblos merecen, el comportamiento responsable de un buen gobierno, la virtud, el patriotismo, la rectitud, los valores ejemplares del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, constituirían una guía inexorable.

Así lo consideraba y lo reflexionaba desde lo íntimo, desde la consciencia ciudadana que despierta en una conferencia que dictamos en su propia tierra oriental a instancia de los distinguidos médicos venezolanos Hernán Fermín, Andrés Korchoff, Jesús Salazar, Marisela Domínguez y otros, miembros de la Junta Directiva de un importante centro de salud en el país.

Mientras discurría en el análisis, en la memoria, la obra de esa vida admirable considerando sus últimos tiempos en medio de luchas y enfrentamientos fratricidas cuando las ambiciones, como hoy, destruyeron finalmente las posibilidades reales de la unidad, del progreso, de la paz, surgía en todo su carácter singular la figura, la dignidad, la lección categórica de Sucre.

Contra la impunidad, la vergüenza y la complicidad de los que fueron y de los que son, Sucre expresó: “La constitución me hace inviolable; ninguna responsabilidad me cabe por los actos de mi gobierno. Ruego, pues, que se me destituya de esta prerrogativa, y que se examine escrupulosamente toda mi conducta. Si hasta el 18 de abril se me justifica una sola infracción de la ley; si las cámaras constitucionales juzgan que hay lugar a formación de causa al ministerio, volveré de Colombia a someterme al fallo de las leyes”.

En medio del: “Realismo Mágico” de nuestra política no sé si fue cierto un acto en el que ante rostros sorprendidos, risueños, alarmados, tensos, indiferentes de autoridades y dirigentes, se habló de la corrupción y se reclamaba desde el máximo nivel su sanción y se decía que: “la historia va a condenar a sus autores”. La pregunta que me hago es si tal acto se produjo, si esa afirmación se realizó. Ante ella de inmediato pensé: no es suficiente que la historia los condené, es necesario que los tribunales los sancione, y que lo enfrenten tal y como ofrecía hacerlo consciente de la probidad de sus actos, por voluntad propia, por su honor y consecuencia con la patria, a diferencia de tantos infames, el inmaculado Mariscal.

Sigo creyendo y esperando, como muchos, en medio de los antivalores existentes, el rescate de la dignidad de Venezuela no perdida para siempre.

Jfd599@gmail.com
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