Espacio publicitario

Leo Strauss y las artes liberales

Las nuevas tecnológicas hacen procesos mecánicos, cálculos, pero el tacto, la simpatía, la psicología, las emociones, el contacto, el relacionamiento, son intransferibles, los seres humanos hacemos lo que las computadoras no pueden hacer

  • DYLAN J. PEREIRA

25/03/2023 05:00 am

Leo Straus, uno de los filósofos políticos más prominentes del siglo XX, entiende la educación liberal como la educación en la cultura o hacia la cultura; el resultado final es un ser humano cultivado, específicamente el cultivo de la mente y la mejora de sus facultades naturales. “La educación liberal, consiste en recordarnos la grandeza y la excelencia humana.” Para Platón la educación en su sentido más alto es la filosofía, que es la búsqueda de la sabiduría, del saber acerca de lo más importante, lo más universal. Tal saber, sugirió es virtud y felicidad, pero la sabiduría es, bajo está concepción, inaccesible al hombre, nosotros no podemos ser filósofos, mas si amar la filosofía;

Este filosofar consistirá en escuchar las conversaciones entre los grandes talentos y por ende consistirá en estudiar las obras fundamentales. “Los grandes talentos tienen tendencia a monologar y nosotros debemos transformar esos monólogos en diálogos.” Además, los grandes talentos se contradicen en cuestiones trascendentales, tenemos entonces nosotros una tarea muy compleja, juzgar sus monólogos, no confiar en lo que alguno de ellos dice, sabiendo que no somos jueces competentes. Sabemos que no puede existir la verdad sino una verdad formal, que consiste en la compresión, de que toda interpretación es relativa a una perspectiva específica.

La ciencia política, según Strauss, no tiene otro tema que el contraste entre la concepción originaria de la democracia, o de lo que podemos llamar el ideal de la democracia, y la democracia tal como es. La democracia debería ser para Strauss una aristocracia universal de sabiduría. “La democracia moderna no es un gobierno de masa, porque no puede gobernarse a sí misma, sino por una élite, pero si es la cultura de la masa.”

La educación liberal es la vía para intentar pasar de la democracia de masas a la democracia como se entendió originalmente. La educación liberal consiste en un constante trato con los grandes maestros, es un entrenamiento en la modestia, un renacer; nos exige romper con la prisa, con la cultura de la inmediatez, con la vanidad.

Prácticamente ya no existen genuinamente las artes liberales y esta realidad se puede reflejar en gran parte de occidente; se han profesionalizado y se ha perdido ese sello de compromiso cívico y vasta gama de aplicaciones propias de las artes liberales. Alejarnos de nuestro compromiso para con la sociedad, fragmentar en pequeñas partes el conocimiento y tecnificarlo a niveles de idolatría de los expertos en pequeñas aéreas del conocimiento, y la neutralidad como una condición de la integridad académica, que nos cohíbe de la fijación de posturas son elementos que nos prohíben desarrollar las conexiones entre la educación y el bien público, entre la integridad y la libertad humanas, es decir del desarrollo de las artes liberales.

El sistema ha distanciado a la educación y la formación de valores y voces de la democracia, incluso las llegan a considerar como innecesarias. Pero la inestabilidad política, el deterioro de las instituciones, la corrupción en la política está conectado en las instituciones educativas.

La integridad de la educación liberal se centra en la virtud cívica; debemos partir del punto que nadie tiene las respuestas a los desafíos de este siglo, pero todo el mundo tiene la responsabilidad de intentar encontrarlas. Entre los más importantes objetivos de la educación liberal están, la dignificación de los objetivos comunes; conectar los vastos retos socio políticos con el pensum; estrategias de acción; entender la justicia, la igualdad, la verdad; diseñar las estrategias de acción para resolver los retos del futuro. Las nuevas artes liberales, la reestructuración de las artes liberales, deben sostener estos cambios. El conocimiento fuera de la academia se vuelve esencial: activistas sociales, líderes de empresas, abogados políticos, profesionales, se unirán al profesorado como participantes activos y continuos en este matrimonio de la educación liberal para el mejoramiento del bien público. La educación debe ser política, política de principios no de partidismo.

El desarrollo de las humanidades nos permite el desarrollo de estrategias de acción sobre los retos críticos de nuestro tiempo. Los ciudadanos deben prolongar su activismo político más allá de las elecciones; poder encontrar respuestas y planos de acción ante el dinamismo veloz del cambio. La investigación científica debe continuar, pero no puede sustituir la flexibilidad de la mente, la multiplicidad de perspectivas, las capacidades de colaboración e invención.

Las nuevas tecnológicas hacen procesos mecánicos, cálculos, pero el tacto, la simpatía, la psicología, las emociones, el contacto, el relacionamiento, son intransferibles, los seres humanos hacemos lo que las computadoras no pueden hacer.

Dylanjpereira01@gmail.com
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario