Chat GPT, el enemigo
Esa fe palurda en la ciencia y la tecnología nos hace cantar y bailar camino al abismo, como en lo del flautista de Hamelin. Y al parecer nadie, ni los progres más radicales ni el movimiento sindical, parece haber despertado del sueño del TikTok
Primer parcial de Derecho Administrativo, UCV. Cinco preguntas para responder cuatro, tres teóricas y un caso práctico. En clases anteriores, el profesor comentó el desarrollo de la inteligencia artificial y en concreto el nuevo y famoso ChatGPT. Como era muy posible que esa aplicación respondiera mejor que nadie en el mundo las preguntas teóricas, pero que el caso práctico, por aquello de que aplicar lo general, la ley, a lo particular, era exclusivo de los humanos, era lo que nos quedaba de utilidad a los abogados.
Puesto a la tarea, el profesor puso al bendito chat a responder el examen. No sólo respondió perfectamente las preguntas teóricas, sino también el caso práctico, pues éste ya estaba resuelto en una publicación ¡del mismo profesor! Maravilla de la ciencia, admiración por el mundo feliz que llegaría en cualquier momento.
Pues no. Los abogados nos quedamos sin trabajo. Al igual que ya se han ido quedando sin empleo los campesinos, los obreros, los mecánicos; después la secretarias, los contadores, los jefes de compras, trabajos del sector servicios a donde se desplazaron gracias a la benéfica mano invisible los campesinos y obreros. Sector servicios, abogados entre otros, funcionarios públicos, enfermeras y bioanalistas. Ahora quedamos desplazados hacia el sector, ¿cuál sector? ¿Qué trabajo humano seguirá siendo necesario si las máquinas hasta sentencian?
El nivel de engaño colectivo, de frivolidad máxima y estupidez general a que lleva la contemplación boba durante el 50% del día de las mismas redes sociales que hablan del mundo feliz, hace que la masas que quedarán desempleadas mañana, o precarizadas hasta tener que desempeñar tres y cuatros trabajos a tiempo parcial, celebren su propia destrucción. Ni siquiera serán valiosos los pintores y poetas, porque hasta al arte llegan las máquinas, pues trillones de búsquedas por segundo logran un pastiche de Neruda con Quevedo o de Reverón con Braque.
El siglo XIX vió durante muchos años el movimiento anarquista inglés que se dedicaba a destruir la nueva maquinaria industrial, conscientes como estaban de que serían implacablemente sustituidos por los telares mecanizados y las máquinas de vapor. Ciertamente, pero nadie lo sabía en el momento, ni los más brillantes economista, ni siquiera el propio Marx, el capitalismo funcionó y los antes obreros se convirtieron en oficinistas y técnicos, con una mejora espectacular de las condiciones de vida. Un mundo con educación de tercer nivel no era exactamente feliz, pero sin duda mucho mejor que el mundo sin ninguna educación que era el de menos de un siglo antes.
Pero ahora, ¿quién podrá salvarnos? ¿Hacia dónde es el nuevo desplazamiento si la primera generación de IA de difusión masiva hace inútil, sobrante y desechable a los profesores universitarios, no se diga de los profesionales liberales, a los motorizados de Yummy o a los taxistas. Papá ¿qué carrera escojo? era relativamente fácil de contestar en los ochenta, pero ahora la perplejidad es infinita, porque no se ve ningún campo de la actividad humana que las máquina, a base de cantidad (trillones de cálculos y búsquedas por segundo) supera la máxima calidad que inclusive los más preparados y brillantes seres humanos son capaces de alcanzar.
Por supuesto, esa fe palurda en la ciencia y la tecnología nos hace cantar y bailar camino al abismo, como en lo del flautista de Hamelin. Y al parecer nadie, ni los progres más radicales ni el movimiento sindical, parece haber despertado del sueño del TikTok.
@glinaresbenzo
Puesto a la tarea, el profesor puso al bendito chat a responder el examen. No sólo respondió perfectamente las preguntas teóricas, sino también el caso práctico, pues éste ya estaba resuelto en una publicación ¡del mismo profesor! Maravilla de la ciencia, admiración por el mundo feliz que llegaría en cualquier momento.
Pues no. Los abogados nos quedamos sin trabajo. Al igual que ya se han ido quedando sin empleo los campesinos, los obreros, los mecánicos; después la secretarias, los contadores, los jefes de compras, trabajos del sector servicios a donde se desplazaron gracias a la benéfica mano invisible los campesinos y obreros. Sector servicios, abogados entre otros, funcionarios públicos, enfermeras y bioanalistas. Ahora quedamos desplazados hacia el sector, ¿cuál sector? ¿Qué trabajo humano seguirá siendo necesario si las máquinas hasta sentencian?
El nivel de engaño colectivo, de frivolidad máxima y estupidez general a que lleva la contemplación boba durante el 50% del día de las mismas redes sociales que hablan del mundo feliz, hace que la masas que quedarán desempleadas mañana, o precarizadas hasta tener que desempeñar tres y cuatros trabajos a tiempo parcial, celebren su propia destrucción. Ni siquiera serán valiosos los pintores y poetas, porque hasta al arte llegan las máquinas, pues trillones de búsquedas por segundo logran un pastiche de Neruda con Quevedo o de Reverón con Braque.
El siglo XIX vió durante muchos años el movimiento anarquista inglés que se dedicaba a destruir la nueva maquinaria industrial, conscientes como estaban de que serían implacablemente sustituidos por los telares mecanizados y las máquinas de vapor. Ciertamente, pero nadie lo sabía en el momento, ni los más brillantes economista, ni siquiera el propio Marx, el capitalismo funcionó y los antes obreros se convirtieron en oficinistas y técnicos, con una mejora espectacular de las condiciones de vida. Un mundo con educación de tercer nivel no era exactamente feliz, pero sin duda mucho mejor que el mundo sin ninguna educación que era el de menos de un siglo antes.
Pero ahora, ¿quién podrá salvarnos? ¿Hacia dónde es el nuevo desplazamiento si la primera generación de IA de difusión masiva hace inútil, sobrante y desechable a los profesores universitarios, no se diga de los profesionales liberales, a los motorizados de Yummy o a los taxistas. Papá ¿qué carrera escojo? era relativamente fácil de contestar en los ochenta, pero ahora la perplejidad es infinita, porque no se ve ningún campo de la actividad humana que las máquina, a base de cantidad (trillones de cálculos y búsquedas por segundo) supera la máxima calidad que inclusive los más preparados y brillantes seres humanos son capaces de alcanzar.
Por supuesto, esa fe palurda en la ciencia y la tecnología nos hace cantar y bailar camino al abismo, como en lo del flautista de Hamelin. Y al parecer nadie, ni los progres más radicales ni el movimiento sindical, parece haber despertado del sueño del TikTok.
@glinaresbenzo
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones