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Dramaturgia made in USA

El Centro Venezolano Americano tuvo a bien dedicar en el año 98 un ciclo dramático de O’Neill. Ahora, nuevamente, el CVA abrirá la Cátedra Abierta Isaac Chocrón con el Sueño y tragedia en el teatro norteamericano

  • JAVIER VIDAL

10/03/2023 05:00 am

La dramaturgia norteamericana no solamente es una de las más innovadoras de la contemporaneidad, sino de las que más ha influido en las dramaturgias del siglo pasado que se desplaza sincrónicamente sobre el actual en igual influencia.

En Venezuela, Isaac Chocrón es quien recibe este testigo estético y quien a su vez deja esa estela escénica que sobrepasa el plot aristotélico y se impone en el diálogo elaborado, magro y verosímil. Aunque Chocrón insistía que Shakespeare era su padre literario, el teatro norteamericano lo debería tener como un dramaturgo más de su línea testimonial y autobiográfica.

El padre de esa dramaturgia es sin duda alguna Eugene O’Neill con su pieza autobiográfica que se adelanta a la espumante y absurda literatura de la autoficción. Petulante término de una dramaturgia que lleva más de un siglo de exposición.

Si a uno le cuentan que tiene una familia cuyo padre es un tacaño bebedor y decadente actor de teatro, la madre una drogadicta, el hermano mayor un gandul, borracho y jugador, y el menor un tuberculoso terminal; podría llegar a pensar que es demasiado para una familia, que es una exageración, una mentira, quizá una trama negra y truculenta para realizar un melodrama. Sí un drama, una tragedia. Sin embargo este es el entramado psicológico de la pieza teatral póstuma de Eugenio O’Neill: Viaje del largo día hacia noche, cuya truculencia reside en la vida misma. Ya no en la imitación, sino en la descarnada biografía de quien fuera Premio Nobel de Literatura en 1936.

A finales de los cuarenta, con un mal que le impedía escribir de corrido, con dos hijos suicidados y Oona, desheredada por haberse casado con Charlie Chaplin; cuidado por su última esposa Carlota Monterrey, el viejo O’Neill pasaba lista al recuento de un día de verano en su casa de New London, el único espacio que fungía de hogar en la casa de los O’Neill. Eugenio después de finalizar la obra, exigió en su testamento que se estrenara cincuenta años después de su muerte, pero Carlota hizo caso omiso y, a los tres años, vendió los derechos al Dramatem de Suecia.

Esta es una pieza de la esperanza porque se mienten. Todos desean la mentira. Todos huyen de la verdad que es la realidad. No la mentira que es el sueño ¿El sueño americano? Esa ruptura entre el sueño y la nebulosa vigilia produce la pesadilla de un día interminable. La única forma de mantener la esperanza sobre algo es mintiéndose mutuamente. Posiblemente ese sea el macrotema de O’Neill que conecta tan directamente con nosotros: Si queremos que la esperanza exista simplemente debemos dejarnos mentir.

El Centro Venezolano Americano tuvo a bien dedicar en el año 98 un ciclo dramático de O’Neill. Ahora, nuevamente, el CVA abrirá la Cátedra Abierta Isaac Chocrón con el Sueño y tragedia en el teatro norteamericano donde se expondrán los aportes, escuelas, géneros, estilos, versiones cinematográficas y escénicas de la pléyade de dramaturgos que le siguieron el paso largo a O’Neill: Lillian Hellman, Thorton Wilder, Tennessee Williams, Arthur Miller, Edwar Albee, Sam Shepard para cerrar con Gypsy y el teatro musical.

javiervidalpradas@gmail.com
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