Guzmán Blanco y la apropiación indebida de los bienes de la UCV
La autonomía apenas duró 21 días y sería el propio Guzmán Blanco quien designaría en lo sucesivo a las autoridades universitarias, una situación que se mantendría, al menos, hasta el gobierno del general Medina Angarita, que sucumbió en 1945
En Venezuela histórica la incautación de bienes privados no es nada nueva, se le conoce como uno de los principales castigos en el período colonial, igualmente se abusó de ello durante la guerra de Independencia con secuestros y confiscación de bienes por ambos bandos, todo el siglo XIX estuvo lleno de esta perniciosa práctica, también las tiranías del siglo XX sobrepasaron el abuso de tales apropiaciones en muchos casos indebidas. Durante la primera década del siglo XXI reapareció con fuerza esta ilógica política destructiva. Lo grave de todas estas “confiscaciones” no hubo de estar solamente en el acto expropiador, sino principalmente en el proceso de acumulación de riqueza ilegítima que respaldó la formación de buena parte de la burguesía del siglo XIX y parte del siglo XX y XXI.
Ello no niega que muchos empresarios honestos levantaron sus fortunas en base a inversiones propias y trabajo sostenido, recuérdese a Ramella y a Ricardo Zuloaga, quienes, en el siglo XIX, les pusieron pecho a las industrias de panificación y generación eléctrica, así como en el siglo XX Alfonzo Rivas y Empresas Polar, entre otros, siguen haciendo hoy que la economía nacional mantenga algo de racionalidad.
Pero, por otra parte, la llamada Revolución Federal (1859-1863) llevó al poder en Venezuela a sectores sociales e individuos ávidos de riqueza a cualquier costo, con el régimen “Falcón-Guzmán Blanco”, comenzó una cadena de asaltos descarados de la riqueza pública y privada, por medio de préstamos irregulares, comisiones indebidas, indemnizaciones auto otorgadas, expropiaciones ilícitas. desfalcos, contrabando, etc. No por casualidad los presidentes de entonces llegaron a ser los hombres más acaudalados del país, Guzmán Blanco, Joaquín Crespo, Juan Vicente Gómez, etc. Consolidándose así una Oligocracia poderosa de familiares y amigos de los líderes políticos caudillescos: banqueros, comerciantes, constructores, gestores, amantes, herederos, etc.
La Universidad de Caracas había sido una institución bastante pobre entre 1721 y 1827, pero, a partir de éste último año, con su conversión republicana como Universidad Central de Venezuela, recibió una dotación de bienes rentales, entre ellos importantes haciendas cacaoteras exportadoras de Cacao, como Chuao y Cata (costa de Aragua) productoras de caña de azúcar como la de La Concepción (en Valles del Tuy), a ello se agregaron luego otras importantes posesiones de casas, terrenos y la hacienda “Suarez” en el Litoral Central. Simón Bolívar había sido el principal promotor de esta política de dar autonomía administrativa a la UCV, junto a la autonomía académica. También el Dr. José María Vargas donó sus dos casas al patrimonio universitario.
Ya con los gobiernos anteriores de Páez y los Monagas, también potentados de riqueza, la UCV había tenido roces significativos. Pero después de 1870, con la llegada de la autocracia liberal guzmancista, se procedió a liquidar los dos grandes aportes de la Independencia y del Libertador para con la Universidad: la autonomía académica y el patrimonio rental que le daba autonomía administrativa. Como se sabe ya, el 16 de noviembre de 1880 se había decretado la autonomía de la UCV, y ésta procedió a realizar elecciones rectorales, Pero como la plancha de candidatos que representaban los intereses del Guzmanato perdió la elección universitaria, el propio presidente Guzmán decretó la derogación de su propio decreto anterior, el 7 de diciembre de ese mismo año. La autonomía apenas duró 21 días y sería el propio Guzmán Blanco quien designaría en lo sucesivo a las autoridades universitarias, una situación que se mantendría, al menos, hasta el gobierno del general Medina Angarita, que sucumbió en 1945.
Igualmente, con el Decreto del 13 de junio de 1883, aprobado por el sumiso Congreso de la República, se ordenó que las Universidades de Caracas y Mérida debían rematar en subastas públicas, sus bienes rurales y urbanos; lo cual se cumplió en un procedimiento de dudosa legitimidad, en el que el círculo liberal se apropió por precios muy bajos de los bienes de dichas Universidades. La Joya de la Corona, La Hacienda de Chuao, reconocida como el mejor cacao del mundo, valorada en 2.000.000, oo de bolívares de entonces, fue adquirida por un señalado testaferro de Guzmán Blanco: Antonio Medina, por solo Bs, 750.000, oo. Sabemos que la inmensa fortuna del Gral. Y Licenciado Guzmán Blanco, en Venezuela y en el exterior, no la hizo vendiendo el periódico que editaba su papá.
Las tesis del Dr. Ildefonso Leal + y del Licenciado René Rodríguez han estudiado este caso a fondo y demuestran estas atrocidades, que se prolongan hasta hoy haciendo depender las universidades públicas del presupuesto nacional, manejados desde hace siglo y medio por los dueños del poder. La propia “Zona Rental” de la Plaza Venezuela, destinada a apoyar las finanzas de la UCV, permanece hoy semi abandonada, con negocios de “mamarrachos”, mientras que los profesores, empleados, y jubilados ganan sueldos y pensiones irrisorios que nos recuerdan aquellos años de la esclavitud que no parecen haber terminado aquel año de 1854.
Ello no niega que muchos empresarios honestos levantaron sus fortunas en base a inversiones propias y trabajo sostenido, recuérdese a Ramella y a Ricardo Zuloaga, quienes, en el siglo XIX, les pusieron pecho a las industrias de panificación y generación eléctrica, así como en el siglo XX Alfonzo Rivas y Empresas Polar, entre otros, siguen haciendo hoy que la economía nacional mantenga algo de racionalidad.
Pero, por otra parte, la llamada Revolución Federal (1859-1863) llevó al poder en Venezuela a sectores sociales e individuos ávidos de riqueza a cualquier costo, con el régimen “Falcón-Guzmán Blanco”, comenzó una cadena de asaltos descarados de la riqueza pública y privada, por medio de préstamos irregulares, comisiones indebidas, indemnizaciones auto otorgadas, expropiaciones ilícitas. desfalcos, contrabando, etc. No por casualidad los presidentes de entonces llegaron a ser los hombres más acaudalados del país, Guzmán Blanco, Joaquín Crespo, Juan Vicente Gómez, etc. Consolidándose así una Oligocracia poderosa de familiares y amigos de los líderes políticos caudillescos: banqueros, comerciantes, constructores, gestores, amantes, herederos, etc.
La Universidad de Caracas había sido una institución bastante pobre entre 1721 y 1827, pero, a partir de éste último año, con su conversión republicana como Universidad Central de Venezuela, recibió una dotación de bienes rentales, entre ellos importantes haciendas cacaoteras exportadoras de Cacao, como Chuao y Cata (costa de Aragua) productoras de caña de azúcar como la de La Concepción (en Valles del Tuy), a ello se agregaron luego otras importantes posesiones de casas, terrenos y la hacienda “Suarez” en el Litoral Central. Simón Bolívar había sido el principal promotor de esta política de dar autonomía administrativa a la UCV, junto a la autonomía académica. También el Dr. José María Vargas donó sus dos casas al patrimonio universitario.
Ya con los gobiernos anteriores de Páez y los Monagas, también potentados de riqueza, la UCV había tenido roces significativos. Pero después de 1870, con la llegada de la autocracia liberal guzmancista, se procedió a liquidar los dos grandes aportes de la Independencia y del Libertador para con la Universidad: la autonomía académica y el patrimonio rental que le daba autonomía administrativa. Como se sabe ya, el 16 de noviembre de 1880 se había decretado la autonomía de la UCV, y ésta procedió a realizar elecciones rectorales, Pero como la plancha de candidatos que representaban los intereses del Guzmanato perdió la elección universitaria, el propio presidente Guzmán decretó la derogación de su propio decreto anterior, el 7 de diciembre de ese mismo año. La autonomía apenas duró 21 días y sería el propio Guzmán Blanco quien designaría en lo sucesivo a las autoridades universitarias, una situación que se mantendría, al menos, hasta el gobierno del general Medina Angarita, que sucumbió en 1945.
Igualmente, con el Decreto del 13 de junio de 1883, aprobado por el sumiso Congreso de la República, se ordenó que las Universidades de Caracas y Mérida debían rematar en subastas públicas, sus bienes rurales y urbanos; lo cual se cumplió en un procedimiento de dudosa legitimidad, en el que el círculo liberal se apropió por precios muy bajos de los bienes de dichas Universidades. La Joya de la Corona, La Hacienda de Chuao, reconocida como el mejor cacao del mundo, valorada en 2.000.000, oo de bolívares de entonces, fue adquirida por un señalado testaferro de Guzmán Blanco: Antonio Medina, por solo Bs, 750.000, oo. Sabemos que la inmensa fortuna del Gral. Y Licenciado Guzmán Blanco, en Venezuela y en el exterior, no la hizo vendiendo el periódico que editaba su papá.
Las tesis del Dr. Ildefonso Leal + y del Licenciado René Rodríguez han estudiado este caso a fondo y demuestran estas atrocidades, que se prolongan hasta hoy haciendo depender las universidades públicas del presupuesto nacional, manejados desde hace siglo y medio por los dueños del poder. La propia “Zona Rental” de la Plaza Venezuela, destinada a apoyar las finanzas de la UCV, permanece hoy semi abandonada, con negocios de “mamarrachos”, mientras que los profesores, empleados, y jubilados ganan sueldos y pensiones irrisorios que nos recuerdan aquellos años de la esclavitud que no parecen haber terminado aquel año de 1854.
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