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Servicios privados de seguridad

ALFREDO YUNCOZA. América Latina es la región más violenta del mundo y la seguridad privada puede y debe tener un papel protagónico en lo que a prevención se refiere

  • ALFREDO YUNCOZA

16/07/2018 05:00 am

Es común la presencia del guardia de seguridad como recurso de apoyo a la protección de activos en casi todas las actividades económicas conocidas. 

De acuerdo con el país en el que prestan sus servicios y a la legislación, las condiciones y alcances de servicios varían, y van desde seguridad preventiva en empresas hasta traslado de valores y monitoreo de sistemas de videovigilancia. Se puede decir sin temor a equivocarse que viene a ser el sector de la seguridad privada más representativo y más identificado por los ciudadanos. 

El equipamiento general casi siempre se determina en función de las reglamentaciones vigentes y las condiciones propias del servicio para el que son contratados. 

Hay países como Venezuela donde los guardias no portan armas de fuego y sus funciones se complementan con normas, equipos de detección e infraestructuras físicas. 

En otras latitudes las armas de fuego son permitidas e incluso, por ejemplo, en conflictos como el de Afganistán, los guardias de seguridad desarrollaron actividades especiales de apoyo a las fuerzas militares bajo la figura de varios contratistas. Se trata a nivel mundial según Niall McCarthy (Forbes), de un sector con un valor cercano a los ciento ochenta mil millones de dólares y veinte millones de trabajadores. 

Similitud
Por la similitud de actividades e imagen muchas veces son íntimamente relacionados con las fuerzas policiales las cuales en ciertas regiones se encuentran en franca desventaja en cuanto al número comparativo de efectivos. Por ejemplo, con ingresos por el orden de los 10 mil millones de dólares y 585.000 trabajadores, G4S es considerada la organización de seguridad privada más grande del mundo. En su conjunto tiene más empleados que componentes de fuerzas armadas de varios países. 

Según una investigación desarrollada por el periódico británico The Guardian, en la India existe la brecha más amplia ya que la seguridad privada agrupa a 7 millones de trabajadores en comparación con un millón cuatrocientos mil policías. 

La segunda diferencia más marcada estaría en China con cinco millones en el área privada y casi tres millones de policías. 

En Canadá el contraste es mucho menor al disponer de 96.000 trabajadores del sector privado y casi 69.000 funcionarios públicos. Estas tendencias no son nuevas. Ya en el 2015 en España según la patronal de las empresas de seguridad privada (Aproser), se contabilizaban 78.200 guardias de seguridad privada y 75.540 Guardias Civiles. 

En Latinoamérica
Por América Latina, The Guardian menciona a Brasil con poco más de 680.000 policías y un millón setecientos mil trabajadores privados. Sarah Kinosian y James Bosworth en el ensayo “Seguridad a la venta” (2018), informan que la proporción entre guardias de seguridad privada y policías es de 5 a 1 en Guatemala y de 7 a 1 en Honduras. 

Por otra parte, en América Latina y el Caribe existirían 16.000 empresas de seguridad privada con un total aproximado de dos millones cuatrocientas mil personas. 

Pero no se trata solamente de hacer énfasis en las diferencias cuantitativas sino en lo que implica la calidad de servicio y las condiciones laborales ya que están íntimamente relacionados unos factores con los otros. 

Existe por lo general, una deuda de vieja data hacia los trabajadores los cuales desarrollan sus actividades bajo condiciones que no solo llaman a la reflexión en cuanto a confort y protección de agentes externos de diversa naturaleza, sino al factor remuneración. 

La imagen
Aunque existe una creciente atención e iniciativas que pueden calificarse de exitosas por parte de los empresarios en mejorar las condiciones de trabajo y los beneficios generales, aún hay un largo camino por andar. La imagen de un trabajador mal uniformado, pobremente equipado y con una escasa preparación de lo que son sus funciones debe desaparecer. 

La proliferación de empresas de maletín transfiere los efectos de la improvisación a los trabajadores y a sus clientes. Es urgente diseñar, implementar y efectuar las revisiones necesarias a todo un conjunto de leyes que, a primera vista, parecieran no estar siendo efectivas. Así mismo, investigar y compartir sobre las mejores prácticas que han permitido desarrollar servicios de calidad bajo el esquema ganar–ganar. 

América Latina es la región más violenta del mundo y la seguridad privada puede y debe tener un papel protagónico en lo que a prevención se refiere. Es una oportunidad que Estados y empresarios no deben dejar pasar, para beneficio de todos.

ayuncoza@gmail.com 

Twitter: @alfredoyuncoza
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