Los venezolanos derrotamos en La Guaira a la Escuadra Inglesa en 1743
Todos estos méritos se proyectaron hasta la guerra de Independencia, pero no sabemos bien qué nos pasó desde el resto de los siglos XIX, XX y XXI, cuando divididos nos hemos dedicado a matarnos entre nosotros
Venezuela, tanto como Provincia o Capitanía General en tiempos coloniales, como más tarde siendo República, ha sido frecuentemente víctima de las fuerzas militares y comerciales de potencias extranjeras; de manera particular de la Inglaterra y de Holanda y, en menor grado de Alemania. Hoy recordamos el vergonzoso despojo de nuestra Guayana Esequiba ante el cual no hemos sido capaces, ni civiles ni militares, de recuperar ni un milímetro cuadrado, así como el bloqueo naval de 1902 por las escuadras alemana, inglesa e italiana, como también la guerra submarina contra tanqueros de petróleo venezolano realizada por Alemania durante la II Guerra Mundial, como lo ha demostrado el historiador Luis Farage. Pero un episodio glorioso, ocurrido entre el 2 y el 6 de marzo de 1743, rescata la memoria de unidad y coraje de las fuerzas venezolanas acantonadas en las fortalezas de la Guaira y comandadas por el Capitán Mateo Gual y Pueyo, Castellano de la Guaira y padre de Don Manuel Gual, precursor de la Independencia de Venezuela, junto a José María España en la conspiración de 1797.
En la madrugada fría desde la Atalaya del Zamuro, en el cerro del Ávila, un 2 de marzo de 1743, el vigía de guardia detectó hasta 19 naves, que eran de una escuadra británica, que por barlovento se aproximaban hacia La Guaira. Inmediatamente, por vía de la telegrafía de cañonazos, entre distintos fortines del Ávila, se puso en alerta tanto a la guarnición guaireña, como a la de Caracas. El estruendo del eco de los cañones y el “toque de generala” despertó y movilizó a los habitantes, fuerzas regulares y milicias de ambas plazas y el Capitán General don Gabriel de Zuloaga armó una fuerza de diez compañías y, con él a la cabeza bajaron a reforzar la plaza de la Guaira. En el ataque la escuadra inglesa disparó sobre la Guaira unos 9.000 proyectiles, más algunas bombas incendiarias y morteros, causando algunos destrozos y unos 24 muertos entre los defensores de nuestras costas.
La estrategia del Capitán Gual fue impecable, al disparar primeramente los cañones de corto alcance, permitiendo acercarse a los principales buques ingleses, dos de ellos dotados con setenta cañones. Al estar tan cerca y a tiro de fusil, Gual ordenó disparar la artillería pesada destrozando los buques enemigos, causándoles grandes daños y bajas a las naves mayores “Almirante” y “Capitana”, volándole la pierna al comandante del navío Almirante y arrasando a los dos médicos que lo atendían. Los atacantes comandados por el Almirante Knowles tuvieron que retirarse fuera de alcance de los cañones de nuestra fortaleza y allí se mantuvieron hasta los días 5 y 6 de marzo cuando huyeron hacia Curazao. Alla reportaron unas 600 bajas y graves daños materiales en la escuadra y una elevada pérdida de oficiales.
El Capitán General Zuloaga llegó a la Guaira en la madrugada del 6 de marzo, cuando ya la escuadra inglesa se retiraba, por lo que el mayor mérito correspondió al Capitán Mateo Gual y sus milicias de la Guaira y Maiquetía, por lo que fue ascendido a teniente coronel y llegó más tarde a ser Capitán General de Cumaná, donde se casó en segundas nupcias con doña Teresa de Sucre, tía del futuro Mariscal Sucre. Lo más importante de este relato fue que los venezolanos del siglo XVIII derrotaron a la Armada más poderosa del mundo en base a preparación, inteligencia y coraje.
En un segundo ataque inglés sobre Puerto Cabello también éstos fueron derrotados, por lo que el Gobernador Zuloaga recibió el título de Conde de la Torre Alta. Todos estos méritos se proyectaron hasta la guerra de Independencia, pero no sabemos bien qué nos pasó desde el resto de los siglos XIX, XX y XXI, cuando divididos nos hemos dedicado a matarnos entre nosotros, mientras intereses externos siguen avanzando en apropiarse de nuestro territorio y de nuestros valiosos recursos.
En la madrugada fría desde la Atalaya del Zamuro, en el cerro del Ávila, un 2 de marzo de 1743, el vigía de guardia detectó hasta 19 naves, que eran de una escuadra británica, que por barlovento se aproximaban hacia La Guaira. Inmediatamente, por vía de la telegrafía de cañonazos, entre distintos fortines del Ávila, se puso en alerta tanto a la guarnición guaireña, como a la de Caracas. El estruendo del eco de los cañones y el “toque de generala” despertó y movilizó a los habitantes, fuerzas regulares y milicias de ambas plazas y el Capitán General don Gabriel de Zuloaga armó una fuerza de diez compañías y, con él a la cabeza bajaron a reforzar la plaza de la Guaira. En el ataque la escuadra inglesa disparó sobre la Guaira unos 9.000 proyectiles, más algunas bombas incendiarias y morteros, causando algunos destrozos y unos 24 muertos entre los defensores de nuestras costas.
La estrategia del Capitán Gual fue impecable, al disparar primeramente los cañones de corto alcance, permitiendo acercarse a los principales buques ingleses, dos de ellos dotados con setenta cañones. Al estar tan cerca y a tiro de fusil, Gual ordenó disparar la artillería pesada destrozando los buques enemigos, causándoles grandes daños y bajas a las naves mayores “Almirante” y “Capitana”, volándole la pierna al comandante del navío Almirante y arrasando a los dos médicos que lo atendían. Los atacantes comandados por el Almirante Knowles tuvieron que retirarse fuera de alcance de los cañones de nuestra fortaleza y allí se mantuvieron hasta los días 5 y 6 de marzo cuando huyeron hacia Curazao. Alla reportaron unas 600 bajas y graves daños materiales en la escuadra y una elevada pérdida de oficiales.
El Capitán General Zuloaga llegó a la Guaira en la madrugada del 6 de marzo, cuando ya la escuadra inglesa se retiraba, por lo que el mayor mérito correspondió al Capitán Mateo Gual y sus milicias de la Guaira y Maiquetía, por lo que fue ascendido a teniente coronel y llegó más tarde a ser Capitán General de Cumaná, donde se casó en segundas nupcias con doña Teresa de Sucre, tía del futuro Mariscal Sucre. Lo más importante de este relato fue que los venezolanos del siglo XVIII derrotaron a la Armada más poderosa del mundo en base a preparación, inteligencia y coraje.
En un segundo ataque inglés sobre Puerto Cabello también éstos fueron derrotados, por lo que el Gobernador Zuloaga recibió el título de Conde de la Torre Alta. Todos estos méritos se proyectaron hasta la guerra de Independencia, pero no sabemos bien qué nos pasó desde el resto de los siglos XIX, XX y XXI, cuando divididos nos hemos dedicado a matarnos entre nosotros, mientras intereses externos siguen avanzando en apropiarse de nuestro territorio y de nuestros valiosos recursos.
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