En diciembre del año pasado, la ONU recibió una carta de abogados del Departamento de Estado de EE.UU. emitiendo una opinión técnica sobre el acuerdo que se firmó en noviembre entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición en México.

Ambas delegaciones acordaron la implementación de una serie de proyectos en el área de servicios públicos en Venezuela. Los proyectos se ejecutarán con fondos que llegan a 3.000 millones de dólares.

Los fondos surgirían de dineros que tiene el Estado de Venezuela congelados, al menos una parte, en Estados Unidos. “Esos fondos en bloqueo serían manejados por la ONU para financiar proyectos sociales en Venezuela”, señala el acuerdo.

Aclarando puntos

Sin embargo, según nuestras fuentes en Washington y el Ejecutivo, señalan que el gobierno de Venezuela, interpretó la carta técnica de abogados del Departamento de Estado, como el “incumplimiento de lo acordado”.

Pero, sabemos que eso no es así. La verdad, es que, el propio gobierno de Biden en nombre de EE.UU. ha enviado una comunicación reciente para ayudar a este acuerdo, que se podría decir es el más importante de esta naturaleza donde se involucra la ONU.

Nadie ha faltado a su palabra

En consecuencia, los argumentos de que EE.UU. y la oposición han faltado a su palabra, parecen según la información, no ser verdad”.

Se ha hablado de alrededor de 3.000 millones de dólares (...) y esos fondos los manejaría la ONU para implementar estos proyectos que buscan beneficiar al venezolano común y corriente y eso es prácticamente un hecho.

Pero no es fácil

Sin embargo, nuestras fuentes igualmente nos dicen que traer de vuelta ese dinero a Venezuela no es fácil.

Por otro lado, ya lo hemos dicho más arriba, algunos de esos fondos están en EE.UU., pero no todos. Otros están en Europa y hay todo un protocolo para moverlos.

Amenazas

En las últimas semanas, voceros del gobierno del presidente Maduro han dicho en privado, que si EE.UU. no cumple, no regresaría a la mesa de diálogo en México e, incluso, dijeron que estarían dispuestos a perder el avance alcanzado con Chevron.

Esas afirmaciones sólo demuestran que no hay información clara de lo que está pasando, porque si lo de la ONU no avanza rápidamente, es porque es una operación complicada, porque nunca se ha hecho algo así.

Habilidad y experiencia

Sabemos el valor que ha tenido la labor del embajador James Story, hoy más sólido, que debe de seguir al frente por sus vivencias inigualables como embajador, y que ha mediado en las conversaciones entre Maduro y Biden y que también es cierto sus posiciones valientes de que EE.UU. cumplirá los acuerdos por encima de todo.

También ha puesto su intermediación con el gobierno venezolano para hacerle ver que los republicanos y áreas del poder en Washington, consideran que el Ejecutivo no ha cedido lo suficiente en las negociaciones y esto es peligroso, porque pueden trancarse después del 1er trimestre y esto sería desastroso para todos.

Sentarse en México

Todo indica que sentarse en México no es solo un diálogo entre Gobierno y oposición, sino que es avanzar no sólo en diálogos, acuerdos electorales o políticos o unas licencias más amplias para empresas americanas.

Sentarse en México es también el regreso de empresas petroleras y la posibilidad de que se pueda, por lo menos abrir una oficina de intereses de EE.UU. en Caracas, vuelos directos y entre otros muchos beneficios para ambos países, quién sabe si más para Venezuela.

Porque dilatar el diálogo en México, para permitir buscar un mecanismo democrático de elecciones, es un peligro, pues el Congreso estadounidense podría perder la paciencia, y atar las manos de todos los estadounidenses que están buscando una salida negociada.

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