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La Teoría de la División de los Poderes

Los autócratas, tiranos, y dictadores alrededor del mundo siempre han rechazado la división de los poderes. Los quieren acumular todos en sus manos

  • ÁLVARO MONTENEGRO FORTIQUE

06/02/2023 05:04 am

En el mundo cásico, en Grecia y Roma, bases fundamentales del pensamiento occidental, se vislumbraron profusamente las diferentes funciones del Estado. Hubo muchos ensayos y errores, utilizando a la monarquía, a la democracia, y distintos tipos de gobiernos mixtos, para tratar de encontrar la mejor y más justa manera de gobernar a los pueblos. El filósofo griego Aristóteles, en su polis, veía más que separación entre los poderes, un sano equilibrio entre ellos.

En la Europa de la Edad Media, a pesar de vivir inmersa en sistemas feudales y monárquicos, Santo Tomás, filósofo de la iglesia, retoma la idea aristotélica de un gobierno mixto y equilibrado. La Monarquía Absoluta hizo que Luis XIV, con solo 16 años, pronunciara el 13 de abril de 1655 ante el parlamento de París su famosa frase: “L´Etat c´est moi”, el Estado soy yo. Escuchar eso hoy en día nos parece absurdo; una barbaridad del siglo XVII. Sin embargo, en pleno siglo XXI hemos escuchado con estupor a gobernantes autócratas decir prácticamente lo mismo.

La Teoría de la División de los Poderes nace de una idea de equilibrio y también de libertad. En el año 1567, en Inglaterra, George Lawson distingue muy claramente las funciones legislativas, ejecutiva, y judicial. El filósofo John Locke le agrega la idea moderna de la división de esos poderes, y el barón de Montesquieu, jurista francés que vivió en Inglaterra unos años, se inspiró en esos preceptos para escribir unos postulados mucho más elaborados al respecto. Sus propósitos están recogidos en la obra: “El espíritu de las leyes”, publicada en el año 1748.

Montesquieu partió de la idea de que lo más importante en un sistema de gobierno es mantener la libertad de los ciudadanos. Por eso, rechazaba decididamente los excesos que acarrea el poder. “La libertad solo existe cuando no hay abuso del poder”. El francés, aun viviendo en un régimen de monarquía absoluta, afirmaba que “Es necesario que el poder detenga al poder”, precisamente para frenar las injusticias.

Fue mucho más allá en sus razonamientos, estipulando que “Cuando el Poder Legislativo está unido al Poder Ejecutivo en la misma persona o el mismo cuerpo, no hay libertad porque se puede temer que el monarca promulgue leyes tiránicas para hacerlas cumplir tiránicamente”. Y además agregó: “Tampoco hay libertad si el Poder Judicial no está separado del Legislativo ni del Ejecutivo: Si va unido al Poder Legislativo, el poder sobre la vida y libertad de los ciudadanos sería arbitrario, pues el juez sería al mismo tiempo legislador. Si va unido al Poder Ejecutivo, el juez sería un opresor”. Montesquieu hizo énfasis en su teoría con este pensamiento: “Todo está perdido si el mismo hombre ejerce los tres poderes: el de hacer las leyes, el de ejecutarlas, y el de juzgar”, porque “Quien tiene poder, tiene la tendencia a abusar de él, hasta que encuentra límites”.

La Constitución de los Estados Unidos fue la primera en adoptar la Teoría de la División de los Poderes de Montesquieu. Alexander Hamilton, uno de los cuatro padres fundadores de ese país, escribió en El Federalista, en el año 1788, que “La acumulación de todos los poderes: Ejecutivo, Legislativo, y Judicial en las mismas manos, sean de uno, de pocos, o de muchos, hereditarias, autonombradas, o elegidas, puede decirse con exactitud que constituye la definición misma de la tiranía”

Al debate se le agregó con el tiempo la conveniencia de una separación rígida, o una separación flexible de los poderes. Entre las críticas a la idea de una separación rígida se encuentra la de otro padre fundador norteamericano, James Madison, quien temía que la independencia total de los poderes no podría mantenerse en la práctica. Escribió en El Federalista, publicado el primero de febrero de 1788 en el Correo de Nueva York, que “La tarea más difícil consiste en establecer medidas prácticas para que cada uno de los poderes pueda defenderse de las extralimitaciones de los otros”.

El artículo 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, base fundamental de la Revolución Francesa, que fue aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente de ese país el 26 de agosto del año 1789, establece que “Una sociedad en la que no esté establecida la garantía de los derechos, ni determinada la separación de poderes, carece de constitución”. Constitución vista como la organización general del Estado.

Los autócratas, tiranos, y dictadores alrededor del mundo siempre han rechazado la división de los poderes. Los quieren acumular todos en sus manos. Aquellos que se han visto obligados a guardar las formas democráticas, han tenido que aceptar la existencia de aunque sea una separación flexible de los poderes.

La Constitución venezolana, en sus Títulos IV y V, Capítulos I, II, y III, establece claramente la organización del Poder Público y las atribuciones de cada uno de ellos. Sin embargo, la jurisprudencia apunta desde hace años hacia un desvanecimiento de esa división de poderes, contradiciendo los postulados de la Carta Interamericana de los Derechos Humanos del año 2001. El artículo 3 de esa Carta establece como elementos esenciales de cualquier democracia el respeto de los derechos humanos, la celebración de elecciones libres y justas, y la separación e independencia de los Poderes Públicos, entre otros. ¿Tendría razón Montesquieu?

@montenegroalvaro
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