A muchos de nosotros nos cuesta trabajo entender el diálogo que se realiza entre los que detentan el poder y aquellos que aspiran, de manera democrática, a ocuparlo. Lo que sí está muy claro es que los opositores, a punta de no reconocer la legitimidad del gobierno de Maduro, pregonan la necesidad de unas elecciones libres en las que puedan triunfar, mientras que los oficialistas, que ejercen el poder, lo que aspiran es a manejar la millonada de dólares, que con motivo de las sanciones, se encuentran en bancos extranjeros.

A finales del año pasado se realizó en México, la última reunión entre los opositores del llamado grupo 4, encabezados por el Dr. Gerardo Blyde, abogado, y el oficialismo, representado por el Dr. Jorge Rodríguez, médico psiquiatra. Con un esquema bastante complicado, acordaron el uso de miles de millones de dólares a través de la ONU, mediante fideicomisos específicos para atender las distintas necesidades del país. Felicité a los participantes de ese coloquio, ya que, por primera vez, se habían puesto por delante de los asuntos políticos, las prioridades de los venezolanos.

Pero apenas comenzó el año, el 17 de Enero de 2023, leía en El Universal las declaraciones de Jorge Rodríguez, exigiéndole a los participantes de le mesa de diálogo cumplir con el acuerdo social firmado en la capital azteca.

Parafraseando al Presidente de la Asamblea Nacional: “Si no se cumple con la devolución de los 3.200 millones de dólares que le habían robado, secuestrado a los venezolanos, pues no hay ninguna razón para continuar el diálogo con gente sin palabra” Yo entendí, cuando explicaron el alcance del acuerdo suscrito, que al gobierno venezolano le harían entrega de ese dinero que de una u otra manera, no pueden disponer y es por ello que existen esos reales, si no, ya se hubiesen gastado.

También expresó su asombro del porqué la oposición venezolana solicitando pidiendo financiamiento, a través de ese dinero, para que se cubran los gastos de las llamadas elecciones primarias. A decir verdad, yo no he sabido que tal financiamiento se haya solicitado, pero tampoco sería raro que lo hicieran, como dice el refranero criollo: “Cuando el mango ta bajito no falta el aprovechao”.

Digo que es difícil entender lo que ocurre, y más todavía sin que conozcamos, al menos yo, el contenido del supuesto acuerdo, que repito, suena muy complicado, porque hay que dar demasiados pasos para poder acceder a los recursos que el país con urgencia requiere.

Tampoco sabemos nada acerca de las razones para hacerlo tan complejo, lo que nos obliga a realizar ejercicios mentales, y por tanto a tener una ubérrima imaginación, y para ello tenemos solo una pista que nos dio Jorge Rodríguez, al decir que los opositores de la plataforma unitaria, solo siguen las instrucciones que le dan los gringos, lo cual sería lógico, pues ellos son los que tienen la capacidad de suspender sanciones y hacer viable la entrega de los recursos; y otra pista que nos dio Gerardo Blyde, al señalar que si no hubiese sido por las sanciones, ese dinero ya no existiera, valga decir, se hubiese mal gastado, como ocurrió con la ingente cantidad de dólares que recibió el padre de la actual revolución venezolana, Hugo Chávez Frías, y que no se sabe a dónde fueron a parar. Varios venezolanos han sido enjuiciados en los Estados Unidos de América por lavado de dinero producto de la corrupción, entre ellos personajes que se desempeñaron como tesoreros de la República.

También aquí en Venezuela se le siguen procesos a varios exfuncionarios de PDVSA.

Ya no tendremos entonces dificultad para entender el diálogo, porque todo indica que no ocurrirá.

@gadeaperez