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¿Cómo reenfocar el uso de la sobrevaluación?

El reenfoque del uso de la sobrevaluación consiste en dejar de usarla para restringir liquidez e importar bienes finales para que el pueblo coma barato, sino utilizarla para invertir, producir y exportar para que el pueblo tenga y coma de su trabajo

  • JOSÉ ANTONIO GIL YEPES

02/02/2023 05:04 am

En el artículo anterior describimos una forma de subir los salarios del sector público sin causar el daño que ocurre cuando lo que se paga proviene de la monetización del déficit, causando inflación. Otra opción sería seguir subiendo los impuestos, pero esta escalada es reputada como la principal causante de la desaceleración del crecimiento en el segundo semestre de 2022. Entonces queda la opción de la privatización, total o parcial, de las empresas del Estado para generar el dinero para pagar mejores salarios y cortar gastos.

En este artículo vamos a explorar una forma de mantener cierta sobrevaluación del bolívar sin que cause tanto daño a la producción, el empleo y las exportaciones venezolanas. Esto es difícil si se considera que el dólar que cuesta hoy casi 23 bolívares debería costar 83 bolívares si se quisiese corregir el desequilibrio entre el porcentaje acumulado de inflación y el porcentaje acumulado de devaluación desde principios de 2019.

En ese momento se cambió el control por la desregulación de los precios, pero se utilizaron dos mecanismos alternativos para frenar el disparo de los precios liberados: la sobrevaluación de la moneda y aranceles bajos o nulos. De esa manera se facilitaba la importación de casi cualquier producto cuyo precio fuese “alto”. Esas políticas, más el alto encaje legal que minimizó el crédito bancario y la reducción drástica del gasto público tuvieron éxito en bajar una inflación de 1.680.000% en 2018 a 234% en 2022.

Sin embargo, ninguna economía puede recuperarse sin crédito, altos impuestos, déficits monetizados, etc., y con unas proyecciones de inflación que indican que viviríamos con tres dígitos de inflación por varios años más. Lo que, a su vez, trae como consecuencia que seguiríamos creciendo al promedio anual de 10% y sólo alcanzaríamos el tamaño de la economía de 2013 en 2041: Un desastre socioeconómico.

Estas consideraciones nos obligan a considerar que es necesario cambiar la política antiinflacionaria basada en la restricción de la liquidez (y, por ende, del consumo y de la producción y el empleo) por una política antiinflacionaria orientada a todo lo contrario: en animar el crédito, la inversión, la oferta, el consumo y las exportaciones.

Entre las políticas que se deben redefinir está la de la sobrevaluación del bolívar.

Si bien esta argumentación sugiere que uno de los remedios sería acelerar la devaluación para reducir la desventaja que la sobrevaluación impone a la producción venezolana por favorecer las importaciones, esa no es la única opción. La alternativa es usar la sobrevaluación como una ventaja para abaratar las importaciones de insumos, de maquinarias, tecnología y educación para elevar nuestra producción y productividad. Este enfoque no es nuevo. En la década de 1960, los países llamados “Tigres y Dragones Asiáticos” (Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán, Singapur, etc.) usaron la sobrevaluación, no para que sus pueblos destruidos por las guerras comieran barato, sino para montar sendas carreras de inversión privada en sectores escogidos por sus ventajas competitivas en cada uno de dichos países para exportar productos de alto valor agregado, crear fuentes de empleos sofisticados, bien pagados, y diversificar sus economías. De allí los productos electrónicos, automóviles, barcos especializados, equipos ópticos, etc., cuyas marcas, LG, Samsung, Hyundai, Acer, Synnex, VTech, Singapure Airlines, etc. hoy sorprenden al mundo.

Con este enfoque se logró voltear el daño que hace la sobrevaluación al abaratar artificiosamente las importaciones porque se invirtió en maquinarias y equipos de última tecnología para producir más y hacerlo con alta productividad, lo cual baja los costos de producción y compensa la desventaja del abaratamiento artificioso del precio de las importaciones por la sobrevaluación.

El trasfondo de este milagro, llamado en un libro del Banco Mundial, The Asian Miracle, está basado en acuerdos gobierno-empresa en cada país, mediante los cuales se definieron los sectores prioritarios por su potencial competitivo, se sentaron las bases para el financiamiento compartido del desarrollo de tales sectores, los compromisos de parte y parte y allí están los resultados.

Véase que la solución que ofrecimos para responder al reto de los bajos salarios a través de la privatización pasa por acuerdos y la recuperación de la confianza gobierno-empresa. El reto de manejar la sobrevaluación como una oportunidad, en vez de que sea una amenaza de una gran devaluación, también pasa por una gran coalición gobierno-empresa.

El reenfoque del uso de la sobrevaluación consiste en dejar de usarla para restringir liquidez e importar bienes finales para que el pueblo coma barato, sino utilizarla para invertir, producir y exportar para que el pueblo tenga y coma de su trabajo bien remunerado.

@joseagilyepes 
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