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San Miguel MarSán

Miguel MarSán es un abogado que encontró en la escultura su mejor medio de expresión humana y esencial. Tocado por las deidades católicas y ceñido a una promesa que se convirtió en milagro

  • JAVIER VIDAL

09/12/2022 05:01 am

Mis lecturas claretianas sobre la Teología de la Secularización me convirtieron en un agnóstico sin perder la Gracia de Dios. Soy un ferviente “mariano” porque sigo empeñado en que Dios es la más grande creación del Hombre, tan necesitado de su existencia para aliviar la angustia de la trascendencia y el incomprensible infinito.

Saulo de Tarso, en su afán de evangelizar la cultura occidental fue cediendo la invisibilidad del Yahveh-Dios a las deidades antropomórficas griegas. Así, el politeísmo ateniense fue helenizando la secta judía del cristianismo y de ahí todo el santoral y la advocación mariana.

La imaginería es una rama de la escultura cuya fuente original es netamente católica, diría más, muy mediterránea, más… muy andaluza. Emerge con una finalidad devocional, litúrgica y procesional, como son los pasos de la Semana Santa. Temática religiosa donde los protagonistas son Cristo y su madre.

En Venezuela tenemos tantas advocaciones como estados tiene nuestra geografía y aunque la Patrona (tendría que ser “matrona”) es la del indio Coromoto, la más antigua y milagrosa es la del Valle, cuya imagen llegó de Cádiz en el S. XVI y pelean su altar con la “chinita” zuliana y la Pastora de Lara. En Caracas tenemos a nuestra Virgen de Las Mercedes como tal.

Miguel MarSán es un abogado que encontró en la escultura su mejor medio de expresión humana y esencial. Tocado por las deidades católicas y ceñido a una promesa que se convirtió en milagro, esculpió un realista busto de nuestro Beato con la policromada técnica de la imaginería andaluza, discípulo directo del maestro malagueño: José Dueñas Rosales.

Miguel MarSán, recién inauguró (día de La Inmaculada) su exposición Sacramentum en el Museo Alejandro Otero (MAO) de La Rinconada con 17 esculturas pertenecientes a nuestras tradiciones étnicas cristianas, más la Virgen de la Salud; reinterpretando con su línea escultórica pop una revisitación a las clásicas imaginerías que forman parte de la imagen colectiva de nuestro gentilicio.

“La reinterpretación que hace MarSán de las técnicas tradicionales andaluzas de la imaginería religiosa, a las que aporta su impronta personal con nuevos materiales y un imaginario particular, surge de la práctica reflexiva sobre el propio trabajo”, escribe Richard Aranguren en el catálogo de la exposición.

En esta, su decimocuarta exposición, MarSán, no sólo nos muestra su técnica, originalidad, búsqueda y encuentro, respeto y devoción, sino que abre su alma en expansión y se desnuda ante el espectador sin máscaras, a pesar de las de Yare que se expone como objeto y sujeto de su obra.

Nos cautiva la Santa María Magdalena reivindicada; el Cristo de amor y piedad; san Juanito; san Benito Pop; san José el padre con el recurrente corazón MarSán que reitera con su nuevo Sagrado Corazón; la Coromoto emplumada y originaria; una turbadora María Dolorosa del Socorro y el hercúleo y lampiño arcángel Migel subyugando al ángel caído de Leviatán; y por supuesto, el Beato José Gregorio en oración.

Una santa exposición digna de una devota pagana visita de creyentes y no tanto. 

javiervidalpradas@gmail.com

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