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Política internacional y negociaciones climáticas

Hoy la financiación a la transición climática sigue copando una agenda vital para la viabilidad del futuro de nuestra civilización

  • DYLAN J. PEREIRA

26/11/2022 05:00 am

La crisis climática ha ingresado a la agenda de gobierno por diversos mecanismos; movilización (protestas, visibilidad en redes sociales, promoción y clamor público), promovidas por ONGs, grupos organizados, asociaciones vecinales, movimientos sociales; como oferta política (está presente en las propuestas de campaña de varios candidatos y jefes de gobierno y Estado, por ejemplo en las promesas de gobierno de Joe Biden en EEUU); pero también por mediatización al ser un tema recurrente en la opinión pública y en los diversos medios de comunicación social. En este sentido podríamos referirnos a la prensa y medios de comunicación como una “ventana política”.

El concepto central aquí es el denominado “desarrollo sostenible”, surgido en 1987 en un informe de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo (Artaraz 2002), sumado a las estrategias de adaptación y mitigación. Para (Madroñero y Guzmán, 2018) el desarrollo sostenible se define como “aquel que mejora la calidad de vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que los sustentan”; así mismo define la mitigación como: “una intervención antropogénica para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, o bien aumentar sus sumideros”; y como “la habilidad de un sistema de ajustarse a variaciones en el clima, para moderar daños posibles, aprovecharse de oportunidades o enfrentarse a las consecuencias”. De esta manera la adaptación desarrolla mecanismos de respuesta a impactos locales y específicos que también requieren de adaptación transformando los diversos procesos y aspectos de la vida del hombre que permitan reducir las consecuencias adversas de la variabilidad climática en los diferentes sistemas.

Las negociaciones climáticas han experimentado un fuerte movimiento en los últimos veinte años, que fueron abonando el camino para el Acuerdo de París de 2015. El camino de las negociaciones se inició en Berlín en 1995, generando el Mandato de Berlín, “por el cual las Partes se comprometieron a negociar un compromiso más estrecho, especialmente para los países desarrollados e industrializados, dando lugar al Protocolo de Kioto, con exclusión deliberada de los países en desarrollo.” (Lucas, 2017)

Bali (Indonesia) fue testigo, en el año 2007, de la COP que generó la “Hoja de Ruta de Bali”, donde las Partes acordaron una agenda para avanzar en la segunda fase de compromisos después de 2012, con el fin de fijar objetivos de largo plazo sobre Cambio Climático, incluido tópicos como deforestación y forestación.

La Conferencia de las Partes reunida en Copenhague llamó la atención europea e internacional de modo notable, aunque no permitió avanzar en un acuerdo jurídico que remplazara al Protocolo de Kioto, a pesar de los grandes esfuerzos que se realizaron. “A posteriori, la COP de Cancún permitió, en diciembre de 2010, que en nuestro continente se arribaran a los ‘Acuerdos de Cancún’ con la firme voluntad de reducir los GEI para mantener el aumento de la temperatura global bajo los dos grados.” (Lucas, 2017) Es interesante señalar que esa meta ha sido ratificada incluso hoy en la COP27 de Egipto.

En el marco de la COP17 se consolidó la denominada Plataforma de Durban como una nueva plataforma de negociaciones, con el fin de entregar un protocolo nuevo en 2015 para el período posterior a 2020. Este proceso de negociaciones concluyó en París a fin de 2015.

A fines de 2013, se llevó a cabo la COP19, en Varsovia (Polonia), adoptándose decisiones sobre la Plataforma Durban: financiamiento a largo plazo, el REDD Plus y el Mecanismo Internacional de Varsovia para las pérdidas y los daños relacionados con las repercusiones del Cambio Climático; aquí se aborda un planteamiento esencial como lo es el financiamiento para la transición verde sobre todo desde países desarrollados hacia países en vías de desarrollo, dado los altos costos de las tecnologías verdes. “El encuentro en Lima (2014) facilitó que los Estados consolidaran el instrumento de las Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDC), como un paso importante para el Acuerdo a suscribir al año siguiente, que iguala a las Partes y que es la base de la acción climática posterior al año 2020” (Lucas, 2017)

El Acuerdo de París de 2015 impulsó los esfuerzos globales para limitar el aumento de la temperatura con preferencia a los 1,5 grados centígrados, y acordaron mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C., siendo esto un hito mundial, además de destacar la importancia que se otorga tanto a la mitigación como a la adaptación, antes descritas. A su vez renueva la voluntad de los Estados de asumir compromisos sin suprimir su desarrollo socioeconómico. Agrega Lucas (2017)

Así pues, el Cambio Climático es una temática que cruza transversalmente las políticas públicas, tanto en el plano nacional como en el plano internacional. Los Acuerdos en She 2021 en el marco de la COP27 parecen ahondar en este planteamiento y se configuran como el nuevo horizonte en torno a la generación de políticas públicas y programas de gobierno ecopolítico. Hoy la financiación a la transición climática sigue copando una agenda vital para la viabilidad del futuro de nuestra civilización.

Dylanjpereira01@gmail.com





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