El ejemplo a seguir
Por fortuna existen buenos ejemplos de gestión liderados por personas que trascienden a sus organizaciones y al mencionarlos hacemos justicia y motivamos al buen servicio
Mucha es la crítica que escuchamos a diario sobre todas las cosas en Venezuela, lamentablemente ciertas un número importante de ellas. El tema es que al generalizar con el tan cacareado “nada sirve en este país”, incluimos en la opinión a un grupo grande de hombres y mujeres que trabajan con responsabilidad y esfuerzo para hacer las cosas bien.
Está mezquina afirmación también incluye a jóvenes estudiantes y deportistas que con sus mayores ganas y muchas veces sin apoyo siguen tras sus sueños, metas y objetivos.
Toda generalización termina siendo odiosa, porque si bien incluye bajo un mismo concepto, no permite el más mínimo derecho a la defensa. Por esto, quienes piensan que nada sirve en este país habrán leído hasta aquí y marchado a un lugar informativo más radical que denigre, niegue y mienta sobre nuestra realidad en búsqueda de sentirse complacido con lo que lee.
Deportistas incluidos, son muchas las personas, instituciones, empresas, hechos, lugares y situaciones que niegan con sus actos y esencia que todo está mal. Más allá de ver el vaso medio lleno o medio vacío, es parte de una conducta negacionista presente por múltiples razones y opiniones.
Con esto no niego los profundos problemas que tenemos y por el contrario no solo los reconozco sino que además creo que no los estamos viendo en su justa dimensión. Como ejemplo lo relativo al tema social que es en esencia multifactorial y con tantas variables para analizar que solo algunas de ellas nos revolcaría en la desesperanza.
Pero también pienso que hay que resaltar lo positivo para estimular las buenas prácticas y enaltecer a quienes con probidad y orgullo cumplen con sus responsabilidades como ciudadanos.
Por fortuna existen buenos ejemplos de gestión liderados por personas que trascienden a sus organizaciones y al mencionarlos hacemos justicia y motivamos al buen servicio.
En lo publico y en lo privado siempre vamos a conseguir de casos que por cumplir con sus responsabilidades parecen excepcionales, pero esto viene dado por la fama de ciertas empresas, organismos e instituciones.
Esa mala imagen podría socavar de entrada cualquier intento de hacer las cosas bien. Para quienes insisten en la buena gestión me permito dar un pequeño ejemplo de honestidad, transparencia, eficiencia, responsabilidad y respeto.
En días recientes debí sacar la primera cédula a mi pequeña Miranda. Asistí a la oficina Principal del Saime en Nueva Esparta ubicada en El Espinal. Llegué poco antes de las 8 de la mañana y habían dos colas por orden de llegada, una para cédulación y otra para pasaportes y otros trámites.
Opté por ir al Espinal, que es más lejos, porque en dos ocasiones fui para trámites y en ambas oportunidades el trato fue respetuoso y la organización para el trabajo buena. En otros momentos traté de hacer las diligencias en las oficinas de La Asunción y Galerías Fente en Porlamar y desde la entrada el maltrato y la negación frustraron mis intentos.
Retomando el último trámite, a las 8 en punto salió una chica -la misma que ha salido siempre a organizar a los asistentes según los trámites a realizar- y llamó a los niños a cedularce por primera vez, luego las citas de pasaportes y así todos los trámites. Priorizan a adultos mayores, mujeres embarazadas y demuestran que el buen trato y la organización es posible en los entes públicos.
Hecha mi operación debí regresar en una semana a recoger la nueva cédula de mi hija y me topé con la oficina inactiva por falta de energía eléctrica. Nueva Esparta toda estuvo varios días de contingencia eléctrica y el bajón también fue informativo, porque poco se supo de las causas y del plan de administración de carga aplicado, hasta ya avanzada la situación.
En el Saime de El Espinal estaba la chica en la puerta explicando la situación, planteando soluciones a los usuarios para que no perdieran sus citas y atendiendo uno a uno a quien se le acercaba a plantear dudas o problemas. Aradelys escuché que se llama está diligente servidora pública y luego me enteré que era la jefa de la oficina.
Ella y su equipo no son extraterrestres, son trabajadores y servidores públicos que con denodado esfuerzo cumplen a cabalidad sus funciones a pesar de las limitaciones organizacionales y la realidad personal. Allí conseguimos mística, ganas y vocación de servicio.
Esa oficina del Saime en El Espinal es un ejemplo de las cosas bien hechas pese a los problemas individuales y colectivos. Es muestra de responsabilidad con el compromiso adquirido, es evidencia de un Estado que sí puede ser eficiente, honesto, responsable, respetuoso y capaz.
Puede que alguien contradiga lo que aquí relato con un caso en particular, pero también debemos observar qué no pocos quieren hacer las cosas a su manera y se molestan cuando no se les permite, descalificando a organismos, empresas y gestiones.
En los días que fui ví a algunos molestos porque no los dejaron entrar en shorts o por no cumplir con los requisitos solicitados. También observé a muchos agotados por estar allí desde antes de las 6 de la mañana cuando no es necesario porque se atiende, por orden de llegada, a todos quienes asisten a esa oficina mientras toque su día de atención.
Siempre he creído que los buenos somos más pero los malos hacen más ruido. Es hora de gritar fuerte.
Por lo pronto salí satisfecho por el trato y el respeto, con la cédula de mi hija en la fecha reprogramada después de los apagones y con ganas de contarles esto para decir, una vez más, no todo está perdido.
Analiza, aprende y crea.
Comunicador Social UCV
@leozuritave
Leozurita.ve@gmail.com
Está mezquina afirmación también incluye a jóvenes estudiantes y deportistas que con sus mayores ganas y muchas veces sin apoyo siguen tras sus sueños, metas y objetivos.
Toda generalización termina siendo odiosa, porque si bien incluye bajo un mismo concepto, no permite el más mínimo derecho a la defensa. Por esto, quienes piensan que nada sirve en este país habrán leído hasta aquí y marchado a un lugar informativo más radical que denigre, niegue y mienta sobre nuestra realidad en búsqueda de sentirse complacido con lo que lee.
Deportistas incluidos, son muchas las personas, instituciones, empresas, hechos, lugares y situaciones que niegan con sus actos y esencia que todo está mal. Más allá de ver el vaso medio lleno o medio vacío, es parte de una conducta negacionista presente por múltiples razones y opiniones.
Con esto no niego los profundos problemas que tenemos y por el contrario no solo los reconozco sino que además creo que no los estamos viendo en su justa dimensión. Como ejemplo lo relativo al tema social que es en esencia multifactorial y con tantas variables para analizar que solo algunas de ellas nos revolcaría en la desesperanza.
Pero también pienso que hay que resaltar lo positivo para estimular las buenas prácticas y enaltecer a quienes con probidad y orgullo cumplen con sus responsabilidades como ciudadanos.
Por fortuna existen buenos ejemplos de gestión liderados por personas que trascienden a sus organizaciones y al mencionarlos hacemos justicia y motivamos al buen servicio.
En lo publico y en lo privado siempre vamos a conseguir de casos que por cumplir con sus responsabilidades parecen excepcionales, pero esto viene dado por la fama de ciertas empresas, organismos e instituciones.
Esa mala imagen podría socavar de entrada cualquier intento de hacer las cosas bien. Para quienes insisten en la buena gestión me permito dar un pequeño ejemplo de honestidad, transparencia, eficiencia, responsabilidad y respeto.
En días recientes debí sacar la primera cédula a mi pequeña Miranda. Asistí a la oficina Principal del Saime en Nueva Esparta ubicada en El Espinal. Llegué poco antes de las 8 de la mañana y habían dos colas por orden de llegada, una para cédulación y otra para pasaportes y otros trámites.
Opté por ir al Espinal, que es más lejos, porque en dos ocasiones fui para trámites y en ambas oportunidades el trato fue respetuoso y la organización para el trabajo buena. En otros momentos traté de hacer las diligencias en las oficinas de La Asunción y Galerías Fente en Porlamar y desde la entrada el maltrato y la negación frustraron mis intentos.
Retomando el último trámite, a las 8 en punto salió una chica -la misma que ha salido siempre a organizar a los asistentes según los trámites a realizar- y llamó a los niños a cedularce por primera vez, luego las citas de pasaportes y así todos los trámites. Priorizan a adultos mayores, mujeres embarazadas y demuestran que el buen trato y la organización es posible en los entes públicos.
Hecha mi operación debí regresar en una semana a recoger la nueva cédula de mi hija y me topé con la oficina inactiva por falta de energía eléctrica. Nueva Esparta toda estuvo varios días de contingencia eléctrica y el bajón también fue informativo, porque poco se supo de las causas y del plan de administración de carga aplicado, hasta ya avanzada la situación.
En el Saime de El Espinal estaba la chica en la puerta explicando la situación, planteando soluciones a los usuarios para que no perdieran sus citas y atendiendo uno a uno a quien se le acercaba a plantear dudas o problemas. Aradelys escuché que se llama está diligente servidora pública y luego me enteré que era la jefa de la oficina.
Ella y su equipo no son extraterrestres, son trabajadores y servidores públicos que con denodado esfuerzo cumplen a cabalidad sus funciones a pesar de las limitaciones organizacionales y la realidad personal. Allí conseguimos mística, ganas y vocación de servicio.
Esa oficina del Saime en El Espinal es un ejemplo de las cosas bien hechas pese a los problemas individuales y colectivos. Es muestra de responsabilidad con el compromiso adquirido, es evidencia de un Estado que sí puede ser eficiente, honesto, responsable, respetuoso y capaz.
Puede que alguien contradiga lo que aquí relato con un caso en particular, pero también debemos observar qué no pocos quieren hacer las cosas a su manera y se molestan cuando no se les permite, descalificando a organismos, empresas y gestiones.
En los días que fui ví a algunos molestos porque no los dejaron entrar en shorts o por no cumplir con los requisitos solicitados. También observé a muchos agotados por estar allí desde antes de las 6 de la mañana cuando no es necesario porque se atiende, por orden de llegada, a todos quienes asisten a esa oficina mientras toque su día de atención.
Siempre he creído que los buenos somos más pero los malos hacen más ruido. Es hora de gritar fuerte.
Por lo pronto salí satisfecho por el trato y el respeto, con la cédula de mi hija en la fecha reprogramada después de los apagones y con ganas de contarles esto para decir, una vez más, no todo está perdido.
Analiza, aprende y crea.
Comunicador Social UCV
@leozuritave
Leozurita.ve@gmail.com
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