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El Arco Minero y el turismo

Si lo que necesitamos es divisas y generación de empleos, la respuesta más inteligente está en el turismo ecológico y no en el Arco Minero del Orinoco

  • ÁLVARO MONTENEGRO FORTIQUE

14/11/2022 05:04 am

Minería y turismo son generalmente incompatibles. En la mente de un turista, de cualquier país del mundo, no cabe la idea de viajar para visitar centros de extracción de minerales de ningún tipo. Si a los turistas les gustara conocer minas activas, el sur de África estaría repleto de europeos sacando fotos a los buscadores de diamantes, o a los mineros del oro. Es más, el Lago de Maracaibo sería un destino turístico mundial, por las torres de petróleo que abundan en sus aguas tranquilas. Pero no, por más que traten de vendernos el proyecto del Arco Minero del Orinoco como un modelo de “minería ecológica” -habría que comenzar por definir ese concepto, que a todas luces parece incompatible y excluyente-, no compramos la idea de que es posible realizar minería en gran escala, sin perjudicar el medio ambiente.

Y digo gran escala porque la información disponible es que el Arco Minero del Orinoco abarca un área de ¡114 mil kilómetros cuadrados! Estamos hablando de una superficie más del doble de la de Costa Rica, de la República Dominicana, y de casi tres veces la extensión de Suiza. Si unimos a Holanda, Bélgica y Suiza, llegamos a la extensión del Arco Minero. Honduras, Cuba o Guatemala cabrían en ese territorio minero al sur del Orinoco. Y lo más preocupante es que la zona donde quieren desarrollar la minería, el sur del Orinoco, es donde se nutren ríos como el Aro, Cuao, Suapure, Cuchivero, Caura y Caroní, que riegan algunas de las áreas más vírgenes y biodiversas de Venezuela.

Se ha anunciado que el plan “prevé la explotación de minerales estratégicos como el carbón y el manganeso; minerales metálicos como oro, hierro, bauxita, cobre, cromo, magnesita y níquel; así como minerales no metálicos como diamante, fosfato, caliza, feldespato, dolomita, yeso, caolín, grafito y talco”. Afirman que gracias al desarrollo en el Arco Minero del Orinoco, se generarían 20 mil empleos, y se percibirían entre 3 mil y 4 mil millones de dólares anuales que tanto hacen falta a la nación.

Lo que no toman en cuenta es si dedicaran ese esfuerzo a fomentar el turismo ecológico en la región, generarían muchos más empleos y divisas. El turismo es la actividad económica que más empleos directos genera, con relación a la unidad monetaria invertida. Por ejemplo, Aruba, una isla con 178 kilómetros cuadrados, un poquito más grande que la isla de La Tortuga, recibió durante el año 2018 más de 1.200.000 turistas que gastaron casi 2 mil millones de dólares. Además, su tasa de desempleo se ubicó en una de las más bajas de la región, y casi su única actividad económica es el turismo. Bonaire, que es más pequeña aún, se ha convertido en un destino de turismo ecológico único en el mundo, y es percibida como una isla ideal para el buceo y la naturaleza. Costa Rica, que es cuatro veces más pequeña que el estado Amazonas, y cinco veces menor que el estado Bolívar, se posiciona como un destino verde. Por eso recibió más de 2.900.000 turistas en el año 2018, que viajaron buscando naturaleza pura. Su marca país anuncia con mucho orgullo que el turista no encontrará ingredientes artificiales en su territorio.

En nuestro caso del Arco Minero del Orinoco y el turismo, además de totalmente incompatible, nos parece que puede ser nefasto para el turismo y el bienestar futuro de la zona. Ya vimos un poco de cómo sería ese cambio, en lo que se convirtió el bajo Caura después de la minería. Aldeas como El Playón, en las riberas del Caura, último punto antes de llegar al Salto Pará, una de las cataratas más impresionantes de Venezuela, se han convertido gracias a la minería en antros de delincuencia, drogas y prostitución. Además, las mafias y la guerrilla controlan la zona. Ningún turista puede querer ir para allá en estas condiciones.

Sobrevolar hacia el Parque Nacional Canaima, y ver las mutilaciones que ha hecho la minería a algunas de las formaciones más antiguas del mundo, los cortes en los bordes de ríos encantadores, y muchos ecocidios en sabanas preciosas, nos duele mucho como ciudadanos, y nos alerta a tratar de evitar el desarrollo minero en esa zona tan especial.

Si lo que necesitamos es divisas y generación de empleos, la respuesta más inteligente está en el turismo ecológico y no en el Arco Minero del Orinoco. Países como España, Francia, e Italia, ya han comprobado de sobra que el turismo es la mejor fuente de moneda extranjera y de bienestar social para sus pobladores.

@montenegroalvaro

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