La alternabilidad dentro del modelo democrático es, realmente, un basamento del mismo. No es que sin lo uno lo otro no existe. Si no hay procesos electorales, tampoco la democracia está presente en nuestras sociedades.

Es lógico que, estando en las estructuras de poder de gobierno, tienes aún mayor dominio que, quienes desde “fuera” pretenden adentrarse y acceder a las mismas. Cabe preguntarse si, selección la de candidatos con porciones de la sociedad dentro de los estamentos opositores al régimen, son suficientes para lograr seleccionar candidatos que, oportunamente, puedan contraponerse al estado que, con su maquinaria asumiría nuevamente el gobierno. Luego, serán los sectores “no ganadores” de estos encuentros de selección lo suficientemente equilibrados para reconocerse como tales y, acompañar a la elección nacional con la nueva opción. Es un misterio que, sólo se develará en el proceso general.

No es fácil encontrar soluciones a complejas situaciones que dependen del estado de ánimo y las decisiones particulares de cada quien.

Nos encontramos ante una encrucijada que, en 1958 resolvió “el pacto de Punto Fijo”. Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera, vieron una sociedad nueva y distinta, con una democracia asentada sobre partidos políticos. Pero el momento actual dista mucho de esa realidad y, no se fundamenta sobre los mismos elementos. Queda mucho por recorrer y, los actores políticos parecen no moverse en la dirección adecuada. Veremos…

@RafaelMartinezN