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El quid de la cosa

Común a esos dos tiempos tan distintos es el hombre, Carlos Andrés Pérez, una inteligencia singular. En lo personal, un hombre dado al respeto a las personas, a la amplitud, a la conciliación y a no atesorar rencores

  • JOSÉ SANTIAGO NUÑEZ GÓMEZ

29/10/2022 05:02 am

Numerosos eventos se realizaron en la semana que culmina mañana con ocasión del 100 aniversario del nacimiento de Carlos Andrés Pérez, presidente de la República en dos períodos constitucionales. Hace unos años se hizo una película —CAP I & CAP II— que prácticamente terminaba con un fragmento de la entrevista a Carlos Blanco, uno de los ministros del segundo gobierno, en que éste consignaba que Carlos Andrés Pérez, en el segundo gobierno, trató de enmendar lo malo que había hecho en el primero. Cuál o cuáles ideas o representaciones básicas podrían servir para marcar la diferencia entre los dos gobiernos de Carlos Andrés Pérez; y cuál o cuáles para reconocer un sustrato común en ambas.

El primer gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-1979) estuvo dominado por el ensanchamiento del estado y, con éste, de la figura de su principal gestor, el Presidente. El estado creció en todas las actividades que venía realizando y asumió nuevas, notoriamente, la de la industria del petróleo, que fue estatizada. Cuando el gasto desbocado del exponencial crecimiento del estado se hizo infinanciable con los ingresos que se tenían no obstante lo extraordinariamente crecido de éstos por el aumento de los precios del petróleo, se recurrió al endeudamiento masivo. Venezuela tenía un estado todopoderoso que financiaba la alegría de su población. También se gastó en la proyección internacional del Presidente. ¿Cuál o cuáles reflexiones tuvo Carlos Andrés Pérez entre 1979 y 1989? ¿con quien habló? ¿qué iluminación tuvo? ¿qué comprobaciones empíricas hizo? Eso no se nos ha dicho, pero lo cierto es que el segundo gobierno (1989-1994 —acortado) tuvo caracteres radicalmente distintos, señaladamente, la reivindicación del rol protagónico que corresponde al individuo y la sociedad en la definición de su destino.

Común a esos dos tiempos tan distintos es el hombre, Carlos Andrés Pérez, una inteligencia singular. En lo personal, un hombre dado al respeto a las personas, a la amplitud, a la conciliación y a no atesorar rencores —en sus dos gobiernos incluyó, en altísimos cargos, personas con las que había combatido—, un político como todos los políticos en su ambición de gobernar, pero casado con el credo de la democracia liberal, a la cual rindió todos los tributos, incluyendo el de tolerar su absurdo enjuiciamiento.

SANTINUNEZ@Yahoo.com
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