Producto de mis experiencias de vida en esta Venezuela, me he percatado que tenemos unas formas de ser muy particulares. Me pude dar cuenta, por solo citar un ejemplo, que practicamos con esmero el complicar las cosas, lo que dio origen a un pensamiento: “Para que facilitar si lo puedes complicar”

Mi tío Alberto Pérez Alfonzo, quien siempre ejerció su profesión de abogado, y fue mi primer ductor en esas lides, me dio un excelente consejo que va en ese sentido: “Cuando no los puedas convencer, confúndelos” Recuerda que nuestra profesión es la más fácil de estudiar, pero sin duda, es la más difícil de ejercer, ya que con tus argumentos, tienes que convencer a otro profesional del derecho, que es igual a ti, o mejor que tú, llamado juez o árbitro, sin olvidarte que debes desvirtuar los argumentos del abogado de la contraparte, que tú tienes la razón. Es la única profesión en la que se da esa circunstancia.

El exordio obedece a que fui convocado a una conversa entre colegas para discutir acerca del proyecto de Ley para la Promoción y Uso del Lenguaje con Conciencia de Género, y varios de los comentarios vale la pena resaltarlos.

Uno de los participantes dejó sentado que el lenguaje es patrimonio de todos, que es nuestra herramienta de comunicación básica y fundamental, por lo que cualquier tipo de imposición de cómo usarlo debe verse con muchísimo cuidado, sobre todo por parte de un Estado que pretende controlar todas las actividades de la sociedad.

A continuación, intervino otro colega para señalar que la ley haya sido discutida sin la consulta pública obligatoria, lo cual ya dice mucho sobre la misma, pero que además, es lo que se conoce como una ley imperfecta, dado que, al menos, no contempla sanciones para los ciudadanos, a lo que es tan dado este gobierno, mientras que para los funcionarios, sólo después de prácticas reiteradas, se considerará falta leve.

Fue interrumpido brevemente por alguien que alcanzó a atajar: No te olvides que su incumplimiento pudiera dar lugar a la aplicación de la que se conoce como la Ley Constitucional Contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, que establece sanciones muy fuertes y es casi de libre aplicación, y ya hay unos cuantos presos por esa ley por supuesto odio.

Otro profesional del derecho tomó la batuta de la discusión, señalando que le llamaba mucho la atención, que un Estado que ni siquiera ha podido establecer tribunales especializados en violencia contra la mujer en todo el país, a pesar de que la ley estableció esa obligación hace 14 años, ahora pretenda regular el uso del lenguaje y que quiera obligarnos a ello.

Alguien resaltó las palabras con las que el Presidente de la Asamblea Nacional usó al momento de dirigirse al pleno de la Asamblea: “Las Diputadas, los Diputados y les Diputades”…. Dando así comienzo al uso de la ley en comento, aunque debo destacar que fue aprobada en primera discusión, y todavía le falta algún camino que recorrer para ser Ley de la República, aunque todos conocemos las vías expeditas que se usan cuando algún asunto le conviene al oficialismo.

Recuerden - dijo un oficialista - que el proyecto, de 10 artículos, lo que busca es el uso de un lenguaje no sexista y la visibilización de la mujer como sujeto de derecho de acuerdo a nuestra Constitución, donde se utiliza el lenguaje de género en forma efectiva.

Ya casi terminando una discusión que solo fue en sentido crítico, uno de los participantes destacó que lo que se pretende es hacer uso de un lenguaje deliberadamente rebuscado para no trasladar a la ley lo que verdaderamente se necesita, valga decir, confundirnos a todos.

¿Qué creen ustedes?

@gadeaperez