Hoy se estrena en Espacio Plural del Trasnocho Cultural el “Collage Chocrón”: Ménage à Trois compuesto por los 7 dramaturgos galardonados con el premio de dramaturgia Isaac Chocrón. La idea partió de los productores de Verde & Morado y la Fundación Isaac Chocrón para que escribieran una pieza corta a partir del último párrafo de la novela del maestro: Pronombres Personales editada en 2002.

La técnica del collage como todos sabemos proviene de las artes visuales y se impuso con comodidad en el inspirativo espíritu surrealista del primer tercio del siglo XX. Este cadáver exquisito también lo practicó el propio Chocrón en la dramaturgia cuando invitó a sus amigos José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud a componer Triángulo en la década de los 60, que les valió el título de “La Santísima Trinidad del teatro” bautizado por el periodista Lorenzo Batallán, a partir de dos cuartillas escritas por Isaac. Es decir, las tres obras comenzaban con los mismos parlamentos y se desarrollaban de manera independiente por un tiempo limitado. Técnica lúdica que repitió con Los 7 pecados capitales, donde Chocrón repartió los pecados a 7 diferentes dramaturgos donde se incluía a sí mismo. La pereza fue su pecado y los demás dramaturgos fueron Manuel Trujillo, Luis Brito García, Rubén Monasterios, Elisa Lerner y los infalibles, José Ignacio y Román.

El Triángulo de la Santísima Chocrón impuso en el juego el límite de tres personajes: dos actores y una actriz (Margot Antillano, Rafael Briceño y Manuel Poblete) y en esta se repitió la regla: dos actrices y un actor (Josette Vidal, Stephanie Cardone-Fulop y Theylor Plaza) también por este limitante emerge el título del presente collage.

Otros 7 pecadores son los dramaturgos de hoy: Karin Valecillos, Fernando Azpúrua, Xiomara Moreno, José Gabriel Núñez, Elio Palencia, Luigi Schiamanna y Daniel Danery quien en esta oportunidad será el autor escénico de la mise-en -scène.

Puesta en escena que mantiene el lúdico aliento de esas dos décadas doradas del teatro venezolano donde la exploración y la experimentación soplaba fuertemente sobre las tablas venezolanas levantando algo más que el polvo stanislavskiano con los descubrimientos de Brecht, Artaud, Grotowski y los emblemáticos del absurdismo de Ionesco, Beckett y Camus.

En aquellos tiempos, la gente de teatro también estaba en la búsqueda de un nuevo público que despertaba social y políticamente al experimento de la democracia. Hoy son otros amaneceres con el mismo despertar.

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