En estos días pasados, en un evento social, se tocó los temas del avión venezolano retenido en Argentina, tema este muy trillado en los medios de comunicación escritos y radiales, nacionales e internacionales.

Lo primero que se habló fue de la nacionalidad del avión, porque pertenece o está alquilado a una línea aérea denominada Emtrasur, que ha decir verdad, ninguno de los que allí estábamos sabíamos de su existencia, muy en especial, que se trata de un Boeing 747 de carga, y que dicha aerolínea sea venezolana, como lo había afirmado afirmó públicamente el Presidente Maduro. Alguien a quien no conozco, dijo que era una sociedad con los iraníes, otro de los grandes enemigos del imperio gringo, que se trataba de una filial de Conviasa, y que se adquirió hace un año en una operación con Mahan Air, aerolínea afiliada al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Ninguno de los presentes avaló la afirmación.

No tengo duda, dije, que la aeronave tiene bandera venezolana, porque en algunas de las tantas fotos que han sido publicadas se ve que tiene siglas YV. Esas siglas distinguen a los aviones venezolanos de conformidad con lo dispuesto en el artículo 6 del Convenio de Paria de 1919, y luego, por el Convenio de Chicago en 1944, de manera que esa matrícula tiene que habérsela otorgado nuestro Registro Aeronáutico.

Uno de los presentes se refirió a lo atribuido a Maduro en los medios de comunicación, que ese avión iba por el mundo prestando servicio, e inclusive señaló, que había hecho mucha falta mucha durante la crisis que vivió Cuba con la explosión que hubo recientemente en la isla, que incluso, había ordenado que un equipo de expertos vaya a Argentina a dar la batalla por Venezuela. Uno de los presentes presentes, pretendiendo dar un mensaje jocoso, dijo que ojalá el Ejecutivo Nacional pusiera el mismo énfasis para resolver el problema de Guyana,

Terció en la conversación un abogado, quien indicó que el Presidente de Argentina señaló que no encontraron irregularidades, que todo se reducía a un problema de nafta, que era un problema que había que resolver. Que en los primeros informes, el ministro de Seguridad argentino, Aníbal Fernández, informó que un tripulante tenía la "condición de homónimo" de un miembro de la Fuerzas Quds, grupo extremista iraní y que el jefe del servicio de inteligencia de Paraguay afirmó que si lo era, que por ello habían alertado a los países de la región e indicó que algunos funcionarios de aeronáutica en Paraguay habían sido despedidos por ese problema.

Otro colega señaló que el avión procedía de México, aterrizó el 6 de junio con un cargamento de autopartes, que no pudo abastecerse de gasolina en Buenos Aires, que intentó viajar a Uruguay el 8 de junio, pero los uruguayos le negaron el ingreso y debió regresar al Aeropuerto de Ezeiza.

Un participante señaló que había oído unas declaraciones del gerente general de operaciones de Emtrasur, alegando que los iraníes eran instructores para enseñarnos los mejores procedimientos para operar seguros la aeronave. Raro, dijo, porque el avión es de fabricación gringa.

Me despedí de los presentes comentando que, en mi opinión, el Gobierno argentino no nos iba a poder ayudar mucho, aun siendo de izquierda, porque el tema está judicializado, que en al país del sur parecieran funcionar las instituciones, y que la solución del problema está en manos de la Fiscalía y el Poder Judicial del país sureño, más nada. Tardaremos, barrunto, que la situación no es sencilla, la justicia es lenta, en cualquier parte del mundo, de manera que deberemos ajustarnos al resultado de las pesquisas, por más roncha que nos produzca.

@gadeaperez