Aunque los océanos no tienen una temperatura común, los incrementos bruscos de la misma por las razones ya conocidas y la acidificación de las aguas, por la toma del dióxido de carbono, generan una merma de especies y hábitats marinos; pues, mientras la superficie de sus aguas está expuesta, directamente, a la radiación solar, las profundidades están afóticas. Además, el agua superficial misma recibe el calor con vigor diverso, lo cual estaría sujeto a la mayor o menor incidencia de los rayos solares sobre las diferentes latitudes, de lo cual se infiere que deberíamos considerar la temperatura de los océanos en sentidos vertical/perpendicular y horizontales. Asimismo, las ondulaciones de los flujos oceánicos, ríos de orillas líquidas de amplitudes considerables, tal y como los vientos planetarios, obedecen la Ley de Ferrel o célula de latitud media. Por el hemisferio norte se desvían hacia la derecha; por el hemisferio sur, hacia su izquierda. Así, sistemáticamente, al analizar un mapa general de las corrientes marinas podríamos observar que dentro de las cuencas oceánicas se forman grandes círculos cuyo rumbo sigue según el hemisferio: las ecuatoriales del hemisferio norte giran en sentido de las agujas relojeras; las del hemisferio sur, a la inversa. Concretamente, la pérdida del frescor de sus aguas está influyendo sobre la disposición de la densidad y/o potencial ictiológico y estructura del ecosistema marino; uno de los más productivos, mundialmente, por lo queque urge una protección inmediata contra la crisis climática ya que naciones como Chile y Perú podrían experimentar una reducción de su potencialidad pesquera para el año 2050, si no merman la pesca a niveles sostenibles a largo plazo, como por ejemplo vedas estrictas durante las temporadas de desove o reproducción.

Viene a colación la corriente del Humboldt o corriente del Perú, corriente fría del Pacíico, que corre de sur a norte, a lo largo de las costas de Chile y de Perú, hasta el frente que la pone en contacto con la corriente del Niño, uno de los ecosistemas marinos más ricos del mundo, que está en riesgo por esta crisis tangible, según estudios de la FAO ya que el aumento de las temperies podría causar trastornos críticos en países que dependen de este flujo marino, tales como Chile, Perú y Ecuador, pues las temperaturas elevadas podrían propiciar situaciones a ritmo mayor de los fenómenos de El Niño y La Niña, con efectos agudos sobre la profusión planctónica.

En Venezuela, según investigaciones UCV/USB, se ha verificado una pauta elevada de la temperatura media externa durante los últimos años, cercano a un aumento de esta en unas 76 centésimas grados celsius desde finales del siglo XIX, de origen antrópico con impactos que podrían generar la elevación del nivel del mar, a manifestarse mediante anegaciones y erosión de costas bajas por el aumento de la salinidad en acuiferos y cambios de los patrones por deposición sedimentaria, así como la disminución de diafanidad del agua y agudeza del oleaje en el área cabo Codera-laguna de Tacarigua, municipios Brión y Páez del estado Miranda, adonde afluyen por boca del Tuy los ríos Guaire/Tuy, zona de tradición pesquera, que abarca a Los Testigos. Asimismo, los principales arrecifes de Los Roques y Morrocoy; este último, por los derrames constantes de la refinería El Palito, sobre cuyo deterioro continuo de ecosistemas costeros hay advertencias críticas, sobremanera.

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