Para quienes conocen o han oído hablar del Consejo de Ciruma, población capital de la parroquia San Antonio del municipio Miranda del estado Zulia, debe ser familiar el calificativo de “Ciudad Jardín”, que los pobladores le dan a esta localidad venezolana.
Realmente, luego de venir desde Falcón por carretera, al llegar a Mene Mauroa, se siente un cambio notable de la vegetación. Van surgiendo a la vista del viajero, los árboles frondosos, el verdor de las gramíneas.
El Río Matícora, otrora fuente de vida para los cultivos de arroz de la cooperativa Mauroa, Quisiro y San Félix y el rio Cocuizas, que divide los estados Zulia y Falcón, son entre otros cursos de agua corrientes, muchos ya secos, las causas de este cambio de vegetación. Sobre estos el cielo, llamado por los pilotos, y conocido por muchos, como Cúmulo de Mauroa.
El Consejo de Ciruma, un poco más al sur del llamado por los pobladores Cerro de Los Vientos, esta misma gente dice que en su parte alta, los guerreros caribes de la zona, vigilaban la dirección de marcha de los invasores españoles.
Para llegar al pueblo debemos cruzar en Mecocal, pasando a la izquierda del poblado San Joaquín de la Vega, cruzando la carretera William en el Kilómetro 34, vía esta de vigilancia de gasoductos y oleoductos de PDVSA, convertida por los pobladores en vía de uso agrícola y pecuario.
Sorprende al llegar al Consejo de Ciruma, la multiplicidad de Cabimos. Uno duda, con el perdón de nuestra querida gente de Cabimas, que en la ciudad epónima, hubiera tantos árboles de esta especie como aquí. En la entrada, nos recibe un cabimo inmenso. Lleno de las huellas, las cicatrices del ordeño de su savia, aceite curativo, mágico, al que ha sobrevivido por años.
Pero si en lugar de ir a la plaza y al centro del pueblo, quien quiera o lo necesite, por lo milagroso del santo puede hacerlo y no tendrá más soledad en su existencia. No sé asegura si el santo garantiza también la calidad de la compañía.
Los pobladores son muy alegres. No escatiman costos para una celebración cada vez mejor del día de San Antonio. Es difícil que podamos disfrutar de una fiesta de al Santo Patrono tan colorida como la del Consejo.
Cruzando a la derecha, solo unas cuadras, está la entrada a una joya de la fundación del pueblo: El Ojo de Agua del Cardón. Parecería contradictorio un cardón de lugares desérticos, junto a una naciente de agua.
Un paseo gratificante. Del actual alcalde municipal, vi fotos de sus funcionarios y los jóvenes del pueblo emocionados, limpiando y reabriendo este parque eco turístico. Dios quiera que se haga bien. Que puedan los visitantes disfrutar de la vista de los cabimos más altos del planeta. Los más frondosos, fotografiar sus aves, caminar entre la magia de árboles curadores. Incluso pueden abrazarlos y sentir el fluir de su savia, aunque les llamen locos.
En el Consejo de Ciruma podrán disfrutar en la entrada de las delicias de la cocina zuliana de la costa oriental del lago de Maracaibo. Vale la pena está aventura vital en la Ciudad Jardín del Zulia.
fariascardenas@gmail.com
Realmente, luego de venir desde Falcón por carretera, al llegar a Mene Mauroa, se siente un cambio notable de la vegetación. Van surgiendo a la vista del viajero, los árboles frondosos, el verdor de las gramíneas.
El Río Matícora, otrora fuente de vida para los cultivos de arroz de la cooperativa Mauroa, Quisiro y San Félix y el rio Cocuizas, que divide los estados Zulia y Falcón, son entre otros cursos de agua corrientes, muchos ya secos, las causas de este cambio de vegetación. Sobre estos el cielo, llamado por los pilotos, y conocido por muchos, como Cúmulo de Mauroa.
El Consejo de Ciruma, un poco más al sur del llamado por los pobladores Cerro de Los Vientos, esta misma gente dice que en su parte alta, los guerreros caribes de la zona, vigilaban la dirección de marcha de los invasores españoles.
Para llegar al pueblo debemos cruzar en Mecocal, pasando a la izquierda del poblado San Joaquín de la Vega, cruzando la carretera William en el Kilómetro 34, vía esta de vigilancia de gasoductos y oleoductos de PDVSA, convertida por los pobladores en vía de uso agrícola y pecuario.
Sorprende al llegar al Consejo de Ciruma, la multiplicidad de Cabimos. Uno duda, con el perdón de nuestra querida gente de Cabimas, que en la ciudad epónima, hubiera tantos árboles de esta especie como aquí. En la entrada, nos recibe un cabimo inmenso. Lleno de las huellas, las cicatrices del ordeño de su savia, aceite curativo, mágico, al que ha sobrevivido por años.
Pero si en lugar de ir a la plaza y al centro del pueblo, quien quiera o lo necesite, por lo milagroso del santo puede hacerlo y no tendrá más soledad en su existencia. No sé asegura si el santo garantiza también la calidad de la compañía.
Los pobladores son muy alegres. No escatiman costos para una celebración cada vez mejor del día de San Antonio. Es difícil que podamos disfrutar de una fiesta de al Santo Patrono tan colorida como la del Consejo.
Cruzando a la derecha, solo unas cuadras, está la entrada a una joya de la fundación del pueblo: El Ojo de Agua del Cardón. Parecería contradictorio un cardón de lugares desérticos, junto a una naciente de agua.
Un paseo gratificante. Del actual alcalde municipal, vi fotos de sus funcionarios y los jóvenes del pueblo emocionados, limpiando y reabriendo este parque eco turístico. Dios quiera que se haga bien. Que puedan los visitantes disfrutar de la vista de los cabimos más altos del planeta. Los más frondosos, fotografiar sus aves, caminar entre la magia de árboles curadores. Incluso pueden abrazarlos y sentir el fluir de su savia, aunque les llamen locos.
En el Consejo de Ciruma podrán disfrutar en la entrada de las delicias de la cocina zuliana de la costa oriental del lago de Maracaibo. Vale la pena está aventura vital en la Ciudad Jardín del Zulia.
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