Humor e ironía en la vida cotidiana
¿Podríamos atrevernos a decir que en la actualidad Erwitt se hubiera identificado con el venezolano? Posiblemente, por su capacidad de convertir lo preocupante y hasta lo trágico, en fuente de buen humor
Una nueva variante ómicron de coronavirus se propaga con más facilidad y rapidez, no pasó mucho tiempo para aquellos países que optaron por dejar las mascarillas a un lado, inmediatamente tuvieron que retomar esta medida de protección. Hace poco, entré en un establecimiento de comida para tomarme un café, confieso haberme sentido algo extraña con las miradas de los trabajadores. Yo era la única que portaba la mascarilla, al consultar al mesonero el por qué no usaban mascarillas, él contestó: “No es necesario, aquí todos tenemos las tres vacunas”.
Respuestas como estas o, mejor dicho, actitudes como estas son las que te ponen en alerta del nivel y cantidad de personas desinformadas, relajadas, desinteresadas e irresponsables en la calle trabajando. Por supuesto, inmediatamente le dejé en claro mi posición retirándome. Decirle a alguien que use o se coloque la máscara correctamente, es hablar en vano, es hacer como si sufrieras de paranoia “pues aquí no está pasando nada”.
Y es que siempre hemos escuchado que el venezolano le saca humor a todo, por qué darse mala vida si le doy la vuelta a las situaciones que nos afecta y de eso hago un chiste. Claro, somos alegres, amables y dejamos todo para última hora, pero también transformamos la tragedia en una broma, algo que es muy irónico.
Fotógrafos como Elliott Erwitt, quien nació tal día como hoy en 1928, se caracterizaban por esa habilidad maravillosa de retratar el humor y la ironía en la vida cotidiana. Imaginar a Erwitt, en esta época con teléfonos con cámaras e infinidades de redes sociales para compartir contenido gráfico, quizás hubiese sido una locura para él. Por ejemplo, le encantaba retratar a perros ¿Cuántas cuentas o fotografías diarias de perros, sin mencionar de gatos, ve usted en Instagram? Respondería, lo suficiente para quedar sin ganas de adoptar un animalito de estos.
“Tomo muchas fotografías de perros porque me gustan los perros, porque no se oponen a que los fotografíen y porque no piden copias”, comentó Elliot y, agregó: "Mi atracción por los perros surge puramente de la emoción... Para mí, los perros son tanto una excusa como una razón para tomar estas fotografías. Me dan una excusa porque son buenos sujetos. Me gustan, la gente quiere verlos, ¡yo no puedo resistir!".
Así como el gran Elliott no podía resistirse a inmortalizar con su cámara cada perro que encontraba en la calle, en la actualidad muchos fotógrafos sucumben a “los encantos” de las mascarillas desechadas por las vías caraqueñas. En realidad, no son de mi gusto este tipo de imágenes o series, sin embargo, puedo considerar el importante mensaje que los fotógrafos nos querrán manifestar a través de su trabajo. Preocupaciones, ya sean estas, desde el material plástico con el cual están confeccionadas, que prácticamente no se degrada y por ende se acumulan en medios terrestres y marinos, perjudicando a los animales, al medio ambiente y, a nosotros mismos.
Entre las imágenes de Elliott Erwitt, se encuentra aquella de un chihuahua con su minúsculo abrigo y los zapatos de quien pudiera ser su dueña. El fotógrafo lo dignifica y le da protagonismo al ubicarse al nivel de este. Un perrito, sin correa, sin dominio de su amo, posiblemente es ansioso e inquieto, pero en la toma de Erwitt pareciera olvidar todo aquello que le rodea y decide ver a los ojos de su cazador; orejas abajo y lengua afuera, pareciera que sonríe.
Pareciera que ésta especie de perros eran las que más le atraían al fotógrafo. Para el año 1974 en New York, se ubica al nivel del suelo y fotografía de nuevo a un chihuahua, con abrigo y sombrero, todo un personaje el chiquitico. Está acompañado de su amo y otra raza de perro, que pareciera ser un gran danés. Recordemos también, la foto de los buldogs, uno está sentado en las piernas de su dueño mirando al fotógrafo, quien toma la foto de manera tal que el torso y la cabeza del amo desaparece, y los brazos y piernas de este quedan adjudicadas al perro.
En definitiva, Elliott Erwitt desarrolló un gran sentido de la observación, a través de este creó magníficas composiciones con momentos de la vida cotidiana. Él decía “La fotografía es realmente bastante simple, no es ciencia espacial. Es sólo reaccionar a lo que ves y ponerlo en un marco. Y eso es todo”.
¿Podríamos atrevernos a decir que en la actualidad Erwitt se hubiera identificado con el venezolano? Posiblemente, por su capacidad de convertir lo preocupante y hasta lo trágico, en fuente de buen humor.
Instagram: @monica.pupo / Twitter: @pupo_monica
artepupo@gmail.com *Periodista y fotógrafa. Conductora de @Diafragma5.6Radio
Respuestas como estas o, mejor dicho, actitudes como estas son las que te ponen en alerta del nivel y cantidad de personas desinformadas, relajadas, desinteresadas e irresponsables en la calle trabajando. Por supuesto, inmediatamente le dejé en claro mi posición retirándome. Decirle a alguien que use o se coloque la máscara correctamente, es hablar en vano, es hacer como si sufrieras de paranoia “pues aquí no está pasando nada”.
Y es que siempre hemos escuchado que el venezolano le saca humor a todo, por qué darse mala vida si le doy la vuelta a las situaciones que nos afecta y de eso hago un chiste. Claro, somos alegres, amables y dejamos todo para última hora, pero también transformamos la tragedia en una broma, algo que es muy irónico.
Fotógrafos como Elliott Erwitt, quien nació tal día como hoy en 1928, se caracterizaban por esa habilidad maravillosa de retratar el humor y la ironía en la vida cotidiana. Imaginar a Erwitt, en esta época con teléfonos con cámaras e infinidades de redes sociales para compartir contenido gráfico, quizás hubiese sido una locura para él. Por ejemplo, le encantaba retratar a perros ¿Cuántas cuentas o fotografías diarias de perros, sin mencionar de gatos, ve usted en Instagram? Respondería, lo suficiente para quedar sin ganas de adoptar un animalito de estos.
“Tomo muchas fotografías de perros porque me gustan los perros, porque no se oponen a que los fotografíen y porque no piden copias”, comentó Elliot y, agregó: "Mi atracción por los perros surge puramente de la emoción... Para mí, los perros son tanto una excusa como una razón para tomar estas fotografías. Me dan una excusa porque son buenos sujetos. Me gustan, la gente quiere verlos, ¡yo no puedo resistir!".
Así como el gran Elliott no podía resistirse a inmortalizar con su cámara cada perro que encontraba en la calle, en la actualidad muchos fotógrafos sucumben a “los encantos” de las mascarillas desechadas por las vías caraqueñas. En realidad, no son de mi gusto este tipo de imágenes o series, sin embargo, puedo considerar el importante mensaje que los fotógrafos nos querrán manifestar a través de su trabajo. Preocupaciones, ya sean estas, desde el material plástico con el cual están confeccionadas, que prácticamente no se degrada y por ende se acumulan en medios terrestres y marinos, perjudicando a los animales, al medio ambiente y, a nosotros mismos.
Entre las imágenes de Elliott Erwitt, se encuentra aquella de un chihuahua con su minúsculo abrigo y los zapatos de quien pudiera ser su dueña. El fotógrafo lo dignifica y le da protagonismo al ubicarse al nivel de este. Un perrito, sin correa, sin dominio de su amo, posiblemente es ansioso e inquieto, pero en la toma de Erwitt pareciera olvidar todo aquello que le rodea y decide ver a los ojos de su cazador; orejas abajo y lengua afuera, pareciera que sonríe.
Pareciera que ésta especie de perros eran las que más le atraían al fotógrafo. Para el año 1974 en New York, se ubica al nivel del suelo y fotografía de nuevo a un chihuahua, con abrigo y sombrero, todo un personaje el chiquitico. Está acompañado de su amo y otra raza de perro, que pareciera ser un gran danés. Recordemos también, la foto de los buldogs, uno está sentado en las piernas de su dueño mirando al fotógrafo, quien toma la foto de manera tal que el torso y la cabeza del amo desaparece, y los brazos y piernas de este quedan adjudicadas al perro.
En definitiva, Elliott Erwitt desarrolló un gran sentido de la observación, a través de este creó magníficas composiciones con momentos de la vida cotidiana. Él decía “La fotografía es realmente bastante simple, no es ciencia espacial. Es sólo reaccionar a lo que ves y ponerlo en un marco. Y eso es todo”.
¿Podríamos atrevernos a decir que en la actualidad Erwitt se hubiera identificado con el venezolano? Posiblemente, por su capacidad de convertir lo preocupante y hasta lo trágico, en fuente de buen humor.
Instagram: @monica.pupo / Twitter: @pupo_monica
artepupo@gmail.com *Periodista y fotógrafa. Conductora de @Diafragma5.6Radio
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