El VEN911 y los servicios de salud
Antes de valorar mal el desempeño de quienes trabajan en el aparato público, principalmente en salud y emergencias, debe observarse las condiciones en las que laboran para entender su realidad
La opinión particular es una constante en Venezuela, para bien y para mal. Sin importar si existe o no dominio del tema o si se cuenta con los elementos necesarios e información real, opinar más que un derecho es un ejercicio que se practica en muchos casos con alarmante irresponsabilidad.
No importa el nivel socioacademico ni la ascendencia sobre el tema, opinar es libre y gratis. Un derecho constitucional manoseado obscenamente en ocasiones para convalidar el ego o las más oscuras intenciones.
En el afán de ejercer el derecho a opinar pocos conocen completo el artículo 57 de la Constitución que como detalle establece: “quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado”.
Con la opinión se debe ser cuidadosos, ya que las generalizaciones terminan incluyendo a muchos en un saco que debe ser para pocos. Cómo ejemplo está el hablar mal de lo público. Históricamente el control del Estado supone una merma en la calidad y aunque existen muchos elementos que así lo demuestran, la generalización es de injusta aplicación.
La tesis que sostiene que lo controlado por el Estado es deficiente cobró fuerza por el impulso de los privatizadores de oficio para echar mano de empresas rentables llevadas a la quiebra para venderlas a precios de rebaja.
Por otro lado la falta de sanciones, responsabilidades y controles sobre quiénes dirigen las empresas y organismos estadales permite que con cierta facilidad sean quebradas y saqueadas sin que nadie sea castigado.
Aunque estas no son todas las variables que aplican, también hay que observar a quienes desde lo público se empeñan en prestar un servicio de calidad para sus usuarios, pese a las debilidades y carencias en las que se encuentren.
Cómo ejemplo del buen desempeño público se encuentra el servicio de emergencias VEN911, un esquema de atención primaria yque funciona con efectividad a pesar de las deficiencias materiales y de equipos.
El buen trato desde la llamada hasta el momento de la atención demuestra que sí existen personas comprometidas realmente con su trabajo y que entienden lo que los otros requieren de ellos.
La empatía acompaña al respeto que brindan. El trato humano es bandera en la asistencia de calidad. Le faltarán unidades, habrán cauchos espichados y falta de aire acondicionado y sin embargo estos profesionales batallan con las emergencias como si todo estuviese perfecto. Es amor por lo que hacen, respeto por el usuario y mística que acompaña la vocación de servicio.
En esta línea recurrí a varios centros de salud en Margarita de manera presencial y escuché las opiniones de conocidos, amigos y familiares en otros lugares del país. Las conclusiones son similares: son más los médicos y enfermeras que tratan humanamente a los pacientes que los que no lo hacen. El servicio lo abandera el trato humano porque en recursos están raspados.
El personal de hospitales y ambulatorios tiene miedo de dar informes para compra de medicamentos y enseres para no ser detenidos, pero la realidad es que no hay o hay muy poco. Entonces la revisión debe darse hacia los directores de los centros de salud y autoridades del ministerio, porque si hay insumos los tienen escondidos y si no hay los voceros no están siendo claros con los pacientes.
Algo malo pasa. O le mienten al Presidente porque no hay nada y lo ponen a decir que sí hay cuando es falso, o le mienten a los pacientes al decirles que no hay insumos y medicinas cuando si tienen pero los tienen escondidos o para uso de unos pocos.
Lo mejor es llevar estadísticas de hechos y patologías para surtir eficientemente los centros de salud.
Pero sobre esta realidad hay mucha mística y humanidad. Gente con ganas de salvar vidas, de ayudar a mejorar la salud, de curar a los enfermos.
No todo está perdido. Hay un inmenso potencial en nuestros trabajadores de los servicios de emergencia y salud. Médicos, enfermeras, bomberos y paramédicos son muestra inequívoca del compromiso bien asumido por los servidores de la salud.
Falta darles lo que necesitan de manera integral para que estén bien y puedan trabajar mejor.
Antes de valorar mal el desempeño de quienes trabajan en el aparato público, principalmente en salud y emergencias, debe observarse las condiciones en las que laboran para entender su realidad.
Respetemos. Reconozcamos lo bueno y hagamos crítica a lo deficiente pero con propuestas. El buen desempeño de los servicios de emergencia y salud también depende de nosotros.
Observa, analiza y respeta.
Leonardo Zurita
Comunicador Social UCV
@leozuritav
leozurita.ve@gmail.com
No importa el nivel socioacademico ni la ascendencia sobre el tema, opinar es libre y gratis. Un derecho constitucional manoseado obscenamente en ocasiones para convalidar el ego o las más oscuras intenciones.
En el afán de ejercer el derecho a opinar pocos conocen completo el artículo 57 de la Constitución que como detalle establece: “quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado”.
Con la opinión se debe ser cuidadosos, ya que las generalizaciones terminan incluyendo a muchos en un saco que debe ser para pocos. Cómo ejemplo está el hablar mal de lo público. Históricamente el control del Estado supone una merma en la calidad y aunque existen muchos elementos que así lo demuestran, la generalización es de injusta aplicación.
La tesis que sostiene que lo controlado por el Estado es deficiente cobró fuerza por el impulso de los privatizadores de oficio para echar mano de empresas rentables llevadas a la quiebra para venderlas a precios de rebaja.
Por otro lado la falta de sanciones, responsabilidades y controles sobre quiénes dirigen las empresas y organismos estadales permite que con cierta facilidad sean quebradas y saqueadas sin que nadie sea castigado.
Aunque estas no son todas las variables que aplican, también hay que observar a quienes desde lo público se empeñan en prestar un servicio de calidad para sus usuarios, pese a las debilidades y carencias en las que se encuentren.
Cómo ejemplo del buen desempeño público se encuentra el servicio de emergencias VEN911, un esquema de atención primaria yque funciona con efectividad a pesar de las deficiencias materiales y de equipos.
El buen trato desde la llamada hasta el momento de la atención demuestra que sí existen personas comprometidas realmente con su trabajo y que entienden lo que los otros requieren de ellos.
La empatía acompaña al respeto que brindan. El trato humano es bandera en la asistencia de calidad. Le faltarán unidades, habrán cauchos espichados y falta de aire acondicionado y sin embargo estos profesionales batallan con las emergencias como si todo estuviese perfecto. Es amor por lo que hacen, respeto por el usuario y mística que acompaña la vocación de servicio.
En esta línea recurrí a varios centros de salud en Margarita de manera presencial y escuché las opiniones de conocidos, amigos y familiares en otros lugares del país. Las conclusiones son similares: son más los médicos y enfermeras que tratan humanamente a los pacientes que los que no lo hacen. El servicio lo abandera el trato humano porque en recursos están raspados.
El personal de hospitales y ambulatorios tiene miedo de dar informes para compra de medicamentos y enseres para no ser detenidos, pero la realidad es que no hay o hay muy poco. Entonces la revisión debe darse hacia los directores de los centros de salud y autoridades del ministerio, porque si hay insumos los tienen escondidos y si no hay los voceros no están siendo claros con los pacientes.
Algo malo pasa. O le mienten al Presidente porque no hay nada y lo ponen a decir que sí hay cuando es falso, o le mienten a los pacientes al decirles que no hay insumos y medicinas cuando si tienen pero los tienen escondidos o para uso de unos pocos.
Lo mejor es llevar estadísticas de hechos y patologías para surtir eficientemente los centros de salud.
Pero sobre esta realidad hay mucha mística y humanidad. Gente con ganas de salvar vidas, de ayudar a mejorar la salud, de curar a los enfermos.
No todo está perdido. Hay un inmenso potencial en nuestros trabajadores de los servicios de emergencia y salud. Médicos, enfermeras, bomberos y paramédicos son muestra inequívoca del compromiso bien asumido por los servidores de la salud.
Falta darles lo que necesitan de manera integral para que estén bien y puedan trabajar mejor.
Antes de valorar mal el desempeño de quienes trabajan en el aparato público, principalmente en salud y emergencias, debe observarse las condiciones en las que laboran para entender su realidad.
Respetemos. Reconozcamos lo bueno y hagamos crítica a lo deficiente pero con propuestas. El buen desempeño de los servicios de emergencia y salud también depende de nosotros.
Observa, analiza y respeta.
Leonardo Zurita
Comunicador Social UCV
@leozuritav
leozurita.ve@gmail.com
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